Flesh Made Fear es un juego del género survival horror que tiene demasiadas similitudes con el resto de la oleada de juegos que nos generan esa nostalgia. Ya sea por moda o por el simple hecho de rememorar tiempos pasados, el aspecto low-poly hace que nos retrotraiga todavía más, y las mecánicas típicas nos hace preguntarnos si realmente estamos jugando a algo nuevo.
Aprovechando el tirón de halloween
Su lanzamiento en el 31 de octubre marca un cliché más, y se trata de una lista con bastantes ítems para marcar. Según arrancamos el juego nos da la opción de selección de dificultad, en la que obviamente la hardcore estará bloqueada por defecto hasta que nos terminemos el juego por primera vez. Una vez seleccionemos la dificultad a nuestro gusto pasaremos a un selector de personaje descaradamente inspirado en la primera entrega de Resident Evil. Al igual que entonces, podemos seleccionar entre un hombre y una mujer; Jack y Natalie.
Jack tiene un inventario más pequeño, pero cuenta con más salud para absorber golpes. En el caso de Natalie, es más frágil pero posee una mayor cantidad de objetos de inventario. De qué me sonarán estas características… Dependiendo del personaje que escojamos tendremos rutas diferentes, además de distintas variantes y finales, por lo que es, al menos, rejugable un par de veces, una por personaje.

Somos agentes especiales
Continuando con los clichés, formamos parte de un equipo de agentes especiales denominados R.I.P., y nuestra misión es bastante clara. Debido a unos experimentos de cuestionable ética, un exagente de la CIA ha creado monstruos que asolan la ciudad, y además puede controlarlos con su poder mental. La premisa es bien sencilla; detener al lunático exagente y descubrir qué ha llevado a la ciudad a convertirse en un infierno repleto de monstruos.
Jugablemente es, también, demasiado similar a Resident Evil. Desde el punto de vista de las cámaras y sus direcciones, hasta el simple hecho de la naturaleza del inventario. Los puzles también necesitan combinar ciertos ítems, así como introducir contraseñas numéricas. El movimiento de controles tipo tanque también es otro «guiño» a la época dorada de Capcom. También el hecho de tener que lidiar con los objetos que llevamos para poder recoger los ítems por el camino es algo típico, una vez más.

Y dónde guardo todo lo que cojo
Pues, una vez más, para ayudarnos a manejar nuestro inventario podemos hacer uso de un baúl interconectado que nos transporta mágicamente los ítems. Para guardar partida no tenemos una máquina de escribir, sino que el juego utiliza un sistema de sellos para continuar con nuestro progreso. A pesar de no ser directamente lo mismo, sí que es cierto que también escasean, al igual que ocurría en gran parte con los ink ribbon.
Los enfrentamientos con los enemigos se manejan a la antigua también, con munición bastante racionada y posibilidad de esquivar diferentes encuentros para ahorrar. El movimiento tanque hace que sea dificultoso tanto el apuntar como la gestión del escenario con algunos cambios de cámara. Los enemigos no están nada mal, y entre enemigos y jefazos hay cosas interesantes.
Visualmente no está nada mal
Flesh Made Fear tiene un apartado low-poly que otros juegos similares han adaptado como guiño a la época. Los escenarios son ambientalmente correctos, sin deslumbrar pero tampoco sosos. Referencias siguen habiendo unas cuantas, como por ejemplo el uso de la niebla o la perspectiva de las cámaras.
La banda sonora puede descuadrarnos un poco, con toques que recuerdan más al género chiptune que a la ambientación grotesca y oscura que debería comunicar. Los documentos que encontremos por el camino están narrados en inglés, algo que es de agradecer y nos sumerge un poco más en la historia y la trama.

Demasiado guiño y poca innovación
No hablamos de que Flesh Made Fear haga una jugada maestra en la innovación del género y consiga poner a nuestros protagonistas a hacer skate. Sin embargo, es tan primitivo en cuanto a mecánicas y diseño que podría decirse que es más un clon de la primera trilogía de Resident Evil que un juego con carácter propio. Está optimizado a los estándares de la época en ciertas cosas, pero con otras tantas restricciones que se siente raro. Si quisiera jugar a una entrega del pasado, jugaría a una entrega del pasado.
Es cierto que tiene un precio bastante competitivo, pero lanzarlo exclusivamente en inglés tiene sus riesgos. Es rejugable tanto por los logros como por las diferencias en ambas campañas, así como el desbloqueo de la nueva dificultad y los diferentes finales.

Conclusión
Lo que hace Flesh Made Fear más interesante es su precio competitivo, con una duración bastante aceptable y la posibilidad de rejugarlo al menos un par de veces (más si somos completistas). De una naturaleza lo suficientemente similar (demasiado) a Resident Evil, esto puede jugar más en su contra que a su favor.

✔️ PROS:
- Precio competitivo para lo rejugable que es.
- Su duración es bastante buena, sin contar la rejugabilidad.
❌ CONTRAS:
- Es un clon demasiado descarado de Resident Evil, pasándose de más como homenaje.
- Se encuentra disponible tan solo en inglés.
🎮 PLATAFORMAS: PC.

























