Robbie Thompson sale de la parcela arácnida (Veneno: Caballero del Espacio, Seda, Spidey) para adentrarse a recorrer los caminos de la magia. En el trayecto por la senda mística le acompañan Javier Rodríguez (Spiderwoman) con su estilo fresco, dinámico y desenfadado, así como Nathan Stockman (Spidey) con un dibujo también desenfadado, aunque con línea menos pulida. Además el volumen nos ofrece también una historia corta, procedente del anual de la serie principal de Extraño, que Panini Cómics acertadamente ha reservado para este «Doctor Extraño y los Hechiceros Supremos«, al ser el inicio de toda la aventura. Cuenta con lápices de Jonathan M. Barravecchia y color de Lee Loughridge, mostrando el resultado final un acabado muy al estilo acuarela.

A nivel gráfico vamos a encontrarnos con algunas viñetas a página completa que son una maravilla, como imágenes oníricas donde vemos a los personajes en distintos lugares a la vez, o la perspectiva imposible de las Escaleras de Esher, donde lo que es arriba pasa a ser abajo. Incluso un capítulo presenta la estructura de los libros de “Elige tu propia aventura” y funciona a la perfección (yo conseguí salir y avanzar al segundo intento). A destacar también el momento en que deben huir de las páginas de un libro. Steve Ditko dotó a su creación de una magia onírica imposible en el apartado gráfico, y otros autores, como los que aquí nos ocupan, siguen su estela haciendo un muy buen trabajo. En esta línea, la despedida, el número doce de la maxi serie, presenta un formato apaisado en su totalidad.

En la pequeña historia de apertura ya tenemos los ingredientes principales: un joven aprendiz de mago, Yao, busca un mapa que se transfiere mágicamente a la piel de su antebrazo; tenemos también una persecución, la captura y posterior liberación por otro mago, Merlín (el de Camelot, no el de Otro-Mundo)… Sin saberlo el lector ha asistido a una de las primeras apariciones cronológicas de uno de los más grandes Hechiceros Supremos, ¿adivinas cuál?

La historia se ubica tras el ataque del Emperikull, con lo que la magia en el presente está muy debilitada. Sin embargo el pasado también tiene sus problemas, pues Merlín necesita reclutar a Hechiceros Supremos de distintas épocas para hacer frente al Olvidado. Esta es la excusa para ver en acción a personajes tan dispares como Kushala, una mística nativo-americana, poseída por el Espíritu de la Venganza; Sir Isaac Newton y su Con Mente, un Sin Mente que viene a seguir la estela del Asombroso Andy cuando cayó en las manos de Dan Slott en Hulka; Nina, la Maga, brasileña de los años cincuenta; Wiccan, futuro Hechicero Supremo y el mencionado Yao. Todos ellos se sumarán a Dr. Extraño y Merlín para detener al Olvidado.

Pese al gran número de personajes reclutados, es cierto que pueden echarse de menos otros nombres como el propio Agamotto, primer Hechicero Supremo, o  Zhered-Na, su primera discípula, así como Hechiceros Supremos de otras dimensiones, como Tíboro o Necrom, o algunos más recientes, como el Hermano Vudú quien ha sido de los últimos en ostentar el cargo, o algún hechicero futuro que llegará de la mano de Marvel Legacy, aunque su ausencia no afecta en nada a la historia, e incluso puede hacer que funcione mejor al ser más fácil trabajar con un número reducido de personajes. Al fin y al cabo Merlín ha elegido a este grupo en concreto por algún motivo. Pero no nos engañemos, todos tienen una razón para haberse alistado, un interés oculto.

Con lo que nadie contaba es con la muerte de Merlín a manos del Olvidado nada más empezar la misión, lo que los lleva a dirigirse a Camelot, para investigar sus libros, armas, hechizos… Y si la mansión de Doctor Extraño da juego a nivel gráfico, el castillo de Merlín no se queda corto. Será en este contexto donde vayamos profundizando más en los intereses de los Hechiceros Supremos hasta llegar a conocer la identidad del traidor oculto entre ellos. Una traición brutal, sangrienta, de un hombre de fe, que busca un libro poderoso, aquel que contiene la Palabra de Dios. A partir de aquí todo está relacionado: el creador del libro, sus lectores, el Olvidado… en una trama donde no todo es lo que parece.

La aventura tiene además momentos interesantes, como el primer encuentro, vía flashback, entre Doctor Extraño, Clea y Sir Isaac Newton con el Dr Muerte, alguien que no podía faltar en la historia. También destaca un enfrentamiento del traidor con Los Vengadores (el grupo de Mark Waid) tras un salto al presente, sobre todo por la caracterización que hace de los miembros, donde con pocas palabras y pocas acciones los clava muy bien. E incluso hay quien recuerda que durante un tiempo el Pato Howard aprendió artes místicas, Thompson ha hecho los deberes.

Cuando todo parece solucionado y el problema se resuelve, aún les queda un tema con el que lidiar. Y es que la magia siempre exige un precio. Uno de los integrantes ha jugado con fuerzas que no debía y para salvarse deberá romper su pacto con el señor del Infierno, y no, no esperes ver a Mefisto sentado en el trono, hay un personaje distinto ocupando su lugar. Este tipo de guiños, jugando con distintos momentos temporales, plantean una serie de posibilidades interesantes y con potencial, por mucho que se trate de futuros alternativos.

Al final, puede decirse que todo ha sido un plan de Merlín para asegurarse que Yao se convierta en quien debe llegar a ser. Y la reflexión final del personaje, tal como nosotros los lectores le conocimos, el destino que alcanzó, y lo que está buscando en esta historia, es muy acertada, porque quizás sea la única forma de conseguirlo. Ya sabes, planta un árbol, escribe un libro y ten un hijo. O forma a muchos Hechiceros Supremos.

¡Que la magia os acompañe!

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