Luis G. Prado, Andrzej Sapkowski y José María Faraldo en Lodz
Luis G. Prado, Andrzej Sapkowski y José María Faraldo en Lodz

La entrevista a Luis García Prado se produjo, por casualidades del destino, pocos días después del anuncio oficial de dos importantes noticias que han sido vitales en nuestra conversación: el cierre de Artífex Tercera Época y la posterior apertura de la Cuarta Época y la puesta en marcha de Alamut, su nueva editorial, tras cinco años en Bibliópolis.

García Prado, un hombre afable y un conversador consumado, nos recibió en las pequeñas oficinas desde las que trabaja, en una céntrica y mestiza calle madrileña. En un ambiente agradable, vigilados tanto por los libros que él había editado desde Bibliópolis, como por aquéllos que servían de referencia, el editor y el entrevistador se sumieron en una distendida charla que se prolongó con toda naturalidad fuera de los micrófonos y del protocolo que exigía el acto. Juntos repasaron la historia de la que ha sido una de las más grandes editoriales españolas, hipotetizaron sobre el futuro y llegaron a desgranar algunas de las claves de la particular situación del mercado editorial. Sin olvidarse ni de los hombres ni de sus obras, por supuesto.

El resultado de esa larguísima charla es el que sigue a continuación. Esperamos que al leerla podáis disfrutarlo tanto como nosotros al mantenerla.

Fantasymundo: Te iniciaste en el mundo del fanzine con una publicación llamada “El fantasma errante de Andorra” a la que luego seguirían las tres épocas de Artífex. Si lo miras en retrospectiva, ¿cómo valoras la experiencia y qué aprendiste entonces?

Luis García Prado: Bueno, el fanzine se llamaba de una forma aún más ridícula, “Un fantasma recorre Andorra”, pero la aliteración es la misma. Básicamente eso fue un impulso de aficionado joven, yo empecé a hacer fanzines a los dieciséis o diecisiete años, y me sirvieron para irme fogueando en lo que consistía hacer una publicación periódica y en editar textos. Y eso es lo que básicamente aprendí. Luego, en sucesivas encarnaciones voy aprendiendo a hacer libros, a base de prueba y error.

Fantasymundo: O sea que el paso lógico era ser editor de libros. ¿Cómo se da ese paso, desde una posición “amateur” como es la del fanzine?

L. G. P: Siempre he dicho que me hice editor por desesperación. Efectivamente, el paso lógico es acabar profesionalizándose, pero no mucha gente lo hace, por la poca industria editorial que tenemos del fantástico. Conocemos la tradición del fandom americano, de esos escritores que, tras su paso por éste, acabaron profesionalizándose en la época de Asimov (años 40- 50), de tal manera que los directores de revista de los años ’50 eran los aficionados de los ´40; ése ha sido nuestro modelo, aunque en España nunca ha cuajado, básicamente porque, a pesar de que siempre ha habido un fandom muy activo, no siempre ha existido un buen momento editorial. Yo me profesionalizo porque puedo, porque en el momento en el que creo Bibliópolis estamos en un momento de alza en el que parece que podemos intentarlo. En otros momentos históricos, quizás diez o quince años antes, no hubiera sido en absoluto posible. Vamos, tiene mucho que ver con estar en el momento adecuado.

Fantasymundo: Bibliópolis surge entonces para intentar cubrir una carencia editorial.

L. G. P: Bibliópolis, como digo, surge por desesperación. Es decir: yo tuve la vocación editorial desde muy jovencito, como demuestra el hecho de que me dedicase a publicar fanzines, pero tenía el prejuicio de que era imposible ganarse la vida editando narrativa fantástica, a pesar de que no era algo del todo mal visto. Después de acabar la universidad – y ten en cuenta que mientras tanto sigo publicando, y no sólo fanzines, también libros, colecciones de cuentos, novelas, todo sin ánimo de lucro, pero cada vez con mejor aspecto- empiezo a opositar unos años sin éxito y me doy cuenta que, al no poder conseguir trabajo fácilmente, mi verdadera vocación es editar: me preguntaba, antes de seguir intentándolo por otro lado, ¿por qué no intentarlo como editor, ahora que todavía tengo edad y tiempo para arruinarme?. Tuve la enorme suerte de que el intento salió bien; fue algo paulatino, pero al menos al segundo año de vida de Bibliópolis, ya tenía con qué pagarme los gastos. Fue algo que sentía que tenía que hacer. No soy el salvador del género, en verdad lo hice por mí.

Fantasymundo: Antes incluso de crear Bibliópolis, trabajas en Artífex, un fanzine muy bien hecho en donde has publicado todo tipo de relatos de jóvenes autores, cuya actividad correrá en paralelo a tu editorial. Junto con Julián Díez, tu compañero en la “empresa Artífex” publicasteis diecisiete números desde 1999, hasta llegar a la Tercera Época, cuyo final anunciaste hace unas pocas semanas. Posteriormente, avanzaste que habría una Cuarta Época. ¿En qué se va a diferenciar de la Tercera? ¿Cuáles han sido las razones que os determinaron a acabar con la última – hasta la fecha- temporada de Artífex?

L. G. P: Antes de responder a esto, me gustaría decir que la idea de retomar Artífex no es mía, aunque la apoyo, sino del colectivo Xatafi, los aficionados reunidos en torno a la tertulia de Getafe, y de Juan Manuel Santiago, editor de Gigamesh, quien originalmente se ofreció para continuar Artífex en papel. Al comprobarse la inviabilidad del proyecto, Juan Manuel decidirá apoyarse en Xatafi para tomar las riendas de una Cuarta Temporada y volcarla en pdf. Ya no tengo nada que ver en el asunto, he cedido muy gustosamente el uso de la cabecera y estoy encantado de que lo continúen de alguna manera.

Previamente a eso, Artífex ha sido lo que he hecho toda mi vida, sin solución de continuidad. Aquel primer fanzine de nombre exótico del que ya hemos hablado, cambiará su nombre por el de Artífex en su número diez u once, aunque mantuvo la numeración. Julián Díez entra, como bien has dicho, en el ´99 proveniente de Gigamesh, cuando cierro la publicación tal y como está concebida en cuanto a producto amateur, con artículos, ensayos o cómics, para acompañarme en la Segunda Temporada, ya volcada en las antologías de relatos escritos en castellano, mayoritariamente. Julián siempre había sentido la necesidad de trabajar con estos nuevos autores, por eso cuando Artífex le permitió publicar mucho material de Gigamesh decidió unirse a mí. Durante la Segunda Época publicó trece volúmenes, doce semestrales y uno especial para una HispaCom sin ánimo de lucro; como se comprenderá, el paso de una Segunda a una Tercera Época fue muy natural, porque mientras Julián y yo trabajamos en la Segunda Época, monté Bibliópolis, una pretensión que ya arrastraba desde los tiempos de mi Primera –y solitaria- Época de Artífex.

Durante unos años, mantuve Artífex como estaba, pero luego me dije que era un poco raro que una editorial ya consolidada como Bibliópolis estuviera relacionada con una publicación de formato típicamente aficionado y probamos a darle una dimensión de libro de bolsillo a Artífex, que duró los dos años que estuvimos inmersos en su Tercera época. Finalmente, Julián dejó Artífex en el último número de la – por ahora- última Época. Tuve la intención de sacarla adelante, pero al final, las cosas surgieron como te he dicho, cerrando la Tercera Época y amparando esta Cuarta que saldrá en breve.

Fantasymundo: En tu respuesta a nuestra pregunta has hablado, aunque de pasada, de ciertas cuestiones que nos gustaría tratar, como, por ejemplo, tu interés por los cómics, que has publicado en tus fanzines de aficionado. Hay algo sorprendente, España tiene muy buenos guionistas y aún mejores dibujantes, como ha reconocido Moebius en una reciente entrevista; con semejante potencial, ¿por qué crees que no hay un interés editorial adecuado? ¿Quizás porque no hay una verdadera industria del cómic y una legislación que la sustente?

L. G. P: No te puedo decir mucho al respecto, porque no tengo hecha ninguna reflexión. Efectivamente, fui muy fan del cómic de adolescente, los dibujaba y guionizaba, hasta el punto de que mi primer contacto con un fandom fue el de los Autores de Cómics Españoles, y no el de Ciencia-Ficción, que fue posterior. En el fondo, la historia de mi evolución de “El fantasma…” a Artífex Primera Época- Artífex Segunda Época, no es más que la historia de la evolución de mi interés, partiendo del cómic, por la fantasía y la ciencia ficción en el medio escrito. Desde los veinte años, más o menos, ya sólo leo los cómics que me pasan mis amigos, ya que el ser “fan” se me pasó prácticamente con la adolescencia.

Saga Geralt de Rivia, de Andrzej Sapkowski
Saga Geralt de Rivia, de Andrzej Sapkowski

Fantasymundo: ¿No figura entonces entre tus planes inmediatos publicar cómics, no?

L. G. P: Así es.

Fantasymundo: Has hablado también de los autores españoles. ¿Qué tal ves el panorama editorial español especializado?

L. G. P: Bueno, el especializado está viviendo ahora un estrechamiento del mercado, provocado, básicamente, por dos razones: la primera es que, cuando hace cinco o seis años adivinábamos un auge de mercado, aposté por la creación de nuevos lectores, algo que sólo se ha producido, desgraciadamente, con fenómenos concretos, como Martin, Sapkowski y algún otro autor más, de forma que para el resto de productos que publicamos las editoriales del fantástico tenemos los mismos lectores que hace una década, si no menos, con el agravante de que ahora nos los hemos repartido: al aumentar la oferta, han bajado las ventas medias. Esto es un verdadero problema, el de no haber conseguido un nuevo mercado.

La segunda razón está relacionada con la primera: naturalmente, al bajar las ventas medias, mi competencia se dedica a “saldar”; llevamos dos años en que periódicamente se están produciendo saldos. No hace falta decir que los saldos consisten en gastar el dinero que la gente tiene prevista en novedades para emplearlo en libros que salieron hace dos años a precio de coste, lo cual no deja de ser una tendencia autodestructiva. Como me temo que las editoriales que tienen que saldar no han acabado aún de hacerlo, y de hecho, se están metiendo en el mercado nuevas editoriales que están empezando a publicar ahora y que saldarán dentro de dos, tres años, nos esperan tiempos “interesantes” en los que no va a ser fácil vender nuevos autores, algo que he intentado hacer todos estos años.

Fantasymundo: Sí, porque precisamente la “marca de fábrica” de Bibliópolis era la de mezclar autores consagrados con “nuevos” valores o exponentes, como Sapkowski, aunque no sea exactamente nuevo…

L. G. P: No, no, es nuevo. Cuando lo sacamos, Andrzej Sapkowski no existía en el panorama.

Fantasymundo: Ya que lo mencionas, ¿podríamos decir que Sapkowski y Harrison son los “autores franquicia” de Bibliópolis?

L. G. P: Bueno, franquicia no hay ninguna. Pero si te refieres a si son asiduos, pues sí, son de los autores más publicados. No obstante, en el catálogo de Bibliópolis Fantástica es posible encontrar reediciones de títulos clásicos, sobre todo al principio, como “Marcianos go home” ,“Bóvedas de acero”, “Tú, el inmortal”, ya que en los años en que se publicaron esos libros, hablamos de 2003, había un hueco bastante importante del canon de la ciencia- ficción que estaba descatalogado, y muchas editoriales, como la mía, se dedicaron a llenar ese hueco, es decir, a volver a poner en catálogo títulos de calidad contrastada y que era muy difícil encontrar en librerías.

Ésta es la premisa a la que obedece la recuperación de ciertos autores. Ten en cuenta que como nuevo editor, aunque el mercado del fantástico es un poco extraño, con autores que pueden vender mucho pero que no se encuentran en catálogo, lo normal no es empezar publicando autores consagrados, porque si venden ya los está publicando alguien, de tal manera que hay que buscar autores nuevos que acaben siendo, en el futuro, autores consagrados. Esto es lo que he estado haciendo durante cinco años: testear el mercado, no solamente en sus condiciones generales ya descritas, sino también a la búsqueda de esos autores con los que simpatiza el público. Por supuesto, la primera apuesta es ver cómo juega mi propio criterio de mercado; no soy tan ingenuo para pensar que a los lectores les va a gustar automáticamente lo mismo que me gusta a mí, ni tampoco tan cínico como para pensar que es imposible, pero sí lo suficientemente racional para saber que, si mi criterio da dinero en el mercado, es una información a ser tenida en cuenta. Pero hay que comprobarlo. A mí me dan cierta lástima, y conste que no lo digo con ánimo peyorativo sino simplemente porque yo no lo haría, los editores que están adivinando contra su propio criterio: si te interesa algo y crees que es bueno, debes sacarlo asumiendo riesgos y probando. Esto no significa, por tratarse de una postura totalmente irracional, que debas publicar siempre sólo lo que te interesa a pesar de las alertas del mercado.

Fantasymundo: Esto es lo que tú definiste en una entrevista como la inflexibilidad. Te leo lo que dijiste: “El editor es un seleccionador de material que debe ser inflexible en sus criterios para ofrecer una publicación con personalidad”. ¿Era esto a lo que estabas refiriéndote?

L. G. P: Pues supongo que sí, aunque ahora lo diría en términos menos duros, porque antes era más joven y más revolucionario, pero mantengo el mismo criterio: uno tiene que ofrecer al mercado su personalidad; si vendes, bien, si no, haces ajustes. Tuve la inmensa suerte de haberme encontrado, desde el principio, con un autor como Sapkowski, que conjuga el ser brillante con el ser extremadamente comercial. Es muy importante haber encontrado unos libros como los suyos que se venden constantemente, porque eso ha permitido financiar los riesgos en los que incurría en la exploración del mercado. Dicho lo cual, mi tendencia es a dar por concluida la exploración de mercado, es decir, a consolidar. Ya han pasado los suficientes años como para haber reunido una información fiable, de la que he concluido que el mercado se ha ido estrechando durante los últimos dos años, lo que me empuja, por lo tanto, a una postura actual más conservadora. ¡Por fin, después de cinco años comprobando lo que sale y no sale, tengo ahora mis propios autores consagrados!

Fantasymundo: Ahora que hablamos de Andrzej Sapkowski, la gran pregunta, ¿cómo le descubriste?

L. G. P: Todo el mérito es de su traductor, José María Faraldo, cuyo extraordinario trabajo es reconocido unánimemente por su implicación y por los problemas en los que se ha metido, insólitos en un traductor de fantástico. Fue el propio Faraldo quien estuvo en el origen de que nos llamara la atención Sapkowski: cuando trabajaba en Artífex junto con Julián Díez decidí profesionalizarme y, para ello, le pedí consejo. Julián, un tipo magnífico siempre lleno de ideas, me dijo, entre otras muchas cosas, “apunta el nombre de Sapkowski”: Julián acababa de estar en Berlín recientemente, donde residen Faraldo y su esposa polaca. José María es un historiador con amplia experiencia en distintos países europeos, principalmente eslavos, y también es un gran aficionado a la ciencia ficción y fantasía; resulta que, por aquellos días, hablo de 2001, acababa de salir en Alemania «El último deseo«, libro que había caído en manos de Faraldo, quien no pudo evitar recomendárselo a Julián de la siguiente forma: “Este polaco vende mucho”. Julián se volvió con esa información.

De hecho, a modo de broma interna, añadiré que, antes de darme a mí ese nombre, se lo había dado previamente a la editorial de la saga “Canción de hielo y fuego”, cuyo nombre no mencionaré (risas). Hubiera sido bonito ver esa historia alternativa en la que Gigamesh publica a la vez a George R. R. Martin y a Andrzej Sapkowski. Afortunadamente, en su momento, publicar a un polaco era una idea extraña; creo, además, que jugó a mi favor la pésima traducción que se hizo al alemán de sus libros, razón por la cual pocas editoriales se habían interesado por él ya que, si mi competencia hacía unos informes de lectura de Sapkowski, indudablemente los harían de la versión alemana, más cercana a nosotros, aunque fuera de forma marginal, antes que de cualquiera de las eslavas. Como la traducción era una basura, nadie se enteró de su enorme calidad. Yo, por el contrario, estaba en una posición estupenda para arriesgarme, porque no tenía nada que perder ya que no tenía (aún) editorial, tenía muy claro lo que iba a sacar y que mi catálogo no iba a ser precisamente comercial, por lo que decidí lanzarme y probar con ese polaco que vendía millones de ejemplares.

Ayudó a que le publicara el hecho de que los dos primeros libros fueran de lectura independiente, lo cual reducía los riesgos y no me comprometía a nada: si resultaba, resultaba y si no, tampoco pasaba nada. Ésa fue la sencilla historia de cómo saqué a Andrzej Sapkowski. Mientras, entre que me alertaron de su existencia y compré los derechos, pasó un cierto tiempo en el que conocí a Faraldo quien me pidió traducir los libros. Naturalmente, acepté: Faraldo era la persona adecuada para traducirlo, pues gracias a él lo había conocido y, encima, estaba inmerso en la cultura polaca… y española, como descubrí luego, porque como historiador especialista en folclore de Castilla, ha llevado esos impagables conocimientos a su traducción. En resumen, si publiqué a Sapkowski es porque tenía amigos que tenían amigos y porque no me arredré a la hora de publicar a un autor polaco que era absolutamente exótico.

Fantasymundo: Visto así, parece muy sencillo publicar a un autor extranjero, sin embargo, detrás de esto hay todo un procedimiento. ¿Qué pasos deben seguirse para sacar, en un país ajeno al suyo a un autor X, como por ejemplo, Sapkowski?

L. G. P: En realidad, suelen ser los mismos pasos que se dan para publicar a un autor español, lo que pasa es que suele haber más gente implicada, por cuestiones de representación. Lo primero que se debe hacer es adquirir los derechos para realizar tu edición, y, si los tuviera el autor, negociarlos con él (le ofreces un dinero a cambio de publicar el libro). Habitualmente, el autor tiene un representante, que es su agente literario, pero a veces pasa que este agente literario tiene a su vez su propio representante y entonces, te ves en la situación de negociar con el representante del representante del autor (incluso hay ocasiones en que existe un tercer nivel de representación y entonces te vuelves loco).

En el caso de Sapkowski, él mismo se representaba para los países eslavos, como en Rusia o República Checa. Resultó que poco antes de que le escribiese, allá por finales de 2001, él había contactado con una agente francesa que empezaba su actividad en la “Agence de l´Est” (Agencia del Este), puesto que ellos querían publicar autores franceses en el Este de Europa y viceversa. Esta agente, alertada por las mismas señales respecto a Sapkowski que yo, fue a Polonia y decidió representarle. El primer negocio que le ofrecieron fue precisamente el mío. Con lo cual, desde el principio traté con él a través de un agente literario. Luego ya le he conocido personalmente, nos hemos hecho amigos y le he traído varias veces a España.

Fantasymundo: La última vez que te lo trajiste a España fue en la pasada Semana Negra de Gijón. Él siempre se ha mostrado muy satisfecho con la traducción española de su obra, que considera la mejor después de la checa. Eso debe ser un orgullo para vosotros, ¿no es así?

L. G. P: Absolutamente. Sobre todo porque desde el principio se comportó de forma muy poco melindrosa: él trabajaba en la Cámara de Comercio exterior polaca, es un hombre de negocios, lo que ha moldeado su carácter serio, poco “divista”. Quedó encantado de primeras con nuestro trabajo y con el trato que le dispensamos. Siempre ha sido muy atento con nosotros: cada vez que le hemos pedido una cosa o que le hemos invitado a venir, nos ha dicho que sí. Sabemos que está muy contento con nosotros, lo constatamos continuamente. Le vamos a traer ahora para la Feria del Libro de Madrid, estará en la semana del 14 al 15 de junio, firmando y, sobre todo, presentando la nueva edición de Geralt de Rivia en Alamut, en donde esperamos que hayan salido, al menos, los primeros tres volúmenes.

Fantasymundo: Alamut, tu nueva editorial, pretende ser un proyecto ambicioso, porque en él vas a aglutinar las series que has dejado incompletas, así como incluir inéditos basados en tu experiencia en el mercado. ¿Surge por contraste de tu etapa en Bibliópolis?

L. G. P: En realidad, sí. El hecho fundacional es una insatisfacción con mi distribución actual, que me lleva a buscar una nueva distribuidora, algo que es, por otra parte, muy normal (es la tercera distribuidora en cinco años y pico). Por problemas contractuales, para emplear los servicios de otra distribuidora, necesito utilizar otro sello; esto, que podría suponer una crisis, porque Bibliópolis es ya una editorial con un prestigio creado, es en verdad una nueva oportunidad. Mi actividad durante estos últimos años ha sido, en parte profesional, por “amor al dinero”, en parte como mantenimiento de mis aficiones, pues he sostenido publicaciones con pérdidas sólo porque eran las mismas que ya hacía antes de empezar a profesionalizarme. En ningún caso he querido que ninguna de estas partes eclipsase a la otra. También he pasado por una etapa de completo experimentador, en la que he estado intentando cosas para ver qué efecto producían.

Ahora estoy haciendo balance y me estoy dando cuenta de que mi parte profesional, con ánimo de lucro, funciona, ya que Bibliópolis tiene un superávit que me permite experimentar con títulos no tan “vendibles” y financiar publicaciones sin ánimo de lucro. Me interesa potenciar esa parte profesional, ser más conservador con este momento del mercado, dando fin a las publicaciones sin ánimo de lucro y acabar, así, con ese error persistente que circulaba entre los aficionados según el cual se consideraba a mi editorial semiprofesional, ya que me veían publicar cosas como Artífex o Paura, proyectos que constituían unas formas y un estilo y no un mero capricho. Por supuesto, esto conlleva un precio: junto con su gran prestigio, Bibliópolis tenía que lidiar con el estigma de ser una editorial de aficionado. Eso es lo que me parece muy injusto, porque no era cierto del todo, aunque lo fuera parcialmente.

Lo que me va a permitir esta crisis de distribución es, en suma, soltar el lastre de algunas actividades que no había podido dejar antes y reforzar la parte comercial. Quiero matizar además una cosa que has dicho: la idea no es publicar series inconclusas, al menos no en esos términos, sino, más bien publicar aquellos títulos de autores que han demostrado ser muy viables. Y entre ellos están, efectivamente, continuaciones de series en marcha. A estas alturas de mi observación del mercado, si yo estuviese publicando una serie que no funcionase, me costaría mucho seguir editándola, porque sabría que no hay manera de enderezarla. Luego en Alamut lo que estamos haciendo es apostar sobre seguro.

Fantasymundo: Sin embargo, una de las cosas que más te valoran los aficionados es tu capacidad para descubrir nuevos valores. Te pongo un ejemplo, el de Kres, uno de los más brillantes escritores que has sacado en Bibliópolis, cuyo primer libro – “La frontera Norte”- de una hexalogía llamada “El Códice Absoluto” empezaste a publicar. ¿No seguirás esta tendencia en Alamut, entonces?

L. G. P: Sí, por supuesto. En alguna medida sí. Como digo, en un primer momento, vamos a ir muy sobre seguro y luego, espero poder permitirme algún experimento. En mi negocio, está muy bien probar, pero tienes que llegar a conclusiones; por ejemplo, el libro al que aludes no fue particularmente bien vendido. Me hubiese gustado publicar algún libro más suyo, por la reputación de que goza en su país (Polonia) y por su calidad, pero ahí se nos entrometió un hecho sobre el que yo no pude hacer nada: yo hubiese querido que de la traducción se encargase Faraldo, pero, desgraciadamente, está saturado con Sapkowski, le cuesta acabar sus traducciones a tiempo y, claro, como comprenderás, en esta circunstancia no puedo asignarle otro autor. El “proyecto Kres” ha quedado pospuesto hasta ese día feliz en que tengamos publicado todo Sapkowski.

Fantasymundo: ¿Y cuándo será?. ¿Cuándo disfrutaremos de La Dama del Lago?

L. G. P: No puedo decirlo hasta que no tengamos la traducción terminada. Y no es el caso.

Fantasymundo: Faraldo me dijo en Gijón que era la mejor novela de fantasía que había leído…

L. G. P: Eso me dijo a mí también. Sin embargo, no la he podido leer todavía porque no la ha acabado de traducir.

Fantasymundo: ¿Saldrá en Bibliópolis o lo hará en Alamut?

L. G. P: Mi intención es hacerlo en ambas: una primera edición en Bibliópolis, para que quienes ya empezaron la colección de Geralt de Rivia allí puedan completarla, conservando las dimensiones y el diseño, algo que comprendo y asumo perfectamente desde mi ex condición de aficionado, y una segunda edición u otra simultánea en Alamut, ya que para entonces los otros seis títulos previos estarán publicados también en la nueva editorial. Nadie se va a quedar sin comprárselo.

Fantasymundo: Has hablado de formatos. ¿Es que van a haber diferencias de formato entre Bibliópolis y Alamut?

L. G. P: En realidad, ninguna. Cuando he optado por el cambio de sello, lo que no he querido ha sido cambiar las cosas que funcionaban en Bibliópolis y que pienso conservar tal cual. Entre ellas figura, por supuesto, el formato de los libros. Ahora mismo sería un momento inadecuado para proponer un cambio de formato, aunque te adelanto que tarde o temprano será inevitable sacar una edición de coleccionista de Geralt de Rivia en tapa dura, una vez terminada la serie. Y lo haremos, porque sabemos que esta saga es nuestro “Señor de los Anillos”. Mira, si abres el libro por los créditos (Luis G. Prado coge la edición de “El último deseo” de Alamut que hemos tenido delante durante toda la entrevista), verás que cada año hacemos una reimpresión; comprobarás que hay siete reimpresiones en siete años. Te decía que era nuestro Señor de los anillos porque cuando era niño y me leí la obra de Tolkien, me encantaba ver la ristra de reimpresiones en los créditos: Minotauro lo sacaba una o dos veces al año, síntoma de que no paraba de vender. Que esto nos pase a nosotros con Sapkowski es absolutamente maravilloso y demuestra además que es un fenómeno casi insólito actualmente dentro del fantástico, junto con Martin, quizás.

Fantasymundo: No estoy de acuerdo con esta última afirmación tuya. Existe un tercer caso, el de Susanna Clarke (“Jonathan Strange y el señor Norrell” y “Las Damas de Grace Adieu”) en Salamandra.

L. G. P : Pero estamos hablando de un caso distinto: si nos referimos al fantástico publicado por editoriales generalistas o juveniles, las ventas se disparan. A mí lo que me interesa, dada mi propia experiencia naturalmente, son las comparaciones a nivel de ventas con pequeñas editoriales con el sello del fantástico. ¿Cuánto crees que vende una editorial pequeña cuando vende mucho?. Exactamente lo que estamos vendiendo ahora en Bibliópolis con Geralt de Rivia. Por tanto, como editor no me interesan las cifras de grandes corporaciones como SM cuando edita a Laura Gallego, ni Salamandra con Clarke, por ponerte dos ejemplos de editoriales con una capacidad de proyección muy distinta a la nuestra.

Fantasymundo: ¿Hacia dónde crees que se encamina ahora la literatura fantástica tras Martin y Sapkowski?

L. G. P: Si te digo la verdad, no tengo ni idea. Bueno, en verdad tengo muchas ideas, pero no puedo darte una contundente porque cada día estoy más desconcertado. Es bastante evidente que el éxito de Martin – del que soy un gran fan, y ahí queda mi introducción al segundo volumen de la saga en Gigamesh- se basa en haber traspuesto muy bien los modos del folletín y de la novela histórica al fantástico, pero no me parece revolucionario. Revolucionario me parece Sapkowski porque convierte en relación post-moderna la relación tradicional de la fantasía. Lo importante de Sapkowski no es su sofisticación o la elegancia de su arte, sino su funcionamiento a varios niveles: el de análisis, como revolucionario del fantástico, y el de gran narrador de aventuras, pues muchos lectores valoran Geralt de Rivia como una historia apasionante. Creo que ahí reside la verdadera clave de su éxito y la razón por la que Sapkowski es un fenómeno sin parangón. Es un rasgo de incontestable genialidad. Posiblemente, el gran fallo que cometimos en Bibliópolis fue publicar libros muy buenos que estaban por encima del nivel de asimilación de muchos lectores. Por eso es realmente importante Sapkowski: me permite a mí estar a gusto con un texto espléndido e increíblemente sofisticado al tiempo que consigue aglutinar a un variado espectro de lectores.

Fantasymundo: Otro tanto a favor de Sapkowski es su habilidad para crear personajes. Eso es algo que fascina a los aficionados.

L. G. P: Absolutamente. Una de las cosas que más han desconcertado a los lectores es el escaso protagonismo de Geralt de Rivia a partir del tercer libro, sobre todo porque la saga lleva su nombre. Hay una explicación muy sencilla a este desconcierto: la saga no se llama originalmente así, es una iniciativa nuestra. Pero es cierto lo que tú apuntas: Sapkowski profesa un enorme interés ya no sólo por sus personajes secundarios sino también por los que aparecen en dos o tres páginas, que se encuentran al mismo nivel que sus protagonistas. Dedica a todos el mismo tiempo a la hora de caracterizarlos. Fíjate, uno de los grandes rasgos del estilo de Sapkowski es que no se detiene a caracterizar a sus personajes, deja mucho margen a la imaginación del lector.

Por ejemplo, las cubiertas de los libros de Alamut relativos a Geralt de Rivia, ilustradas por el argentino Alejandro Colucci, un experto en novela histórica afincado en Barcelona, contarán con retratos de los principales personajes de la saga imaginados por él, ya que Sapkowski no los describe en su totalidad en cada obra, sino que va dejando caer pequeños detalles que luego vamos reconstruyendo. Sapkowski es un autor impresionista creando personajes que no hace distinciones a la hora de introducir a los protagonistas o los secundarios. Es capaz de poner en escena a un tipo que puede tener la etiqueta de héroe pero que muere al cabo de unas pocas páginas, dando una sensación apabullante de realismo por su desprecio por las jerarquías o los tópicos. La construcción de sus personajes y su uso del lenguaje son sus distintivos de fábrica.

Fantasymundo: ¿Cuál es tu personaje favorito?

L. G. P: Yo creo que tengo una cierta debilidad por Jaskier. De hecho, ahora mismo estoy hablando con Colucci, el ilustrador, porque el tercer libro de la nueva edición le va a llevar en cubierta. Así, en los tres primeros libros habremos metido a tres personajes constantes de la saga: en “El último deseo”, teníamos a Geralt y en “La espada del destino” a Yennefer…

Fantasymundo: ¿O sea que estos nuevos libros de Alamut van a ser también ejemplares de coleccionista?

L. G. P: Un poco sí. La idea es ofrecer un extra al lector, ya que hemos decidido imprimir un cierto cambio a la imagen de la saga. En Bibliópolis no mostramos nunca deliberadamente a los personajes en las portadas porque ni me gustan las portadas zafias a lo Conan, con tipos en taparrabos, ni creo que, inicialmente, sea aconsejable en unos libros que llegan a la fibra sensible del lector. Nuestro intento por no forzar una visualización ha funcionado muy bien, porque hemos logrado que los lectores no se den cuenta de la parquedad descriptiva de Sapkowski, algo extremadamente sencillo gracias a la visualidad de su estilo.

Cinco años después he querido cambiar de táctica y me ha apetecido enseñarlos ahora que podemos trabajar sobre una imagen ya hecha. Estas cubiertas podrían ser perfectamente juegos de pósters que regalásemos a los lectores. Te quería enseñar, por si no lo has visto, la portada que va a tener “La Espada del destino” (Luis García Prado se pone enfrente de su ordenador y, tras abrir una serie de ficheros, se detiene en una espectacular imagen femenina) porque va a ayudarme a explicarte lo que realmente pretendo con estas carátulas ilustradas. En teoría, van a servir para que el lector fije su atención en ciertos detalles que podrían escapársele en el caso de no habérselos leído. Si observas el dibujo de Yennefer, verás que en su puño tiene un pájaro, una milana concretamente, que tiene un papel crucial en uno de los cuentos de este segundo volumen, “Esquirlas de hielo”, un relato sobre un triángulo amoroso que implica a Yennefer, Geralt y un tercer mago. Esta imagen de Yennefer se corresponde, por cierto, con la presentación que de ella hará Sapkowski en “El último deseo”, donde hace acto de aparición. El trabajo de Colucci de interpretación de los personajes me está pareciendo soberbio y desde luego puedo garantizarte que vamos a tener una serie de cubiertas sensacionales.

Fantasymundo: ¿No está aún terminada la de Jaskier?

L. G. P: No la tengo todavía, pero tengo muchísima curiosidad por ver cómo Alejandro va a representar a Jaskier, un sujeto que le resulta hedonista y que se imagina grueso. Yo le he dicho que si fuera gordo, no podría descolgarse de los balcones de las amantes (risas), pero bueno, veremos en qué queda, porque sé que haga lo que haga, presentará algo sorprendente, pero adecuado.

Fantasymundo: Tu acierto con Sapkowski ha sido total…

L. G. P: Sí y me parece casi milagroso, porque no sabría detectar el momento exacto en el que Sapkowski se convierte en un producto seguro. Y te voy a explicar por qué: al principio vendió, pero no extraordinariamente, como pasó con “Canción de Hielo y Fuego”. La sorpresa viene cuando empieza a vender constantemente al cabo de unos meses y cuando pasados unos años acaba siendo una mina. ¿Qué he hecho yo con Sapkowski?. Pues potenciar su imagen: en cinco años, me lo he traído seis veces a España para que le conocieran los fans, ha salido en prensa… La realidad es que él y sus libros han tenido unas oportunidades de difusión que no han tenido ningunos otros autores ni títulos de Bibliópolis. Algo habremos hecho bien, pero no sé exactamente qué.

Fantasymundo: ¿Quieres decir que el fracaso de algunos de los libros de tu repertorio se debió a una falta de publicidad adecuada?

L. G. P: Si te das cuenta, la otra cara de la moneda de no saber qué hace uno bien es precisamente el no saber qué hace uno mal. Uno sólo puede hacer aquello en lo que cree, intentando ser honesto consigo mismo. Pero de la misma forma que soy humilde con mis éxitos, procuro serlo también con mis fracasos, y más cuando me he dedicado a experimentar. En ese sentido, para mí es difícil conceptualizar algo como un fracaso, porque aun los libros que no se han vendido me han dado información.

Fantasymundo: Me gustaría saber si vas a publicar “El ciclo de Narreturm” en Alamut.

L. G. P: Por supuesto. Ese es el plan.

Fantasymundo: De Bibliópolis has dicho que “va a quedar hibernada por el momento”. ¿Qué podemos esperar de ella? ¿Está acabada, va a reciclarse como página web?

 L. G. P: La página web existió antes que la editorial. De hecho, y aquí quiero abrir un paréntesis, si yo llamo a la editorial así, en 2002, es porque desde 2000 llevaba una página amateur de crítica literaria con ese mismo nombre. Todavía hoy es posible encontrarla en la red. Debe su nombre a un cuento de Rafael Marín, colaborador, asimismo, de ese mismo portal de opinión. Obviamente, cuando empiezo a editar, me interesa emplear la web como plataforma de difusión de mis libros. En el caso de Alamut, esa asociación ya no es tan evidente y por lo tanto lo que sucederá ahora es que Bibliópolis se mantendrá como página de opinión. Ten en cuenta que durante estos ocho años ha pasado por varias etapas; incluso ha estado parada durante un tiempo. Ahora mismo está en manos de un nuevo coordinador, Fidel Insúa, también del colectivo Xatafi, por lo que la actualización regular de la página está asegurada. Pero su esencia, que es la del aficionado que pretende difundir ideas y formas de trabajar en el fantástico sin ánimo de lucro, seguirá vigente. Eso sí, al no contar ya con la asociación comercial con Bibliópolis, volverá por sus fueros: esto es, a ser una página independiente.

De todas maneras, y cierro paréntesis, la consigna ahora mismo es esperar y ver, porque hay que darle una oportunidad a Alamut para demostrar su virtualidad; vamos, hasta dentro de un año no estaré en condiciones de comprobar cuán bien estoy haciendo las cosas con Alamut. En función de cómo resulte mi nueva apuesta, se abren distintas opciones: mantener Alamut y Bibliópolis como entes vivos; cerrar Bibliópolis manteniendo Alamut; hibernar Bibliópolis de forma indefinida, sacando algún título de vez en cuando, pero teniendo claro que el grueso saldría en Alamut… Cualquier opción es plausible, aunque prematura de momento. Lo que sí es seguro es que en Bibliópolis saldrá brevemente, como ya te dije, “La dama del lago”, por pura razón de “completismo”.

Fantasymundo: Y si se tomase la decisión, al cabo de un año, de que la editorial Bibliópolis desapareciese, ¿qué iba a pasar con los libros en catálogo?

L. G. P: Para responderte a esto, vas a permitir que retome un poco conceptos de los que ya hemos hablado. Mi competencia ahora mismo está saldando y yo no; no es porque yo no tenga motivos para saldar, pues puedo contabilizar casos en Bibliópolis de ventas realmente bajas que han hecho que sobren centenares de ejemplares a los que tengo que dar salida. Para mí los saldos son una cosa muy perniciosa en la que además no creo, de forma que lo que hemos hecho es destruir los excedentes de almacén o destinarlos a actividades promocionales. Eso significa que no hemos descatalogado ningún título: de aquéllos que nos han sobrado mil, nos hemos deshecho de ochocientos; todavía quedarían doscientos. Asumo que son pocos y que encima no se venden, pero al menos estarán a la completa disponibilidad de los próximos doscientos lectores que se interesen por ellos. Deseo que los libros permanezcan en catálogo todo el tiempo posible, entre otras cosas porque los saldos, no sólo son perniciosos, sino también contraproducentes, porque los libros que ahora se saldan estarán descatalogados en el futuro. Y no se vuelven a encontrar. Es una de las grandes tragedias de la edición española que he podido comprobar por mí mismo y que me ha llevado a adoptar un compromiso para evitar que, en Bibliópolis, pueda producirse algo parecido.

Fantasymundo: La otra gran tragedia de la edición española, ¿podría ser el retraso en publicar libros con una sucesión de continuidad?. Por ejemplo, Minotauro tardó más de cuarenta años en traer “Titus Groan”, de Mervyn Peake; no contentos con ello, esperaron otros dieciocho años para hacer lo mismo con su continuación, Gormenghast. ¿Cómo es posible que las editoriales españolas tarden tanto en publicar libros de sagas enteras?

L. G. P: Porque no se venden.

Fantasymundo: ¿Cómo pueden saber que no se venden si no prueban?

L. G. P: Bueno, verás, en una saga, tú sacas un libro y si no se vende, tienes muy pocos motivos para sacar el siguiente. Siempre que alguien tarde en sacar una saga, es porque la está sacando en contra de los datos económicos del libro. Por lo tanto, habría que dar las gracias a las editoriales que tardan en sacar las sagas por el mero hecho de arriesgarse a sacarlas, ya que lo normal es justo lo contrario. La realidad es así de dura.

Fantasymundo: ¿Te considerarías pionero de una forma de entender el mercado editorial del futuro, donde presumiblemente, las editoriales se diferenciarán, no sólo por su catálogo, sino también por la cantidad – y la calidad- de los contenidos de su página web?

L. G. P: Cuando empecé a editar profesionalmente, lo hice con toda la consciencia de que mi actividad de aficionado – ya dije antes que yo fui el coordinador de una página que luego se hizo editor- era mi mejor tarjeta de presentación para los lectores, quienes sabían quién era yo, para bien o para mal. Tenía muy claro que Bibliópolis en red era un escaparate estupendo para Bibliópolis editorial. Ahora bien, sin duda Bibliópolis web habría cambiado sustancialmente si, en vez de ser el proyecto de un editor profesional, hubiese estado en manos de aficionados con ganas de demostrar al mundo su valía. Porque al final lo que hay que preguntarse es si las actividades de confraternización con el aficionado son rentables o no. Y mi conclusión al empezar a rentar fue tajantemente afirmativa, entre otras razones porque estamos hablando de un medio muy barato de difusión, especialmente para el pequeño editor.

Así pues, lo único que hice fue trasladar mis actividades como aficionado al fandom como un plus para la editorial, explotándolas a fondo. Y encontrando, como no podía ser de otra manera, también sus límites, que no son otros que los del propio mercado. Porque si el mercado se estrecha, y no te permite sacar rentabilidad de tus nuevos autores, ¿qué sentido tienen tus prácticas de confraternización con el aficionado, si no hay suficientes aficionados para que sea rentable?. En otras palabras, yo asumí que el fantástico era un nicho editorial, un contexto con mucho interés pero muy pocos lectores que, desgraciadamente, ha ido a peor en los últimos años.

Fantasymundo: ¿Por qué crees que hemos llegado a esta situación?

L. G. P: Por una pura cuestión de reparto del mercado: hemos creado demasiada oferta sin llegar a generar nuevos lectores. El problema no es que seamos demasiadas editoriales para demasiados libros; no, el problema son los mismos lectores. No hemos abierto mercado, a pesar de los indicadores de principios de década, particularmente en lo audiovisual, que te llevaba a pensar, erróneamente, que el fantástico era un auténtico filón, dada la cantidad de adaptaciones o de películas temáticas. Desgraciadamente, creo que el trasvase de espectadores a la literatura, ha afectado más a la juvenil.

Hay más razones, claro (saldos y estrechamiento del mercado), que están atenazando al mercado en los últimos dos años. La mayor catástrofe es, sin embargo, cuando hablas con un editor como yo que te dispara todas las alarmas y luego vas y preguntas a otro y descubres que va a empezar a publicar. Es echar más leña al fuego. Pero, y esto creo que es la primera vez que lo digo en la entrevista, una de las cosas que yo he hecho, porque le he visto las orejas al lobo, es diversificar los géneros que publico. Desde 2006 me he lanzado a publicar novela histórica, por ejemplo, género muy esperanzador, pues sin éxitos clamorosos en los últimos años, se está demostrando que es más fácil de vender, hasta con autores de nuevo cuño, que la ciencia ficción y la fantasía.

Fantasymundo: Ahora que hablas de diversidad de géneros, me sorprende comprobar la poca – o casi nula- oferta que tenéis de Terror en Bibliópolis…

L. G. P: Algo de Terror sí que hemos sacado, poco (cita Dorada y Los Ladrones de cuerpos), lo que pasa es que no soy lector de ese género y Bibliópolis refleja mis gustos. Fui fanático de Stephen King de adolescente, como todo el mundo (risas ante la negativa del entrevistador), y no pasé de ahí. Por alguna razón, yo nunca me he aficionado al Terror como género, lo cual, sumado a su escasa rentabilidad, hizo que no me interesase mucho por él.

Fantasymundo: De todas maneras, aunque no puedan calificarse estrictamente como Terror, sí es posible rastrear una cierta presencia en los Sherlock Holmes de Rodolfo Martínez que has publicado…

L. G. P: Por supuesto. Y en otros libros, también, porque dentro de Bibliópolis Fantástica hemos rehuido siempre etiquetar las novelas por géneros (Ciencia Ficción, Fantasía o Terror), limitándonos a englobarlo todo como “Fantástico”. No se trata de mero capricho, sino que es consecuencia, primero, de mi creencia de que la distinción por géneros es bastante artificial y segundo de mi gusto por novelas híbridas que mezclen la mayoría de elementos de estos géneros. Examina mi catálogo: verás que en muchas de las novelas que he publicado, es difícil dictaminar si pertenecen a la Fantasía o a la Ciencia Ficción. Te pongo dos ejemplos muy claros: “La hija del Dragón de Hierro” de Michael Swanwick (Bibliópolis Fantástica 43), ambientada en un mundo fantástico donde los dragones son bombarderos B- 52 que lanzan bombas sobre las casitas de los elfos (¿?) y “Metropol” de Walter Jon Williams (Bibliópolis Fantástica 37), que se desarrolla en un impreciso mundo futuro donde las Ciudades han abarcado todo el espacio disponible (Ciencia Ficción) y cuya superposición estructural genera Geomancia (Fantasía), es decir, se está haciendo un uso tecnológico de la Magia. A mí no me gusta crearme expectativas sobre lo que voy a leer, pero entiendo que haya lectores que sí lo hagan. Bibliópolis no está pensada para eso.

Fantasymundo: Si me permites, vamos a hablar ahora de un escritor y un personaje absolutamente fascinantes. El escritor es Isaac Asimov, a quien tú pudiste traducir en “Bóvedas de acero”. ¿Crees que existe un “boom” de Asimov?. Parece que Plaza y Janés lo ha publicado todo (o casi todo).

L. G. P: No creo que haya un “boom” de Asimov; lo que pasa es que no ha pasado nunca de moda. Fíjate, Plaza y Janés, un clásico español, es un claro ejemplo de que el comportamiento de grandes sellos como este no responde a unas líneas fijas durante mucho tiempo, porque los editores que trabajan en ellas van rotando de una a otra. Con Asimov se pierde todo interés por publicarle durante un tiempo, sin que llegue, sin embargo, a estar completamente descatalogado del todo, debido a que lo que se ha publicado siempre de él ha sido mucho. Simplemente, lo que sucede es que estamos en un periodo de recuperación de Asimov, sobre todo en formato grande, lo que no hace sino constatar lo que ya sabíamos, que se trata de un valor absolutamente seguro. ¡El escritor de Ciencia Ficción que conocen los que no leen Ciencia Ficción!. Y yo eso lo he comprobado no sólo con Bóvedas de Acero, sino más recientemente con “Trilogía del Imperio” (Bibliópolis Fantástica 56), un volumen de tres novelas de principiante, que no figuran entre sus mejores obras pero que se ha agotado inmediatamente.

Fantasymundo: El segundo personaje sobre el que quería detenerme es Sherlock Holmes, que ya ha aparecido en un momento previo de nuestra conversación. Supongo que eres holmsófilo, porque de lo contrario no le habrías publicado…

L. G. P: En realidad, no. He leído algunas cosas de Sherlock Holmes, un poco del Canon, pero en verdad si empiezo a publicar pastiches holmesianos es porque me gustan las historias de Rodolfo Martínez, sustancialmente diferentes de otros por su amenidad y su cercanía a toda clase de públicos. Lo que me encantó de “La Sabiduría de los Muertos”, originalmente publicado, en una tirada muy corta, por quienes le concedieron el Premio Asturias de novela, fue que no necesitaba ser un fan del personaje para disfrutar del libro.

Se notaba, por su agilidad y brillantez, que Rodolfo se lo estaba pasando en grande escribiéndola. Cuando monté Bibliópolis quise sacarlo como inédito, porque hasta entonces había estado en una edición muy reducida y marginal y acabamos haciéndole, para la versión de Bibliópolis, unos cuantos ajustes y añadidos. Fue acogido con entusiasmo por los lectores, aunque la cosa despegó más a partir de la segunda novela, “Sherlock Holmes y las huellas del poeta”. Lo interesante del proceso, y sin duda una de las más bonitas que me ha pasado a mí como editor, es que “Tras las huellas del poeta” es el resultado de ideas desechadas por Rodolfo y por mí, unidas con otras suyas, que salieron de comentar “La sabiduría de los muertos”, título agotado pero que tengo intención de reeditar. La primera es un pastiche de corte clásico con elementos fantásticos, mientras que la segunda es un homenaje, un tributo a todos los mitos del autor, abigarrados en un universo propio. Me parece muy estimulante que los lectores nos estén acompañando en este periplo.

Fantasymundo: ¿Hasta dónde va a llegar este proyecto que, si no he entendido mal, está creciendo parejamente con la editorial?

 L.G.P: Efectivamente, es uno de los pocos proyectos que ha nacido en la editorial, sencillamente porque Rodolfo es, junto con Juan Miguel Aguilera, autor de la genial “Mundos y demonios” (Bibliópolis Fantástica 35), el único autor español que hemos publicado en Bibliópolis. La diferencia en ambos casos es que, mientras Aguilera está muy poco disponible para continuar la serie que ya ha iniciado con nosotros, por la variedad de sus proyectos (muchos de los cuales están siendo publicados en Minotauro), Rodolfo está mucho más liberado y es bastante más rápido. ¿Por qué no se han publicado a más autores españoles, teniendo tantos motivos como tengo, pues soy amigo de todos ellos y ya les he publicado en Artífex?. Pues por una cuestión de prejuicios: un libro que escriba un autor nacional debe de tener algún tipo de aliciente que capte la atención del lector para que no pueda darle la espalda, ya que todavía hoy, a pesar de todos los intentos realizados, sigue pensándose que la buena Ciencia Ficción y la Fantasía son obra de autores anglosajones. Ser escritor español de fantástico es un hándicap; eso lo tenía claro cuando empecé mi andadura como editor, en 2003, momento en el que no me atreví a sacar a ningún autor patrio por miedo a enajenar a los lectores.

Fantasymundo: Una cosa así sólo debe pasar en España. Mira en Polonia, donde están tan orgullosos de Sapkowski y de Stanislav Lem…

L. G. P: Pero Sapkowski creó el mercado autóctono de Fantasía en Polonia. Realmente, él empezó a escribir relatos y novelas de Geralt de Rivia porque publicaba en una revista, ya que no había libros de lo que él hacía, entre otras cosas por la coyuntura histórica en la que vivía. La Ciencia ficción era socialista, pero la Fantasía, decadente. Cuando cae el Muro, le empiezan a publicar esos relatos, que ya tenían un público muy fiel, en forma de libro, convirtiéndose en un éxito completo. Es a raíz de la toma de conciencia de este éxito, cuando Andrzej se da cuenta de que existe un mercado aún por explotar, por lo que se decide a hacer una saga. Y luego estaba Lem, como bien has dicho, pero su caso era totalmente distinto, porque ya no era un escritor sino un mito, una autoridad reverenciada y una referencia de la cultura polaca cuyas opiniones sentaban cátedra. Lem era el primero y el último de los autores de Ciencia Ficción polacos, mientras que Sapkowski abrió el mercado para él y para otros autores.

Fantasymundo: ¿Publicaréis algo de Lem?

L. G. P: No. A mí me encantaría, pero todas sus grandes obras están (y han estado casi siempre) en catálogo, tanto en Minotauro, como en Alianza. Siempre ha estado accesible. Obviamente, si yo hubiera llegado a un mercado en el que me hubiera encontrado alguna de sus obras, pongamos “El invencible”, sin publicar, no me lo hubiera pensado a la hora de editarlo, claro.

Fantasymundo: Vamos a retomar un segundo a Sherlock Holmes para terminar con él. ¿Cuáles crees que son las claves de la fascinación que despierta este personaje?

 L. G. P: Rodolfo Martínez dice que es el primer superhéroe. Sobre el particular tiene un buen artículo que procuro recomendar, porque a mí me gusta mucho. Rudi lleva esta idea hasta sus últimas consecuencias, hasta el punto de sacar superhéroes en sus pastiches holmesianos. Yo añadiría algo más: Sherlock Holmes es tan popular porque es una idealización de nuestra humanidad. La sobredimensión de sus defectos, sus virtudes o sus vicios, supone para nuestra cultura exactamente lo mismo que los Dioses Olímpicos para los antiguos griegos. Nos reconocemos en este sobredimensionamiento excesivo.

Fantasymundo: ¿Qué recomendarías a un editor que quisiera iniciarse en el mundo del fantástico?

 L. G. P: ¿Además de huid, huid, insensatos? (risas). Bueno, creo que es un mal momento para empezar a editar fantástico, porque ya casi no hay “huecos” que rellenar. Ya no están esas veinte o treinta obras imprescindibles pendientes de publicar, como pasaba hace tan solo unos años. No sólo se ha reducido el nicho de mercado, sino también las posibilidades de éxito de autores completamente desconocidos, debido, como venimos diciendo, al estrechamiento del mercado. Además, los autores que venden son las tablas de salvación de quienes ya estamos en esto. Luego, ¿cuál es el camino que debe seguir quien quiera iniciarse?. Pues seguir los pasos de editoriales como Omicrón de Roca: rebañar libros de comercialidad dudosa que han sonado en la última década pero que no se han llegado a publicar o intentarlo con alguna novedad de algún autor teóricamente consolidado o de segunda fila que ya quisieron publicarse pero que se revelaron poco rentables. En otras palabras: lo que quedan son los restos.

Pensaba que iba a haber una apertura, y basándome en esa creencia desarrollé buena parte de mi trabajo en Bibliópolis, porque esta saturación era aplicable a la Ciencia Ficción o la Fantasía americana pero no tenía por qué afectar a otras que están realizándose en otros países, por lo que quizás allí podría hallarse una solución. He intentado de forma sistemática publicar a los “hits” de Alemania – Andreas Eschbach (“Los tejedores de cabellos», Bibliópolis Fantástica 14)- de Rusia –Serguei Lukyanenko (“Línea de sueños”, Bibliópolis Fantástica 39), más vendido en su país de origen que Sapkowski en Polonia- de Bulgaria –Khristo Poshtakov (“Industria, luz y magia”, Bibliópolis Fantástica 45)- y he sondeado el mercado francés, pero allí su industria del fantástico es tan relativamente fuerte (comparada con la nuestra) que se hace difícil saber quién es el mejor, y siempre me he topado con el mismo resultado: si los lectores rechazan arriesgarse con autores desconocidos, por mucho éxito que tengan en sus países originarios, (y ya no quiero decirte si, además de ser desconocidos forman parte de culturas desconocidas), los editores tienen que plegarse a sus designios y abandonar todo experimentalismo exótico. Sinceramente, recomendaría a un nuevo autor que probase, pero no puedo garantizarle ningún triunfo y sí enormes dificultades.

Fantasymundo: Funesto panorama para la Ciencia Ficción y la Fantasía en castellano (y no sólo para los que escriben en castellano)…

 L. G. P: Absolutamente, lo cual no quiere decir, insisto, que no haya gente que venda muchísimo, como Sapkowski. Pero también te diré, con datos en la mano, que es una excepción clamorosa. No pueden confundirse las excepciones con las reglas.

Fantasymundo: Vas a permitirme que barra un poco para casa. ¿Cómo valoras la promoción en webs como Fantasymundo y qué expectativas albergas respecto a este tipo de publicidad virtual?. ¿Crees que, visto lo mal que está el mercado, que esta promoción puede ser una válvula de escape en el futuro?

L. G. P: Para mi editorial es muy importante no menospreciar este tipo de promoción; debe contarse con ella y fomentarla. Sin embargo, mis expectativas respecto a su rentabilidad comercial se han ido diluyendo con el paso del tiempo: tengo entendido que mis lectores y los vuestros son los mismos, que se solapan en vez de sumarse. Mi desconfianza no estriba en su eficacia para llegar a los lectores, algo que ha quedado probado, sino en la existencia de una verdadera masa crítica. Creo que es eso lo que realmente nos está faltando.

Fantasymundo: ¿Y cómo crees que se puede formar una “masa crítica” de lectores?

L. G. P: No tengo ni la menor idea. Si lo supiera…

Fantasymundo: ¿Qué podemos esperar de Luis García Prado en el futuro?

L. G. P: Voy a estar trabajando con Alamut a pie firme, procurando sacar unos veinte títulos anuales, como ya hacía en Bibliópolis, muchos de los cuales serán reediciones de éxitos clamorosos de la antigua editorial; daré una mayor presencia a la novela histórica, dada la facilidad para la experimentación en este campo, e intentaré consolidar Alamut como un referente de novela de calidad y entretenimiento. Estoy muy ilusionado con este nuevo proyecto, al que dotaré de una personalidad propia y con el que voy sobre seguro.

Fantasymundo: Hemos terminado. Muchas gracias por tu tiempo y por habernos recibido.

L. G. P: Muchas gracias a ti.

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