Terror
Terror (Pexels).

Sin dudarlo, el miedo y la incertidumbre no son las mejores sensaciones en la vida real, pero hay quienes disfrutan de ver películas que generan estos sentimientos tan incómodos. Para muchas personas, las mejores películas de terror son hipnóticas, son fascinantes y no hay nada mejor que zambullirse en el sofá a mirarlas “con el corazón en la boca” constantemente.

Estas sensaciones asociadas al miedo no están ligadas al placer, al contrario: el miedo es la respuesta fisiológica ante la posibilidad de ver nuestra vida amenazada por algún peligro externo, es por eso que naturalmente aprendemos a evitar esta respuesta. Sin embargo, hay gente que invierte tiempo y dinero en exponerse a estas situaciones que le producen terror. Te contamos por qué.

Muchos pueden pensar que a estas personas les gusta sufrir, o tienen una falta de empatía, o son sádicas. Sin embargo, existen teorías de la mano de la psicología que explican el gusto por las películas de terror que van más allá de estos pensamientos enroscados.

Para dar una respuesta, podemos hablar de las teorías de Zillman, que explican la razón de por qué nos atraen los personajes dramáticos. Si alguna vez has pensado en cómo podemos disfrutar de ver películas que exponen el sufrimiento de otra persona, esta teoría despertará tu curiosidad.

Empatía: personajes “buenos” y “malos”

Todas las narraciones ficticias incluyen personajes en una trama. El objetivo de los guionistas de las películas es crear un argumento que despierte la curiosidad en el espectador y, por otro lado, que el espectador pueda ponerse en el lugar de los personajes, pueda vivir la experiencia y aventuras en primera persona. Entonces, el proceso psicológico de la empatía.

En toda historia surgen protagonistas y antagonistas, y los espectadores empatizamos de distintas maneras con unos y con otros. El contexto de los hechos que envuelven al protagonista es muy poco deseable para nosotros, porque a nadie le gustaría estar viviendo lo que viven los personajes en una película de terror.

Esta teoría explica que durante las primeras escenas, al ver a los personajes hacemos valoraciones morales rápidas: una caracterización, quién es el bueno y quién es el malo de la historia. Así, organizamos las expectativas de lo que sucederá al final. Tenemos bien en claro que a los personajes valorados como buenos, comenzarán a sucederles cosas negativas, desgracias, así generamos compasión hacia ellos desde la empatía y la identificación. Nos convertimos en “observadores morales” que a lo largo de la película valoramos si los hechos que suceden son buenos o malos y si le pasan a las personas buenas o a las malas. Creamos una disposición afectiva hacia los personajes.

Cuando desarrollamos esta disposición afectiva hacia algún personaje, deseamos que le ocurran cosas buenas, y tememos que puedan pasarle cosas malas. Pero si la disposición afectiva generada es negativa, se espera que el personaje sufra sus consecuencias, esperamos “justicia”.

La atracción que sentimos hacia las películas de terror se dan por su resolución: mientras transcurren las escenas generamos expectativas. Tratamos de pensar que es lo justo para cada personaje, y al resolverse nos genera placer. El final de estas películas logra aplacar la angustia que generan estas expectativas, al cumplirse lo que esperábamos.

A muchas personas les genera placer mirar películas de terror, ya sabes por qué, ¿te sientes identificado?

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