Con esta reseña cumplo uno de mis propósitos para 2018: retomar las novelas del mundo Warhammer 40.000. La novela elegida para ello ha sido esta XXXII entrega de La Herejía de Horus, publicada por TimunMas, la encargada de traernos la Licencia de Black Library a España.

La traducción ha corrido a cargo de Traducciones Imposibles, quienes han decidido que muchos nombres propios estén en su inglés original. Bueno, salvado esto sin problemas, me he reencontrado sin dificultad con esta saga épica que sigue siendo una gran desconocida para muchos, a pesar de tener miles de seguidores en todo el mundo. Muy posiblemente culpa de ello sea su origen como juego de rol, la estética tan particular de sus imágenes y que la testosterona inunda hasta la última letra de cada página. De hecho, tan sólo hay un personaje femenino, la teniente de banderas y timonel Lyssa Esenzi, en todo el elenco, salvo excepción de una niña andrajosa que nos aterrorizará en algún pasaje. Pero, de nuevo os vuelvo a proponer que os acerquéis a esta saga espacial del futuro para que sepáis qué hay detrás de W40K.

A ello os ayudarán dos aspectos; el primero, la concepción de este episodio como un interludio en la historia de La herejía de Horus, lo cual desarrollaré más adelante. El segundo, el autor de la novela es un viejo conocido de la casa Black Library. Nick Kyme nació en Grimsby, una pequeña ciudad costera al este de Inglaterra. En 2003 se mudó a Nottingham para trabajar en la revista White Dwarf como diseñador. Más tarde se pasó a Black Library como editor y ha participado en multitud de proyectos. Es el autor de novelas tales como Vulkan vive, Promethean Sun y Scorched Earth. El libro Los Primarcas incluía su novela corta Hazaña. Nick destaca por sus novelas sobre Los Salamandra, incluida Rebirth. Ha escrito ficción también ambientada en el mundo de Warhammer, de las que destaca The Great Betrayal, de la colección Time of legends. Por lo tanto, se cumple que el autor conoce a la perfección los entresijos de la franquicia.

Hacer un resumen de la trama se me antoja breve en esta ocasión. La acción llena decenas de páginas y es fácil entrar en el terreno de los spoilers. El libro se divide en tres partes. La primera abre la acción en Traoris, tras la gran batalla, donde el Salamandra, Artellus Numeon, yace casi muerto. Capitán de la Pyre y antiguo palafrenero del Primarca Vulkan, es prisionero del Word Bearer, Xenut Sul, quien se lo lleva para preguntarle por la fulgurita, la lanza de piedra imbuida del poder de la tierra del Emperador con la que Barthusa Narek, antiguo vigilator, ha matado al inmortal Vulkan. La historia nos llevará a la nave Sacramento Oscuro que lleva Ultramarines de los Macados de Rojo. Naevius e Inviglio lucharán a muerte y se producirá el rescate de los hijos de Guilliman. Aeonid Thiel, sargento comandante de los Ultramarines de la Legión XIII, Marcados de Rojo, llevará al protagonista absoluto de la novela, Numeon, a bordo del Desafío de Calth. La raya roja de sus corazas es la marca secreta para identificar a los amigos de los enemigos en medio de esta guerra civil entre hermanos. No os extrañen las continuas referencias a la batalla de Isstvan, hito importante en esta saga. Pasadas las primeras páginas asistiremos al que va a ser el eje de esta novela: Numeon está convencido de que Vulkan vive y que no está muerto. Esta idea se convertirá en auténtica obsesión que arrastrará tras él a todos sus seguidores.

Vulkan, uno de los Primarcas, yace muerto asiendo el Portador del Amanecer, el martillo forjado por el señor de los dragones que le había guiado a través del empíreo hasta Macragge. Allí, le rendirá honores la Legión XVIII. Macragge es el lugar donde se alza el Imperium Secundus con un nuevo gobernador, el Blood Angel Sanguinius, junto a Roboute Guilliam y Lion El´Jonson.

Barthusa Narek, antiguo vigilator de los Word Bearers, está prisionero en Magna Macragge Civitas y es interrogado por Titus Prayto. Aquí disfrutaremos de la profusa descripción de las maravillas del palacio Fortaleza de Hera, la historia de los primarcas, Ultramar, la corona de un imperio glorioso que ahora agoniza, quiénes son los Sin conciencia… todo será detallado en esta primera parte siguiendo el estilo que tanto gusta a los aficionados. Quizá, por ello, el el fan de siempre el que requiriera más información, más datos, algo que hiciera que esta novela no se quede sólo en un interludio donde la historia en sí no avanza. Ha querido el autor, pues, centrarse que los Salamandra, cuando la tormenta de disformidad amaine, regresarán a Nocturne portando el cadáver de Vulkan para echarlo al volcán Fuego letal y resucitar a su capitán. O eso creen, por lo menos. De poco sirve que Guilliman intenta que Numeon y los suyos se queden.

La segunda parte, Odisea, se centrará en la Barcaza de batalla Caribdis, llena de cicatrices de la batalla de Isstvan, una de las pocas de la Legión XVIII que consiguió escapar de la destrucción. Antes de alcanzar la terrible Tormenta de Ruina se topan con la estación Baluarte, la que los Death Guard atacaron. Allí se encuentran más destrucción y alguna que otra sorpresa. La trama sumará enteros con los planes de Malig Laestygon a bordo del Sudario del Segador. Este quiere emular a Fulgrim, que mató al primarca Ferrus Manus, y coger la cabeza de Vulkan atribuyéndose de esta manera el mérito de haber matado al vástago del Emperador. El triángulo se completa con Quor Gallek y Degat, quienes tienen sus propios planes a bordo del Monarchia. Por otro lado, la tripulación del Caribdis jugará su papel en la piel de Adyssian, Esenzi y Circe.

Como os decía, la novela no aporta un avance sustancial a la herejía, pero sí suministra pastillas suficientes para tratar nuestra adicción. Nos encontraremos pasajes de terror, con niña andrajosa incluida. Querremos blandir a Draukoros, la espada de Numeon. Lord Malcador, el Sigilita, tendrá un infiltrado que nos traerá de cabeza. Veremos los monstruosos Deathshrounds, auténticos exterminadores. Dispararemos pistolas bólter, empuñaremos gladios, temeros a los Sin Conciencia engendrados por el reino infernal, leeremos infinidad de referencias a Isstvan, temeros las volkitas y las bombas sucias, un primarca viejo conocido de todos hará un cameo y pilotaremos cañoneras Thunderhawk, Fire Raptor y Storm Eagle. Lucharemos a muerte contra los Death Guards.

            Emisión de La Nave de LanarkMcKlaor donde se repasa la serie La herejía de Horus.

Asistiremos al enfrentamiento espacial entre las naves El segador del silencio, Monarquia y Caribdis. El interrogatorio a un prisionero mostrará que quizá Terra siga en pie, el Trono del Mundo, lo cual deja en mal lugar al Imperium Secundus. De nuevo, veremos cómo las psiques se imponen dentro de una cabeza y las dobles personalidades nos despistarán. Por último, como siempre, multitud de personajes y una batalla final espectacular.

En conclusión, título de transición con algún giro interesante. De hecho, en mi opinión, el Capítulo 65 deja abierta una pista que seguro se usará en el futuro. La novela gira una y otra vez en torno a la obsesión mesiánica por que Vulkan vuelva a la vida. Numeon se resiste a las advertencias de los suyos, quienen le seguirán fieles a los rituales de los Salamaners y los juramentos de que hacen gala. Un libro de lealtades, traiciones, enfrentamientos y sensación de derrota. ¿Quién vencerá? ¿El caos? ¿Alcanzarán nuestros protagonistas el planeta Nocturne? Aquí os dejo toda esta épica para que la disfrutéis.

¡Ave imperator! ¡Vulkan vive!

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Jaime Santamaría
Economista con alma de escritor. Amante de los viajes, tanto de los que requieren maletas como imaginación. Siempre con ganas de aprender.

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