Los que no perdonan, de Charlotte Cory: sátira y humor negro en la época victorianaEdiciones Nevsky cuenta con un catálogo de grandes autoras entre las que se encuentran: Anna Starobinets, Karin Tidbeck, Lisa Tuttle o Nina Allan. Bien pues con “Los que no perdonan” (Nevsky, Fábulas de Albión 2016) con traducción de Marian y James Womack y diseño de portada de Zuri Negrín sobre un cuadro de la propia Charlotte Cory, nos presentan una nueva autora que merece su propio lugar entre las mencionadas con anterioridad.

Los que no perdonan” es una novela ambientada en el periodo victoriano, ya sabéis el que cubre el longevo reinado de la monarca Victoria de Inglaterra, que comprende los dos tercios finales del siglo diecinueve. En esta historia Charlotte Cory nos cuenta sobre Edward Glass, un reputado arquitecto londinense, cuya esposa Sarah acaba de fallecer, dejando a sus tres hijas Stacia, Milla y Helen sin nadie que se ocupe de ellas, pues el cuidado de los niños era un asunto femenino del que Edward no quiere saber nada. Entonces, Edward decide tomar una nueva esposa, la joven viuda Carthcart, para no tener que ocuparse de las niñas ni de los asuntos de la casa, porque lo único que le interesa es construir un magnífico edificio que sea su obra maestra y con el que ser recordado en la posteridad. Elizabeth, la nueva señora Glass, es una joven viuda de origen humilde que no se cree su suerte, va a vivir en una gran casa en el centro de Londres, va a contar con una asignación de dinero semanal para gastar a su antojo y está casada con uno de los arquitectos más prestigiosos del reino. Sin embargo, la realidad será bastante diferente para la joven Elizabeth.

Esta es la premisa de partida de “Los que no perdonan” con nuevos personajes que vamos conociendo poco a poco, como la señora Curzon, la ama de llaves de los Glass, una persona de carácter mezquino que aprovecha cualquier momento para echar en cara favores prometidos en el pasado, rencorosa y religiosa hasta la saciedad. O las tres hijas de Edward Glass, Stacia, la mayor, la que más cercana se encuentra a los usos y costumbres de la alta sociedad victoriana; Milla, la más imaginativa e inquieta, aunque resulta curioso como otros personajes la tachan de testaruda sin apenas conocerla, sobre ella está centrada la parte final del relato; por último, Helen que es la que más discreta y callada, de la misma manera que la autora hace que pase desapercibida por la historia.

Es un reparto muy coral, hay muchísimos personajes, unos más trascendentes que otros, o más implicados con las tramas principales, pero todos ellos resultan importantes y nos cuentan sus motivaciones, sus porqués y su situación. Por ejemplo, uno de los más curiosos es el profesor de piano de las niñas, que se ha quedado sordo, y por miedo a perder el dinero de las clases, finge que sigue escuchando de forma normal. O el asistente personal de Edward Glass, Philip Eames, una especie de dedicado y eficiente secretario de Industrias Glass, pero que en secreto alberga otros planes. O el querido William, el hermano mayor de las tres niñas Glass, que ha emigrado a América, idealizado en todo momento por ellas y que nunca aparece en escena, pero del que se habla en numerosas ocasiones.

Una cosa que me ha resultado muy curiosa de la novela es la poca caracterización de los personajes, apenas existe descripción física, más que un matiz, o un rasgo o el color del pelo. En general, conoces cómo son los personajes por lo que nos cuentan de ellos otros personajes, cosa que luego se comprueba o se rebate cuando vemos de verdad su comportamiento. El elenco de “Los que no perdonan” suele tener una idea equivocada de cuál es el temperamento de los otros, y sus interacciones se basan en estos equívocos y malentendidos, dando lugar a problemas, dificultades y muchas situaciones de enredo y de comedia. Además todos ellos guardan secretos que quieren seguir manteniendo ocultos. Al final, el mundo se divide entre los que son capaces de perdonar, ser felices y estar a gusto con sus vidas; y aquellos que no perdonan, como reza el título del libro, que se enrocan y no son capaces de dejar pasar  las cosas y centrarse en su propia felicidad, igual que las personas que se empeñaban en calificar a la joven Milla Glass de testaruda.

Los que no perdonan, de Charlotte Cory: sátira y humor negro en la época victoriana

En la historia, unas tramas se van concatenando con otras, como si se tratara de los engranajes de una máquina, un personaje ya conocido nos descubre a otro que no y la autora aprovecha para relacionarlo con otro más, y así sucesivamente.

Los que no perdonan” es una novela victoriana al estilo de los clásicos de los que bebe como las hermanas Brontë, Jane Austen o Charles Dickens. Está repleta de humor negro y sátira hacia esa sociedad victoriana tan rígida y que vivía de las apariencias, encorsetada en unas normas sociales que siempre debían observarse para ascender y progresar socialmente. Uno de los mayores méritos que crítica la autora son conocer o estar emparentado con la familia Real, ganar medallas de reconocimiento ante los iguales, el egoísmo, el miedo a fracasar en la sociedad y ese grandilocuente propósito de trascender, como Edward Glass, que es un arrogante, egocéntrico, que solo parecer querer a su propia imagen.

Los que no perdonan” resulta una novela muy entretenida, no es una historia de humor, pero sí que cuenta con sus momentos divertidos y la autora consigue que te enganches a las historias de sus personajes y esas tramas que va tejiendo entre ellos. Como único punto negativo, o quizá no tan bueno, es que en la parte final del libro hay un par de saltos temporales bastante bruscos, en especial el primero. En cualquier caso, no desmerecen en absoluto la calidad del libro. Una historia perfecta de esta nueva autora que nos presenta Nevsky en nuestro país, que os recomiendo para que os llevéis en vuestras vacaciones, la vais a disfrutar.

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