Vaya tela, Sam Single Drunk Female serie crítica reseña
Lily Mae Harrington y Sofia Black-D'Elia en "Vaya tela, Sam" (2022). | Fuente: Disney+

Hay señales que indican que quizás tu vida está yendo por un camino equivocado y reventarle la cabeza a tu jefe con un teléfono puede que sea una de ellas. Vaya tela, Sam es una producción creada por Simone Finch y emitida en España por Disney+.

Todos hemos tenido algún encontronazo vergonzoso en la vida del que solo queremos huir, incluso del recuerdo. El problema está cuando te lo temas demasiado literal y quieres salir por patas dandole caña al coche y con una borrachera del quince. Ese cuadro es el que lleva a Sam a tener una agente de la condicional que no la soporta, muchas horas de servicio comunitario que cumplir y un porrón de reuniones de alcohólicos anónimos a las que asistir. Pero a ella no le hace falta, ¿verdad? Ella no es alcohólica, puede parar cuando quiera.

De entrada, Vaya tela, Sam es un nombre horrible. Single  ̶D̶r̶u̶n̶k̶  Female tiene muchísima más gracia, pero bueno, es lo que hay. Es la única queja que tengo respecto a la traducción, la verdad. Pero bueno, una vez obviado el tema del título, la verdad es que me pareció que la historia tenía buena pinta. Las promos prometían mucho. Pero, ¡ay, las promesas! Como duelen cuando se quedan en nada.

Vaya tela, Sam Single Drunk Female serie crítica reseña
Sofia Black-D’Elia y Ally Sheedy en «Vaya tela, Sam» (2022). | Fuente: Disney+
ALLY SHEEDY, SOFIA BLACK-D’ELIA

¿Esta autopista lleva a alguna parte?

La serie tiene buen fondo. Hay un esfuerzo real por hablar de los problemas que sufre una persona alcohólica, lo importante que es tener una red de apoyo sólida para poder salir, lo que una enfermedad así supone no solo para la persona que directamente lo sufre sino también para su entorno. Hay mucho contenido ahí, pero como los zumos de fruta embotellados, gran parte se queda en el fondo y no llega al espectador. Esto se debe a un guion mal ejecutado, una dirección que no termina de decidir hacia dónde quiere ir y muy poca chispa.

Cuando juegas con el drama y la comedia para crear contraste, haces que una dependa de la otra para surtir efecto. En este caso el drama es el que aparece en segundo plano, dependiendo de la comedia. ¿Y qué sucede cuando eres incapaz de crear humor cuando lo conviertes en una pieza fundamental? Que el impacto emocional se pierde. La historia está llena de diálogos tontísimos para suplir la carencia de comedia, pero no funciona y resulta aburrida. Intenta conseguir un poco esa polaridad tan absurda que tiene Mom, una serie que también habla del alcoholismo desde el humor y el drama, pero no consigue que cuajen los chistes.

Cada vez que se presenta una situación que puede dar juego en la trama, enseguida se le corta las alas y se queda en nada. El mayor problema es ese. Se presentan muchísimas oportunidades y todas se quedan en nada. De manera que al final no consigue establecer vínculos con el espectador. Creo que las escenas que más garra tienen son en las que aparece Felicia, pero más por el desarrollo del personaje y el encanto que la propia Lily Mae Harrington le mete que por guion.

Salvo ese caso, todos los personajes tienen casi cero carisma. El mejor ejemplo es el de la agente de la condicional Gail Williams, interpretado por Madison Shepard. Es muy obvio que la intención detrás del personaje era que fuera insufrible y graciosa desde un sentido agrio. Pero se queda en meramente insufrible porque el guion es plano y no tiene enganche por ningún lado.

Ya lo de Brit, la ex-amiga de Sam interpretada por Sasha Compère, es un drama que estuvo a punto de echarme a dormir. Tras el tratamiento de Sam contra el alcoholismo y la situación con su madre, es el argumento que más peso tiene en la serie. Está mal explicado, tiene cero interés y aburre desde el mismo comienzo. Aunque la escena en el parque infantil es salvable, quizás porque Lily Mae Harrington también está en ella.

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Lily Mae Harrington, Sasha Compère y Mo Gaffney en «Vaya tela, Sam» (2022). | Fuente: Disney+

El alcohol tiene las patas cortas, pero no suele correr solo

La presión social que acompaña al alcohol está presente todo el tiempo de distintas formas, y algo que intentan comunicar en la serie es lo importante que es reconocer ese hecho a la vez que tener una actitud para darle la vuelta. Un ejemplo de ello es el minijuego mental de 8 bits que se inventaron para señalar lo importante que es proponerse a uno mismo pequeños objetivos y buscar la forma de ver la situación con positividad.

¿Qué pasa? Que tener buena actitud frente al alcoholismo es difícil si te sientes en la mierda más profunda y no tienes a nadie que te eche un cable. Por eso en la serie están todo el rato con el mensaje de que hay que contar con una red de apoyo fiable y estable, gente que te comprenda y quiera ayudarte. Y eso no siempre lo encuentras en la familia, ya sea por desconocimiento, porque la propia enfermedad ha creado distancia o porque de ese hilo no puedes tirar. A veces el lugar adecuado son asociaciones especializadas y personas que han pasado por lo mismo que tú.

El mejor ejemplo que tiene la serie sobre esto es la relación de Sam, interpretada por Sofia Black-D’Elia, con su madre Carol, interpretada por Ally Sheedy. Al comienzo de la serie hay una distancia brutal entre las dos, no quieren hablar de lo que está ocurriendo, casi que ni se miran. Se esquivan la una a la otra y se hacen daño en el proceso. Sam critica constantemente a su madre por su egocentrismo cuando ella tiene el mismo problema.

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Sofia Black-D’Elia y Ally Sheedy en «Vaya tela, Sam» (2022). | Fuente: Disney+

El viaje de la protagonista sigue la linea recta e interminable de una autopista. Cosa que no tiene mucho sentido cuando tratas de desentrañar el drama que supone la enfermedad. Así que, claro, cuando se detiene por el camino, el horizonte y el paisaje sigue siendo el mismo así que no funciona a nivel narrativo.

Con todo, la serie intenta señalar que hay esperanza con el alcoholismo, que se puede salir, que te puedes recuperar. No es una misión imposible. Pero es muy importante que todos estemos más concienciados, que seamos más empáticos, que tengamos una red de apoyo sólida y empezar con pequeños pasos. La serie ha sido renovada por una segunda temporada así que, bueno, quizás las cosas mejoren.

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Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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