Portada de "Amor inmortalis" de Marta Santés, ilustrada por Luis Tinoco.
Portada de "Amor inmortalis" de Marta Santés, ilustrada por Luis Tinoco. | Fuente: Titania.
Portada de "Amor inmortalis" de Marta Santés, ilustrada por Luis Tinoco.
Portada de «Amor inmortalis» de Marta Santés, ilustrada por Luis Tinoco. | Fuente: Titania.

Marta Santés regresa al universo mágico con su novela de romance y fantasía Amor inmortalis, spin-off de Las brujas de Belie, publicada por Titania. El libro cuenta con un diseño de cubierta de Luis Tinoco.

La magia ha formado parte de la vida de Eira desde que abrió los ojos al mundo por primera vez. ¿Cómo no hacerlo, si vive rodeada de brujas? Una familia unida a la que adora.

Entre lecturas de cartas de tarot, hechizos y rituales, Eira se encuentra con un destino fatal: la Proclama de la Deida. Es una de las elegidas por el aquelarre para llevar a cabo las pruebas de revelación de la Deida original. Aquella bruja destinada a detener los planes del Catalizador, Caiden, y también, la única superviviente del torneo.

Descubrimos que nuestra protagonista está metida en un jaleo a través de los protagonistas de Las brujas de Belie, sus padres. Por si a alguien le da reparo no haberse leído ese libro antes de dar paso a este, no hay problema. No es estrictamente necesario para disfrutar de la lectura. Las brujas de Belie se convierte casi en la cáscara que envuelve a Eira, pero Amor inmortalis trata de la vida de Eira ya lejos del cascarón.

La novela hace un collage de múltiples novelas juveniles lanzadas durante los últimos treinta años. Algunos recortes quedan tan integrados que se convierten en piezas únicas, Santés los transforma en algo totalmente suyo. Otros quedan como referencias y, algunos, no dan para nada el pego.

Con todo ello tenemos una profecía engañosa, un pasado escondido y un futuro oculto, un asalto al poder, un romance trágico, y unas pruebas que a cualquier pueden costarle el pellejo. Metemos todo en una bola mágica, la sacudimos bien y, ¡a la aventura!

Al inicio, la novela tropieza consigo misma varias veces en un intento de conectar con el título anterior, dando lugar a diálogos rígidos llenos de explicaciones. No obstante, en cuanto dejan a Eira volar sola, la historia comienza a coger soltura.

Es ese mismo dinamismo que va ganando la novela en cuanto Eira va por su cuenta lo que  le permite jugar con diálogos de comedia romántica de instituto, estrategias políticas, pruebas deshumanizantes y confesiones sinceras. Es una mezcla extraña, pero fluye. Salvo cuando Caiden entra en modo «soy Edward Cullen y me odio a mí mismo» y Eira se mete en el bucle de «Caiden es el ser más bello del universo». El chaval es guapo y llama la atención, sigamos, por favor.

El mayor problema de la novela se encuentra en el final. Traiciona los principios que defiende durante toda la historia en pos de un final efectista que no tiene ningún sentido. Aún así, si nos centramos en el viaje y no en el destino, es una lectura interesante.

Amor inmortalis es una historia entretenida, con una fantasía que mezcla la magia rúnica más ancestral con la ciencia actual. Eira es vibrante, un poco liante y terca como ella sola. Caiden tiene el espíritu de un chaval al que han obligado a jugar al Dark Souls cuando solo quería pasar el rato en Stardew Valley.

Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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