Hace unos años, la llegada del PC y sus plataformas de ventas digitales a la mayoría de la gente hizo que los géneros y las maneras de contar las historias evolucionaran. En el transcurso de la anterior generación muchas de las narrativas de los videojuegos se empezaron a relatar enfocándose mucho más en lo que querían decir que en el propio complemento jugable a la narrativa. De esa tendencia nacieron los conocidos como “Walking simulators”, pero antes de ellos ya había empresas como Quantic Dream que, junto a su diseñador jefe, David Cage, emprendieron un nuevo camino en la forma de contar historias en los videojuegos. Con Heavy Rain demostraron que se podían simplificar las mecánicas jugables a lo más básico para hacer al jugador estar realmente pendiente de la historia y que mediante meras decisiones en situaciones puntuales se podía conseguir una inmersión en la narrativa nunca antes alcanzada. A partir de este, hemos tenido muchísimas propuestas, desde juegos que son prácticamente contemplativos hasta algunos que aúnan mecánicas y narrativa a partes iguales.

De los creadores de Until Dawn, el juego de terror que ya nos sorprendió hace unos años, nos llega ahora Intenciones Ocultas. Muy en la línea de lo que se ha comentado, Until Dawn ya nos presentaba una propuesta jugable bastante limitada, centrada en la observación del entorno, la toma de decisiones en conversaciones y algún que otro Quick Time Event donde reaccionar. Supermassive, su desarrolladora, ya dejó claro con sus gráficos fotorealistas y su gran variedad de posibilidades en las escenas y finales que sabían lo que hacían, y ahora nos traen esta nueva propuesta enfocada al juego en compañía.

En Intenciones Ocultas nos ponemos a manos de Becky Marney y Felicity Graves. Marney es una policía del distrito 3 de una típica ciudad americana (sin nombre) mientras que Graves es una fiscal. Al inicio se nos sitúa a los mandos de Marney, quien acompañada por otro policía, intentan atrapar al conocido como “El trampero asesino”, un delincuente que secuestra a víctimas y deja trampas en los lugares del crimen para que los policías que vengan a, supuestamente, rescatarlas, caigan en ellas y así mueran también. Es a Felicity Graves a quien le tocará acusarle y, entre ellas dos y las repercusiones de las decisiones que tomemos se irá desarrollando la historia.

No son muchos los personajes secundarios, pero sí que son importantes y cada una de las conversaciones tendrán repercusión en futuros diálogos, reacciones o personajes. La variedad entre partidas, cuando tomamos un camino u otro, es bastante grande, y aunque algunas de las escenas se parecen, la consecuencia de tomar una decisión puntual con algún personaje hace que el resto sean conscientes de ello y lo tengan en cuenta, además de en las situaciones futuras, en cualquier diálogo que tengan de ahí en adelante.

Pero si algo es destacable en Intenciones Ocultas es la manera en la que se juega. Supermassive Games ha optado en este juego por el Playlink, un sistema que ha sacado recientemente Playstation con el cual podemos conectar nuestro Smartphone a la consola mediante la red wifi y así interactuar con ella. En este caso, nuestro teléfono móvil servirá para hacer las veces de libreta de notas, diario de progreso y control del juego. Además, el punto fuerte es que podremos jugar hasta un máximo de 6 personas. Esto es la piedra angular de la experiencia, ya que las decisiones se tomarán entre todos. En cualquier momento podremos pausar la partida para mirar el diario, donde se nos escribirá minuciosamente cada escena, personaje y el desarrollo de todo ello.

En el juego habrán varias acciones que podremos tomar, pero serán muy limitadas. Tenemos, dependiendo la ocasión, que elegir entre 2 o 3 opciones, hacer un quick time event antes de que acabe el tiempo o buscar pistas también en un tiempo límite. No hay mucha variedad, pero no es ahí donde reside la diversión del título. En las conversaciones se nos dará a elegir a todos los jugadores, y habrá en unas en las que la decisión más votada será la que tome el personaje, y otras en las que tendremos que ponernos todos de acuerdo. Esto hace que, además de sólo mirar a la pantalla, tengamos que hablar entre los jugadores para exponer nuestras teorías e intentar convencer a los demás de que nuestra opción es mejor. O quizás no haya que elegir, porque también existe, al más puro estilo de juego de mesa, una opción de que nadie más pueda tomar decisión en una elección. Esto se hace con unas cartas de control que, al gastarlas, sólo el jugador que la use decidirá por todos. Estas son finitas y se consiguen llevando a cabo búsquedas satisfactorias de pistas en las fases de investigación o siendo quienes lleguen al punto que hay que alcanzar en los quick time events.

El juego cuenta con dos modos. El modo historia es el más pausado de todos, y se nos irán presentando las escenas tal cual están previstas. De vez en cuando se nos hará una pregunta a los jugadores para que entre todos determinemos cuál es la persona más adecuada para determinadas situaciones. Por ejemplo, se nos preguntará qué jugador es el más cabezón, el más valiente y cosas por el estilo. Esto determinará quién tomará decisiones importantes en solitario. Pero en el otro modo, el competitivo, no existirán estas decisiones entre jugadores de quién es el indicado para determinada situación, sino que todos votarán a la vez en las decisiones, sólo que con un pequeño matiz. Cada poco tiempo, en cada escena, tendremos a un jugador que obtendrá una carta de objetivo. Si al finalizar la escena, entre los jugadores y sus decisiones, este objetivo se cumple, el jugador con la carta obtendrá puntos. Si no lo hace, no los conseguirá, y el resto de jugadores que hayan adivinado quién era el que tenía la carta obtendrán algunos puntos también. Es en este modo, el competitivo, cuando más importantes se vuelven las cartas de control. Las decisiones importantes se pueden elegir por una persona cuando las usa, e incluso cuando un jugador usa una, otro puede usar la suya para anular la anterior, con lo que se le pueden ver las intenciones y así anularlas. Al final de la partida quedará como victorioso el jugador que más puntos haya obtenido.

Aunque en el modo competitivo los objetivos y las tomas de decisiones se hacen muy divertidas (cuantos más jugadores, más risas), los cortes en el juego para que el narrador nos avise de que viene un punto donde uno obtendrá el objetivo, o para hacernos preguntas a modo “tutorial” para avisarnos de cosas previamente avisadas, hacen que nos olvidemos de qué estamos votando o que corte el hilo y la fluidez de la conversación.

En general, el apartado gráfico está muy conseguido. Como ya vimos en Until Dawn y volvemos a ver aquí, en Intenciones Ocultas se opta por el fotorrealismo. Las caras y animaciones están muy bien conseguidas, siendo casi calcadas a las de los actores originales de las que se han obtenido. Los detalles como los poros, el sudor y pequeñas reacciones musculares de los rostros dotan de un realismo a las escenas que las hacen muy realistas. Además, estas se ven ayudadas de los geniales efectos de sonido, la banda sonora que acompaña en muchas de ellas y un doblaje al castellano muy bueno. La sincronización de labios está muy bien conseguida, algo casi fundamental en un juego en el que lo que más vamos a hacer es ver a personajes hablando. Aunque es cierto que en algunas de las escenas de algunos finales se solapan voces y dejan de sonar en algún diálogo cuando deberían hacerlo, son casos muy aislados.

Quizás donde más palidece Intenciones ocultas es en la duración y rejugabilidad. No porque sea poco rejugable, sino todo lo contrario. El juego premia una segunda vuelta y todas las que tengan que venir detrás para conseguir el final que deseemos. Pero aunque en unas entre 2 y 3 horas podamos acabarlo, no hay puntos de restauración entre escenas y siempre tenemos el autoguardado. Esto es entendible en una primera e incluso hasta en una segunda pasada, pero más allá de eso tiene una labor, como mínimo, dudosa. Al no poder reestablecer las partidas desde un punto que queramos, ni podamos saltar las escenas sin diálogos, ni elegir avanzar hasta un punto importante, las partidas en las que queremos cambiar una decisión no muy temprana se hacen interminables. En los diálogos que no son de una relevancia importante (que suelen ser 2 o 3 en cada escena) las derivaciones entre elegir una u otra opción son muy poco determinantes, y casi siempre acaban de la misma manera. Además, hay muchas veces que el narrador interrumpe, ya no solo entre partida y partida sino en una fase avanzada del juego, con tutoriales y guías que son casi innecesarias a determinadas alturas del juego. Otro de los grandes problemas es la falta de concreción en algunas de las escenas, donde se dejan intuir cosas que, hasta mirarlo en el diario de juego en el smartphone, no entiendes. Esto podría ser justificable si se explicaran más adelante de una manera clara, que hay algunas que lo hacen, pero no dejarlo claro de manera visual o narrativa para dejar que el jugador, por su propio pie, investigue en el diario de juego, hace que la historia pueda entenderse menos para personas que no estén tan pendientes.

En general Intenciones Ocultas es una opción genial para el precio que tiene. Aunque quizás pueda resultar escaso para los jugadores menos completistas, es la excusa perfecta para juntar a unos cuantos amigos y pasar una noche juntos disfrutando de una historia genial. Además, los personajes tienen personalidades claramente definidas, con lo que empatizar con unos u otros es muy fácil, más aún cuando somos nosotros los que nos dedicamos a enfocar su manera de actuar de una u otra manera. Los que disfrutamos de buenas historias con claros cambios en función de nuestras decisiones, además, disfrutaremos de muchas horas de juego que, acompañados de gente en el salón de casa, se hacen muy disfrutables, pese a ser algunas de ellas algo pesadas por la repetición sin posibilidad de omitirla. Por 20€ es una opción más que recomendable, sobre todo en grupo. El sistema de control es muy intuitivo y, aunque la aplicación consume una cantidad de batería muy grande, las horas se hacen cortas jugando a Intenciones Ocultas. Un gran juego para estas épocas de encuentros y reencuentros.

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