Hay buenas historias que llegan por casualidad, en este caso, Carmen Moreno, editora de Cazador de ratas, me ha hecho llegar “Hija de las sombras”, pequeña novela pero gran tesorillo de vampiros, que devoré en menos de dos días y de la que espero con ansia su segunda parte, que ya está en preventa aquí.

La novela

Se trata de la historia de Sophie Dumartin, una aburrida miembro de la baja nobleza francesa que, en los albores de la Revolución, va entrando en la adolescencia y su madre, una viuda vuelta a casar con el hermano de su marido, ansía conseguir casar con un buen trato que desahogue la precaria situación de la familia. A Sophie se le asigna una dama de compañía que, en una visita a la capital, hará que viva una situación rocambolesca al haberla abandonado en un callejón, donde la asaltan unos maleantes.

Sin embargo, este asalto permite que Sophie conozca al Segador, una presencia que le evita un disgusto y que se convertirá en una especie de ángel de la guardia monstruoso durante el resto de sus días. El Segador, que no es más que un vampiro, protegerá con intereses personales a Sophie mientras intenta acabar con la saga Dumartin en un enfrentamiento que se hunde en las tinieblas de la Historia.

«Me llamo Bonheur y pertenezco al Clan de los hechiceros; aunque no siempre fui conocida con ese nombre ni tampoco se me reconoció el derecho a existir como persona, alguien con voluntad propia, hasta mucho después de abandonar mi humanidad».

Aunque no soy mucho de novelas de vampiros, puesto que en mi adolescencia me leí todo lo posible de Anne Rice hasta quedar saciada para el resto de la eternidad, he de decir que “Hija de las sombras” me ha sorprendido muy gratamente. En principio, la ambientación me parece muy interesante, ya que los momentos previos a la Revolución Francesa y la Revolución en sí son uno de los periodos que más me interesan de la Historia y creo que de los que más chicha queda por sacar y que explican muchas cosas de nuestra sociedad actual.

Esta ambientación es importante, puesto que en esa época ya había voces femeninas, como Olympe de Gouges, pioneras del feminismo, que clamaban contra la opresión y el olvido de las mujeres como sujetos de derecho. Es por ello que Sophie, como noble alfabetizada y lectora gracias a su padre, nos resulta creíble cuando nos habla del hastío de la vida femenina de la época, que basaba su existencia en lucir hermosa y someterse a los designios del marido sin ningún tipo de voz ni voto.

El libro está, mayormente, contado en primera persona, de la mano de Sophie. En él encontramos a una niña caprichosa que va evolucionando rápidamente según evolucionan los acontecimientos familiares, sobre todo cuando se ve obligada a aceptar un matrimonio pésimo para una mujer de su edad y en los acontecimientos posteriores que no desvelaré aquí. Aunque se trata, al principio de una voz de niña en un tono adolescente, es capaz de desarrollar una intriga familiar interesante para todas las edades.

Los vampiros están directamente inspirados, como dice Martínez en sus notas finales, del clásico Drácula de Stoker pero también de los vampiros de Rice, creando una mezcla muy interesante que mantiene el foco en Sophie aunque, evidentemente, la figura del vampiro sigue siendo una atracción contenida. En este caso se agradece, puesto que como dice la propia Martínez, lo común es que los antagonistas de este tipo de novelas copen las simpatías del público obviando a los que se supone que deberían ser protagonistas.

El secreto familiar de los Dumartin, aún no resuelto en esta primera parte de la trilogía, y el comportamiento de la familia de Sophie, hacen que tengamos siempre presente a la joven y que su historia, por ahora, pese más que la del vampiro, lo cual me parece un acierto.

La autora

Felicidad Martínez es una escritora valenciana conocida especialmente por su obra en el campo de la ciencia ficción. Hasta la fecha ha publicado cuatro novelas, “Pakminyó #01”, “Los rostros del pasado”, “Horizonte lunar” e “Hija de las sombras”. Ha participado en numerosas antologías, como “Alucinadas”, “Mundos” o “Leyendas del metaverso” y ha recibido dos premios Ignotus, el de Mejor Antología por “La mirada extraña” y Mejor Novela Corta por “En tierras extrañas”.

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Natalia Calvo Torel
Escribo, transcribo y traduzco cuando no estoy aspirando pelos de mis gatos, aunque de verdad soy arqueóloga medievalista y voluntaria como arqueóloga en la Asociación Para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). Trabajo en la Semana Negra de Gijón y os cuento mis historias en Fantasymundo desde 2005. A veces logro que la pila de libros pendientes baje un poco, aunque necesitaré una casa nueva en breve. ¡Aúpa ahí!

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