Han pasado varios años desde que THQ y KAOS dieron forma a ese shooter en primera persona de calidad más que cuestionable, que nos proponía combatir en territorio estadounidense para expulsar a las tropas de Corea del Norte que se habían hecho con el control mundial.

En su momento, Homefront fue muy mal valorado por crítica y público debido a sus problemas con la IA, sus numerosos bugs durante la campaña y por una historia que no terminaba de despegar en ningún momento tras su más que interesante comienzo. Desde ese momento, ha dado tiempo a que THQ quebrara y a que Crytek se hiciera con los derechos de la saga en la subasta que sucedió al cierre de la distribuidora. La compra de Crytek hacía presagiar que la marca Homefront estaría en boca de todos cuando anunciaran una secuela pero, aunque el estudio comenzó a trabajar en la secuela, ciertos problemas en el desarrollo provocaron que Crytek UK desapareciera por completo para volver a formarse bajo el nombre de Dambuster Studios.

Homefront: The Revolution

Ahora, tras un desarrollo lleno de problemas, Homefront: The Revolution llega a Xbox One, PlayStation 4 y PC para intentar acallar todas las críticas que hay alrededor de la marca. Sin embargo, pese a que el juego es muy superior a la precuela, sigue teniendo problemas jugables bastante graves que afectan a la experiencia de juego desde el primer momento.

A nivel argumental, la obra de Dambuster nos traslada a un futuro cercano en el que Corea del Norte decidió vender armas a todas las potencias mundiales y, cuando todos confiaban en su amplia capacidad militar, el gigante coreano desactivó todas las armas con solo pulsar un botón. En ese momento las tropas de Corea del Norte tomaron las principales capitales de todo el mundo y comenzaron a extender su dominio tanto en Oriente como en Occidente. Con ese panorama, el juego nos pone en la piel de Bradley, un revolucionario cuyo único objetivo es liberar Filadelfia de las fuerzas invasoras.

Como en otros juegos de este estilo, la historia se nos narrará mediante los diálogos y conversaciones que tendrán nuestros aliados y principales enemigos. Sin embargo, en ciertos momentos sentiremos que estamos totalmente fuera de la historia, ya que nuestro protagonista no dirá una sola frase en toda la aventura, quedando relegado a cumplir órdenes constantemente que nos llevarán de un lugar a otro mientras eliminamos a todo aquel que se cruza en el camino. El hecho de que nuestro protagonista no intervenga en los diálogos no tendría por qué ser malo –ahí tenemos el caso de Half-Life, por ejemplo– pero el problema se encuentra en que las conversaciones que deberían ponernos al día sobre los sucesos que ocurren a nuestro alrededor, en ocasiones no están bien hiladas, destrozando por completo el hilo narrativo y haciendo que, poco a poco, perdamos el interés en conocer las motivaciones y problemas de nuestros compañeros.

Homefront: The Revolution

Una vez que empecemos a jugar veremos que la base jugable ha cambiado por completo. Mientras que el Homefront original seguía los patrones de un shooter en primera persona al uso, esta secuela aprovecha la libertad que ofrecen títulos como Far Cry 3 o Crysis para presentar un mundo abierto en el que podremos movernos a nuestro antojo, mientras intercalamos la resolución de misiones principales con encargos secundarios que se generan de forma aleatoria por todo el territorio. Este territorio es lo suficientemente amplio como para dar una sensación de exploración y libertad muy satisfactoria y, de hecho, hay localizaciones muy bien trabajadas en las que podremos pasar horas buscando secretos.

Como en todo shooter sandbox, la desarrolladora ha creado un hilo de misiones principales que puede llevarnos unas 7-8 horas completar y que, en principio, debemos intercalar con la resolución de los eventos secundarios. Estos eventos nos llevarán a realizar las actividades que ya hemos visto en otros títulos similares, es decir, tendremos que rescatar civiles, acabar con grupos de enemigos, defender zonas durante un tiempo, encontrar un objeto que hay que llevar a alguien, marcar objetivos con la cámara, etc. Aunque no son nada originales, lo cierto es que la variedad de eventos disponibles está al nivel de otras grandes producciones y consiguen dar la sensación de que el mundo por el que nos movemos está vivo.

Completar las misiones principales y eventos secundarios servirá para conseguir puntos con los que iremos subiendo de nivel y mejorando nuestras habilidades de exploración y combate, lo que nos dará acceso a mejoras de todo tipo que nos permitirán afrontar los combates de formas muy distintas a las que tenemos disponibles al iniciar el juego. Además, también conseguiremos puntos para llenar un medidor llamado «Corazones y mentes» con el que conseguiremos que la gente deje de tener miedo a los invasores y se alisten a la resistencia e, incluso, luchen a nuestro lado si se lo pedimos.

Homefront: The Revolution

Sin embargo, aunque tanto las misiones principales como las secundarias se encuentran al nivel visto en títulos similares, ciertos problemas jugables terminan destrozando la experiencia de juego. Para empezar, los problemas en la I.A. aliada y enemiga son dignos de ver, ya que se producen situaciones que llevábamos sin ver desde hace años. La mayor parte del tiempo los enemigos no utilizan las coberturas y, de vez en cuando, veremos como todos nuestros rivales deciden colocarse juntos en una zona despejada para que podamos ahorrar munición y acabemos con todo el grupo con una sola granada, pero además los supervivientes casi siempre atacarán en línea recta en lugar de flanquearnos o intentar sorprendernos por la espalda. En caso de que vayamos acompañados de aliados tendremos que intentar depender lo menos posible de ellos, ya que no será extraño verlos apuntar y disparar justo en la dirección contraria en la que está el combate, lo que nos permitirá ver cómo los acribillan por la espalda.

Pero los problemas con la I.A. no terminan ahí. Desde el primer minuto se nota que la desarrolladora se ha esforzado por representar la sensación de inferioridad numérica respecto a nuestros enemigos y, por ello, han intentado que la mayor parte de las situaciones puedan resolverse avanzando en sigilo. O eso dice la teoría. En la práctica, no será extraño ver cómo un soldado que se encuentra en la calle nos detecte estando nosotros en el segundo piso de un edificio que está cerca de su posición y, en otras ocasiones, no se inmutarán aunque pasemos andando tranquilamente a su lado.

Homefront: The Revolution

Por desgracia, los problemas de la I.A. no son los únicos que tiene Homefront: The Revolution. El título hace gala de un sistema de escalada tipo Far Cry 4 o Dying Light en el que, si vamos corriendo, podemos escalar y subir a cualquier superficie, pero en este caso muchas veces nuestro héroe no llegará a agarrarse a los salientes que tenga delante, lo que, después de varias horas de juego ocurriendo lo mismo, frustrará más de lo que puede parecer. También tendremos ciertos problemas cuando nos derroten en mitad de una misión y es que muchas veces los objetos o vehículos desaparecen después de que se cargue la partida, lo que provocará que no podamos seguir a un vehículo enemigo porque nuestra moto ha aparecido, por ejemplo.

En lo que respecta al sistema de armas, Homefront: The Revolution lleva al extremo el sistema de personalización y crafteo visto en la saga Metro. Así, partiendo de un arsenal de armas clásico como pistolas, ametralladoras, rifles o escopetas, podremos ir modificándolas para crear auténticas monstruosidades que acabarán con todo aquel que se ponga en nuestra línea de hecho. La personalización llega hasta el punto de permitirnos convertir una ametralladora a una mano en un lanzagradas o una pistola semiautomática en un arma con una potencia superior a la de un rifle de francotirador. Además de personalizarlas, tendremos la oportunidad de subirlas de nivel para mejorar ciertos atributos y hacerlas más potentes todavía, por lo que si organizamos bien nuestros materiales podemos hacernos con un arsenal del que The Punisher estaría orgulloso.

Homefront: The Revolution

En lo que respecta al apartado multijugador, esta secuela ha prescindido del modo competitivo para ofrecer un modo cooperativo para cuatro usuarios en el que los jugadores deben ir derrotando enemigos mientras van completando eventos y desafíos. Lo cierto es que este modo de juego es interesante y si la desarrolladora trabaja en ofrecer más contenido, es posible que se convierta en la baza que de algo de vida al juego en el futuro.

A nivel técnico, el juego vuelve a moverse por debajo del nivel esperado. Mientras que la versión de PC aguanta los 60 fps con muchos bajones y problemas, las versiones de PlayStation 4 y Xbox One luchan por mantenerse en los 30 fps y en los tiroteos más intensos las ralentizaciones son una constante.

Lo cierto es que, pese a todo, la recreación de una Filadelfia tomada por Corea del Norte es bastante convincente y, como decíamos anteriormente, hay zonas realmente sorprendentes por la cantidad de detalles que se pueden llegar a encontrar. Además, el hecho de poder explorar ciudades, pequeños pueblos, montañas o zonas totalmente desoladas demuestran que el equipo detrás del juego llegó a poner toda la carne en el asador antes de los múltiples problemas que ha sufrido el desarrollo del juego.

Homefront: The Revolution

Por otro lado, el movimiento de los personajes es realista y fluido, especialmente en el caso de nuestros aliados principales, ya que tanto los soldados de la resistencia como los del ejército invasor lucen a un nivel algo inferior. Además, se echa en falta algo más de variedad en el número de clases de enemigos, ya que la mayor parte del tiempo nos lo pasaremos enfrentándonos al soldado raso con casco y armadura típica.

Mientras que el resto de apartados del juego están llenos de claroscuros, el sonido es de una calidad más que notable. La banda sonora está compuesta por múltiples temas bélicos y frenéticos que consiguen dotar al juego de esa atmósfera de terror y opresión que sienten la mayor parte de los protagonistas durante el juego. Además, el juego está totalmente doblado al castellano y se ha hecho un buen trabajo consiguiendo que los diálogos transmitan el odio, la desesperación y la lucha interna de muchos de los personajes.

Homefront: The Revolution

Conclusión

Tras varios años intentándolo, parece que Homefront: The Revolution no va a ser la obra que de algo de gloria a la franquicia, sino que contribuye a poner una segunda losa en una marca que parece no conseguir despegar. Es cierto que tiene elementos muy interesantes, pero sus numerosos bugs y la falta de inspiración y variedad a partir de las primeras horas de juego terminan suponiendo un problema difícil de superar.

Pese a todo, tenemos esperanzas en que una hipotética tercera entrega aproveche todo lo que se hace bien en The Revolution y se de forma a un título que consiga hacer disfrutar de verdad a los fans de los FPS.

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Luis Collado
Director de la sección de videojuegos. Economista especializado en marketing. Hablo de videojuegos, cine y libros siempre que puedo.

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