Libros para los niños que siempre seremos: La historia interminable, de Michael EndeHace años, cuando comencé este ciclo de reseñas sobre libros escritos en principio para niños, libros en realidad imprescindibles para todas las edades, tenía en mente unos cuantos títulos que debían aparecer en cuanto tuviese oportunidad para ello. Llegaron en su día “El principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, “Platero y yo”, de Juan Ramón Jiménez, “Historias de cronopios y de  famas”, de Julio Cortázar, y, finalmente, “Mi planta de naranja lima”, de José Mauro de Vasconcelos. Todos los elegidos son obras maestras de la literatura universal y, además, demuestran perfectamente como la llamada “literatura infantil”, y también la “literatura juvenil”, escapa en múltiples ocasiones de los estrechos límites que nos gusta imponer a la literatura, el arte o, en general, a todas las facetas de la vida. En la escueta lista de títulos que pude elaborar en su momento faltan muchos más que señeros y, ahora que los hados me permiten regresar a esta mi casa literaria, pretendo retomar el proyecto donde lo dejé con un título de esos grandes, de esos que aparecen en todas las listas de “recomendables”, de esos que ninguna persona debería olvidar a lo largo de su vida.

Así pues, retomemos las buenas costumbres y, como nos recomendaba el autor que hoy comento, ocultémonos calentitos debajo de las sábanas y, a la luz de un buen e-book o con el dúo linterna-libro que el escritor nos proponía, descubramos otra vez el inmenso, inabarcable y extraordinario mundo de Fantasia (sin tilde, porque es la traducción de una palabra alemana inventada), donde nos veremos tal y como somos, donde, si seguimos los consejos de quien nos quiere, creceremos como personas, para al fin ser, nada más y nada menos, nosotros mismos. Es la herencia de un gran libro y un gran autor; es el legado de “La historia interminable”.

La historia interminable”, escrita por Michael Ende y publicada en Alemania en 1979, es uno de esos libros de éxito que ha sido reeditado de forma habitual desde el momento de su aparición. Un libro del que se ha dicho casi todo, que se ha analizado desde su aparición desde los más diversos puntos de vista: estudiando sus influencias literarias, el origen de su ideas “filosóficas”, la gestación de sus páginas, los dibujos de sus letras iniciales, la simbología de sus personajes, de las acciones, el color de su grafía, etc., etc, etc. En este sentido poco podemos aportar nosotros pero, puesto que es necesario para hacerse una idea de la obra, no sea que alguien a estas alturas aún no se la haya leído, haremos resumen de lo que consideramos indispensable para avanzar en nuestro análisis, sin asesinar demasiado el argumento. Vamos a empezar siendo serios, esperando que los señores grises, protagonistas miserables de otra obra imprescindible de Ende, “Momo”, no acaben por dominarnos en exceso, que a nosotros lo que nos gusta es desmelenarnos y dar nuestras propias ideas, que para eso estamos aquí.

En primer lugar habría que hablar de cómo se creo la novela que, al parecer, surgió de una idea apuntada en un trocito de papel: “Un niño toma un libro, se encuentra literalmente dentro de la historia y tiene problemas para salir”. Me recuerda lo de Tolkien y “El hobbit” con su origen en una simple frase: “En un agujero en el suelo, vivía un hobbit”. Con esa sencilla premisa, Ende prometió a su editor, a comienzos de 1977, que la obra estaría acabada antes de la Navidad de aquel año. Sin embargo, a finales de 1978 la novela aún no estaba acabada. El problema surgió por el simple hecho de que Ende tenía claro como se desenvolvería el relato dentro de Fantasia pero no sabía como hacer que su protagonista pudiese salir de allí. El desarrollo de esa solución hizo que la obra creciese y creciese. Además, Ende empezó a realizar peticiones “especiales” a sus editores. El libro requería de un diseño especial: un volumen encuadernado en cuero con incrustaciones de madreperla y completada con cierres de latón. Estas peticiones, finalmente, se tradujeron en la edición a dos colores que conocemos hoy en día, con las letras capitales de cada capítulo que siguen el abecedario (en castellano falta la “ñ”) y realizadas de forma artística por la ilustradora Roswitha Quadflieg. Mucho se ha comentado sobre si estas ilustraciones hacen justicia a la historia pero creo que su simplicidad casa bien con un texto que pretende atraer tanto a niños como a mayores y algunas son hermosas, como la dedicada a doña Aiuola. Y, además, en la portada encontramos la figura del AURYN, las dos serpientes entrelazadas símbolo de la Emperatriz Infantil que nos remiten a representaciones mitológicas clásicas de la eternidad o el eterno retorno.

Libros para los niños que siempre seremos: La historia interminable, de Michael Ende Si se quiere comprender el libro se debe entender entero, completo, en un viaje que se renueva, de forma interminable, cada vez que se acaba, cada vez que se reinicia, página a página. Libros para los niños que siempre seremos: La historia interminable, de Michael Ende

Argumentalmente, el libro está dividido en dos partes, diferenciadas por el ritmo y la grafía de color, pero que, temáticamente, están unidas de forma inextricable, siendo la segunda reflejo y consecuencia de la primera. La primera parte transcurre entre el mundo fantástico del que habla el libro llamado “La historia interminable”, el reino de Fantasia, cuyo relato está descrito en letra verde, y el mundo real, cuya grafía es roja. En esa división de colores se aprecia ya la valoración de ambos mundos que desprende la novela. La segunda parte solo tiene tinta verde pues transcurre íntegramente en Fantasia.

En el libro hay dos protagonistas claros: el primero, nativo de Fantasia,  es un joven guerrero llamado Atreyu, cazador de las praderas de piel verde, a quien la Emperatriz Infantil, soberana de ese mundo, elige para que lleve a cabo una búsqueda  que le procure una cura a la enfermedad que padece, a la que nadie sabe poner nombre, y que la está matando lentamente. El protagonista del mundo real es un niño llamado Bastián Baltasar Bux, quien lee “La historia interminable”, un libro que robó en la tienda del singular Kart Konrad Koreander. Con este libro, en cuya cubierta de cuero hay dos serpientes de distinto color entrelazadas, Bastián se esconde en el desván de su escuela y se dedica a su lectura. Así asiste como espectador a la búsqueda de Atreyu en medio de una Fantasia que desaparece víctima de la “Nada”, un vacío donde antes hubo vida. El desenlace de esta búsqueda da paso a una segunda parte de la historia que transcurre íntegramente en Fantasía con Bastián como protagonista creador y que no vamos a destripar para que quede algo de enigma para futuros lectores.

Diseccionado de una forma tan breve el libro no parece tan brillante como su fama da a entender pero eso es solo porque nos quedamos en la cubierta de un libro que hay que recorrer página a página, descubriendo toda la maravilla que encierra. Un libro que leemos mientras otro niño lo lee desde nuestras mismas páginas. Un ciclo que se renueva cada vez que se inicia la lectura.

Reconozcámoslo, nunca tendremos en nuestras manos un libro que justifique tanto la edición en papel. Es imprescindible recorrer la portada, con el AURYN en relieve, antes de de abrir la obra y ver las páginas preliminares con sus dibujos de unicornios y aves fantásticas en rojo y verde. Y pasar a descubrir esas páginas bicolores con sus adornos florales, sus letras iniciales, que acompañan a un texto único…Aunque leí por primera vez el libro en la edición clásica de Alfaguara, con el AURYN en la portada, la primera versión que compré era de bolsillo y me produjo un bajón terrible pues era por completo en blanco y negro…pero era lo único que entonces me podía costear. Luego si, me compre una edición limitada con Fújur en relieve en la portada que ahora mismo estoy ojeando mientras escribo y, aún así, todavía pienso en que debo comprarme una edición con AURYN en relieve, solo por el placer de comenzar la lectura como es debido, como Ende la concibió (al parecer habrá que esperar porque la actual edición de Alfaguara deja mucho que desear. Con lo buenos que eran estos chicos…)

Para entender del todo este libro habría que remitirse también a la magnífica entrevista concedida por su autor a Jean-Luis de Rambures que se público en el periódico EL PAÍS el 22 de abril de 1984. Michael Ende da en esa entrevista las claves no solo de “La historia interminable” sino de toda su obra, creaciones que critican el mundo capitalista en que vivimos, dominado por la ambición y el dinero, generando una crítica desde la representación utópica de nuestro mundo. En “La historia interminable” Ende reivindica la riqueza del mundo interior de los seres humanos subordinado en esta sociedad a la ley del beneficio, ley dispuesta a acabar con toda la belleza del mundo. Para volver a la armonía de la vida Ende nos propone un método clásico (el autor cita a Dante y la “Divina comedia”): renegar de la realidad que nos somete y degrada y pasar por lo fantástico. Así Bastián, el protagonista del libro, abandona el mundo real donde nada tiene un verdadero sentido para penetrar en otro fantástico donde todo está cargado de significado.

Libros para los niños que siempre seremos: La historia interminable, de Michael Ende

Sin embargo no hay que olvidar jamás que lo real y lo fantástico son las dos caras de un todo que es la vida y que se debe aspirar a un equilibrio entre ambas pues si la realidad carente de fantasía se convierte en un infierno sin belleza, la fantasía carente de realidad pierde todo su sentido. Por todo esto, los viajes de búsqueda que se realizan en el libro, primero de Atreyu y después de Bastián, tienen también un sentido profundo: el viaje de Atreyu es hacía las fronteras de Fantasia, hacia la realidad donde se encuentra Bastián, mientras que el viaje de Bastián en Fantasía será un viaje interior, hacía la búsqueda de su propio ser. En cuanto a porqué Ende eligió unos protagonistas infantiles y una historia a priori también infantil cito textualmente:

Hoy día todo el mundo encuentra normal que los escritores penetren en el mundo de las cárceles, en los manicomios o en las minas de carbón. ¿Acaso hay que considerar aparte a los que escriben para el público infantil? Creo que los supuestos adultos no son tan maduros como para percibir que un cuento para niños es también para ellos. Las culturas nacionales han dejado de tener sentido. Hay que encontrar otros vínculos que unan a los hombres, y el mundo de los niños constituye precisamente una nueva comunidad.

No es extraño que Ende justifique su recurso al mundo infantil, al mundo de los cuentos, como medio de enseñanza de la humanidad cuando Tolkien pocos años antes había realizado el mismo análisis. Precisamente Tolkien fue uno de los referentes que la crítica mundial tuvo a la hora de analizar “La historia interminable” y del que Ende tampoco renegó aunque minimizó su influencia. Por otra parte, el autor si que reconocía otras inspiraciones culturales más profundas como la “Odisea”, “Las mil y una noches”, la “Divina Comedia” de Dante, las obras de Rabelais, las de Lewis Carrol, o la obra gráfica de pintores como El Bosco, Goya o Dali (no hay que olvidar que Ende era hijo de un pintor surrealista y si se analizan muchas de sus descripciones fantásticas se ve la influencia paterna).

Libros para los niños que siempre seremos: La historia interminable, de Michael Ende

Aún se podrían buscar influencias filosóficas como Novalis, romántico alemán del siglo XVIII, cuyo idealismo el propio Ende ve reflejado en la obra, e incluso Nietzsche, al que algunos críticos han visto en el triunfo de la voluntad de sus protagonistas aunque yo disiento bastante de esta última influencia pues ninguno de los protagonistas logra un triunfo completo por sus propios medios sino que siempre media la amistad y el apoyo de los demás en sus mayores logros.

Habría, además, que hablar de la simbología de los elementos que aparecen en el libro, tantos que es imposible recoger siquiera una pequeña parte en este artículo: el Viejo de la Montaña Errante, doña Aiuola, los Ayayai, la vieja Morla, la misma “Nada”…Tantas y tantas. Hablar también del principio de simetría y de armonía, ya recogido antes, que domina toda la novela, desde la misma concepción del AURYN (lo siento, pero yo lo pongo siempre en mayúsculas) hasta la división de la novela en dos partes que se reflejan una en la otra. Si en la primera se inicia un viaje hacia el exterior de Fantasia y de los personajes, como ya hemos dicho, en la segunda se viaja hacia el interior de ambos; si en la primera se destruye Fantasia en la segunda se recrea; si en la primera Bastían es el salvador en la segunda es Atreyu, el amigo entregado, quien salva; etc.

Podríamos seguir con el análisis de la obra pues, como se ve, se podría realizar una tesis de varios cientos de páginas solo con su estudio. Y, sin embargo, ello no serviría para acercarnos del todo a la verdadera maravilla del libro.

Esa maravilla está en los pasajes de los que nos enamoramos aquellos que llegamos a este libro de niños. En mi caso tenía ya diecisiete años cuando lo leí por primera vez pero, háganme caso, eso no importa. Este libro se lee, de verdad, únicamente siendo niño. Tal cual. Porque todos somos niños al seguir a Bastián en el desván polvoriento mientras se desgrana ante sus ojos, que también son los nuestros, las historias de Fantasia. Pues, ¿cómo negarle a Ende toda la verdad de sus palabras? ¿Cómo rechazar que las pasiones humanas son un misterio? ¿Qué hemos llorado lágrimas amargas porque una historia maravillosa acababa y teníamos que decir adiós a seres imaginarios que queríamos y amábamos más que nuestra propia realidad? Que la vida parecía vacía y sin sentido sin ellos…

Yo también hubiese robado ese libro tan hermoso. Todos los que leen sus palabras han pensado en algún momento en robarle. ¡Y salir zingando por patas! Pues, ¿quién prefiere los libros, malhumorados y avinagrados, donde se cuentan cosas corrientes de gente corriente? “De eso había ya bastante en la realidad y, ¿por qué había que leer además sobre ello?”. Esos libros solo quieren convencernos de algo que no tenemos interés en conocer. Son preferibles los libros apasionantes, o divertidos, o que hacen soñar… Libros donde puedes imaginártelo todo. TODO. Libros donde la regla única se resume en la frase: “Haz lo que quieras”. El único pago que debemos dar a cambio es reconocer que esos libros no son ajenos a nuestra realidad. Que la imaginación que depositamos en ellos no desaparece al enfrentarnos a lo que nos rodea. Forma parte de nosotros, siempre. Solo así podremos llevar el Agua de la Vida a las personas que amamos y que han olvidado lo que significa de verdad vivir.

En nosotros está el cambio y la esperanza.

Ese es el poder de la imaginación. El poder de “La historia interminable”.
Y las discusiones que he leído en internet sobre que la primera parte es maravillosa pero la segunda es más peñazo me demuestran que hay muchos que no entienden siquiera el mensaje de la cubierta del libro, que solo captan la aventura sobre el AURYN y la Emperatriz, una búsqueda de un algo concreto y finito que ven tan simple que no su certeza no llega a infantil sino que se convierte en infantiloide. Si se quiere comprender el libro se debe entender entero, completo, en un viaje que se renueva, de forma interminable, cada vez que se acaba, cada vez que se reinicia, página a página.

No es de extrañar que Ende abominase de la interpretación incompleta y errónea que hizo el cine de su novela, cortando de forma tajante la segunda parte en la exitosa película que hizo Woflgand Petersen en 1984 (por no hablar de las dos secuelas. ¡Mamá, miedito!). Sin su reflejo simétrico la historia se queda coja, solo es la aventurilla de un niño que huye de la realidad. Y la realidad es algo más, es la recompensa, que podemos y debemos recrear con belleza y consciencia, y que aguarda a quien regresa de Fantasia con el Agua de la Vida.

Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

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Eidian
Recuerdo que escribí mi primera poesía recién operada de apendicitis. Desde entonces odio los hospitales y adoro la escritura. Hasta hoy han pasado dos carreras (historia del arte y náutica, ahí es nada), estudios varios, música coral, trabajos mileuristas, cuentos publicados y postales acumuladas (si, eso colecciono) y he regresado hace poco a esta página donde comencé a escribir críticas literarias. Cosas malas, buenas y superiores. La vida misma.

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