Si alguna vez soñaste con dirigir tu propia escuela de magia, pero sin tener que lidiar con el papeleo de Hogwarts ni los dramas adolescentes de Harry y compañía, Spellcaster University es tu billete directo a ese mundo. Un juego que mezcla gestión, construcción y fantasía con un estilo visual encantador y una jugabilidad que, aunque sencilla en apariencia, esconde más profundidad de la que parece. Vamos a destriparlo con cariño, como se merece.
¿De qué va Spellcaster University?
La premisa es tan clara como divertida: eres el director de una universidad mágica en un mundo que está siendo arrasado por el Señor del Mal. Tu misión es formar a la próxima generación de magos, brujas, druidas y demás fauna arcana antes de que el apocalipsis se los lleve por delante. ¿Cómo? Construyendo aulas, contratando profesores, gestionando recursos y lidiando con estudiantes que tienen más personalidad que sentido común.

No hay combates directos ni exploración al uso. Aquí todo gira en torno a la gestión: qué salas construyes, qué asignaturas impartes, cómo organizas el día a día de tu escuela y qué decisiones tomas frente a los eventos aleatorios que van apareciendo. Y créeme, hay muchos. Desde visitas inesperadas de elfos con exigencias absurdas, hasta estudiantes que se convierten en hombres lobo y causan estragos en los pasillos.
Un Sim City pero con varitas
La estructura del juego se basa en cartas. Sí, cartas. Cada vez que construyes una sala, contratas a un profesor o mejoras una habilidad, lo haces a través de cartas que te van saliendo en packs. Esto le da un toque de aleatoriedad que, aunque puede frustrar en momentos clave (¿por qué no me sale nunca la sala de necromancia?), también obliga a adaptarte y a improvisar. Y eso, en un juego de gestión, es oro puro.

Tienes que tener en cuenta el bienestar de los estudiantes, su nivel de magia, sus rasgos de personalidad (algunos son glotones, otros hiperactivos, otros simplemente vagos), y cómo todo eso afecta a su rendimiento. También hay que gestionar el prestigio de la universidad, las relaciones con las facciones del mundo (el gremio de aventureros, los inquisidores, los elfos…), y por supuesto, el avance del Señor del Mal, que cada cierto tiempo se acerca un poco más a tu puerta.
La gestión de recursos es otro punto clave. Hay tres tipos principales: maná, oro y prestigio. Cada uno se genera de forma distinta y sirve para cosas diferentes. El maná se divide en escuelas mágicas (arcano, naturaleza, luz, sombra, alquimia…), y se obtiene según las actividades de los estudiantes. El oro lo consigues con donaciones, eventos o vendiendo pociones. Y el prestigio… bueno, eso depende de lo bien que lo hagas y de lo mucho que impresiones a las facciones externas.
Cada partida es distinta. No solo por las cartas, sino por cómo se desarrolla el mundo. Puedes tener una universidad en las montañas, en el bosque, en el desierto… y cada entorno tiene sus propias ventajas y desafíos. Además, cuando el Señor del Mal llega y destruye tu escuela (porque sí, eso va a pasar), puedes empezar otra en otro lugar, manteniendo parte del progreso. Es como una campaña roguelike, pero con pizarras y pociones.
Encanto pixelado
El apartado artístico es para nosotros el verdadero punto fuerte del juego. No esperes gráficos hiperrealistas ni efectos de partículas que te dejen ciego. Aquí todo es 2D, con un estilo que recuerda a los cuentos ilustrados y a los juegos indie más mimados. Los personajes tienen un diseño adorable, las salas están llenas de detalles, y todo tiene ese aire de “hecho con cariño” que se agradece.
Cada sala tiene su propia estética, y ver cómo tu universidad crece y se llena de vida es una delicia. Los estudiantes pasean, duermen, estudian, se pelean, se transforman… y todo con animaciones simples pero efectivas. Hay algo muy satisfactorio en ver cómo una sala de alquimia se llena de frascos burbujeantes y cómo los estudiantes se sientan a estudiar con cara de concentración (o de aburrimiento absoluto).

La interfaz, eso sí, puede ser un poco caótica al principio. Hay muchos iconos, menús y ventanas emergentes, y hasta que te acostumbras, puedes sentirte como un estudiante de primer año intentando entender alquimia avanzada. Pero una vez que le pillas el truco, todo fluye.
Un sonido cargado de magia ambiental
La banda sonora acompaña sin molestar. Melodías suaves, con toques fantásticos, que ayudan a crear ambiente sin robar protagonismo. Los efectos de sonido son simpáticos, aunque no especialmente memorables. No es un juego que te vaya a dejar tarareando su música, pero tampoco lo necesita. Aquí el protagonismo está en la gestión y en las historias que se generan solas.
Eso sí, se echa en falta algo más de variedad sonora. Después de varias horas, las melodías pueden volverse repetitivas. Un poco más de dinamismo en la música según el estado de la universidad (por ejemplo, cuando el Señor del Mal está cerca) habría añadido tensión y dramatismo.
¿Os recomendamos Spellcaster University?
Dentro del género de gestión de recursos, Spellcaster University tampoco es que destaque por encima de otros títulos, aunque la verdad es que es bastante divertido, sobre todo las primeras horas de juego.
Si os gusta el género, sí que sería ideal que le diéseis una pasadita; es un juego divertido para echar el rato.

✔️ PROS:
- Idea original: gestionas una universidad mágica.
- Estilo visual encantador.
- Alta rejugabilidad con mazos y eventos aleatorios.
❌ CONTRAS:
- Curva de aprendizaje algo difícil.
- Mucho micromanagement.
- Interfaz algo caótica.
- Ritmo desigual en algunas fases.
🎮 PLATAFORMAS: PC, PS4, PS5 y Switch.
























