"Un mundo helado" de Naomi Novik. | Fuente: Planeta de Libros.

¿Cómo comienzo…? “Un mundo helado” es… No, hagámoslo más interesante.

Erase una vez la hija del molinero.

Ella cuenta una historia: por culpa de su padre, un príncipe codicioso la encierra en una habitación para que hile paja y la transforme en oro. Chachi. Un duende que se daba un garbeo cerquita se acerca al oírla llorar y se dice “de aquí saco tajada”. Le suelta a la niña mona que él le hace el trabajo si le da algo a cambio. Al parecer al duende ese le van las baratijas y se conforma con un collar. Como el príncipe ve que la gallina da oro de verdad convierte el casoplón en un pajar (sigue con el salón comedor y luego con la sala de baile, yeah) para aumentar la cuenta en Suiza. La segunda vez la joven molinera da al duende un anillo pero a la tercera se le acaba la quincalla y el duende exige al primer hijo que tenga con el príncipe pues éste, después de imaginarse ya las cuentas en Barbados y las islas Caimán, no va a dejar escapar a la niña. Resumiendo que tras la boda llega el nene y el duende detrás pero la mamá dice que nones y el duende, demostrando que tontos hay en todas las épocas le dice “bueeeno, bonita, si adivinas mi nombre me voy y aquí se acaba todo”. ¿Adivináis como acaba el cuento? Si, que el tonto va diciendo su nombre por ahí y mamá se queda el niño y el ferrari del padre plantado en la puerta del casoplón. Conclusión, no todos los tontos tienen suerte y, como siempre, los del dinero ganan.

Pero esto es un cuento.

En la realidad, como nos dice Naomi Novik en el comienzo de su “Un mundo helado” (Planeta, 2019), la hija del molinero se acostó con el primer tío rico que acertó a pasar por allí. Para lucir tipo le pidió dinero al prestamista del pueblo. Se compró unas cuantas chucherías para seducir al visitante y se llevó al ricachón al pajar. El individuo, que no tenía un pelo de tonto (él no es el duende), después del alegrón se larga a su chalé y deja tirada a la nena que, frustrada y con bombo, le echa las culpas al prestamista y logra que le echen del pueblo mientras ella se queda con las baratijas como dote de bodas para pescar a un futuro tonto. Toda una joya la chica.
¿Qué versión os gusta más? Aunque hay una tercera, la creada por Naomi Novik donde se mezclan realidad y cuento sin renunciar a la verdad que se haya en el fondo de ambos, creando una obra compleja y entretenida. Dice esta versión: “Miryem es hija y nieta de prestamistas. Endureciendo su corazón se propone cobrar lo que se le debe y se descubre muy preparada para la tarea hasta el punto que le resulta fácil cambiar la plata ganada por oro que acumular. Pero tener la reputación de poder cambiar la plata por oro hace que su destino se cruce con las criaturas del hielo que acechan en el bosque cuyo rey se ha enterado de su reputación y quiere explotarla. Así Miryem se ve enredada en el destino de su país junto a su criada Wanda y a la noble Irina. De ellas dependerá el futuro de todos”.

Naomi Novik es una gran conocedora del folklore del este de Europa.

En su primera revisión de los cuentos populares europeos, “Un cuento oscuro” (Planeta, 2016), escogió el folklore polaco y en esta ocasión ha elegido un cuento del folklore alemán, Rumpelstiltskin (a ver quien es el guapo que lo pronuncia a la primera), que tiene sus propias versiones en otros muchos países. Sin embargo, tal y como pasaba con “Un cuento oscuro”, Novik retuerce el cuento clásico, exprimiendo sus posibilidades, sin quitarle sus bases didácticas ni renunciar a la crueldad, para ofrecernos un relato que atrae fuertemente a los lectores modernos.

En primer lugar sus protagonistas son siempre mujeres y mujeres que hablan en primera persona, que se dirigen a los lectores de tú a tú, mostrándose tal cual son, con sus defectos y sus virtudes. Ellas sufren un proceso de aprendizaje a lo largo de la obra del cual salen reforzadas y acaban siendo las héroes de un destino que no deseaban, que las escoge a su pesar. A pesar de todo salen triunfantes sobre todos los problemas y pérdidas (son héroes clásicos al fin y al cabo). En ese sentido “Un mundo helado” resulta menos severo que “Un cuento oscuro” donde la crueldad del bosque pone ante nuestros ojos pérdidas mucho más terribles que las ocurridas en el invierno de Lithvas.

Novik ha hecho también un aprendizaje desde “Un cuento oscuro” a “Un mundo helado”.

La autora maneja de forma extraordinaria las voces de sus personajes y si en la primera novela limitaba las mismas aquí llega a manipular cinco voces distintas para hacer avanzar la novela. La facilidad en los diálogos, que fluyen de forma natural, la agilidad de la trama que, tras los primeros capítulos donde se presentan los personajes, discurre de forma imparable hasta el final, el conocimiento de la escritora de los recursos estilísticos de cuento clásico… todo ello crea un relato apasionante que nos mantiene en vilo hasta la conclusión del mismo.
Por debajo de esa trama de las tres muchachas, Miryem, Wanda e Irina, fluye una única historia que toma distintos caminos. Las tramas de Miryem e Irina tienen como base el cuento germano antes citado del cual se toman distintos aspectos, subvertiéndolos muchas veces: Miryem va a ser “condenada” porque se ufana de poder devolver oro por plata e Irina, por mucho que un “duende” le ofrezca sus oficios y beneficios, siempre los rechazará. Wanda, que en un principio tiene una voz poderosa en la historia, da un contrapunto muy realista a las tramas de sus compañeras y nos recuerda la verdad de un pueblo abocado al hambre y la miseria. A pesar de todo Wanda aprovecha las oportunidades que la vida le ofrece para escapar de su destino y su determinación también es decisiva en la historia. Hay que lamentar, sin embargo, que Novik vaya diluyendo la voz de Wanda con el transcurrir de la trama y que acabe casi como una comparsa de la misma.

A pesar de todo…

Si la estructura del libro hubiese recogido estas tres voces de forma paritaria (jo, que diccionarios son los telediarios… y encima rima) el libro hubiese sido muy equilibrado pero no es así como lo resuelve Novik. Una vez transcurrido más de un tercio de la novela decide introducir dos nuevas voces, la de Stepon, el hermano menor de Wanda, y el de la anciana niñera de Irina, la inocencia y la experiencia, la primera necesaria para la trama y la segunda casi siempre pasiva, condenada a remendar la realidad, nunca a cambiarla. Estas dos voces sirven a Novik para explicar ciertos puntos de la historia que no podría haber justificado de ninguna otra forma, pero desequilibran la estructura de la misma al surgir de forma repentina cuando ya no se esperaba que ningún otro personaje tomase la palabra. Quizás Novik lo decidió así después de comprobar el avance de la novela y no supo o no quiso reestructurar el libro de acuerdo a esas nuevas introducciones. De todas formas es el único tropiezo en una obra por lo demás bastante redonda.

Si la obra resulta también muy interesante es por la maestría de Novik para manejar leyendas, cuentos e historia de la zona del este de Europa. Estamos ante una excelente plasmación del folklore eslavo, tomando también aspectos de su historia. Novik recurre para ello en primera instancia a su propia historia ya que su padre procede de una familia hebrea de Lituania. Esa Lituania es la Lithvas medieval que aparece en “Un mundo helado”, con su zar, su estructura feudal de nobles (boyardos, duques y demás) y vasallos, y sus ciudades como esa Vysnia (he buscado la traducción y creo que es “cereza”) cuyo nombre comparten varias ciudades eslavas. Por lo demás, se advierte con claridad la actitud crítica de Novik frente a esta estructura histórica, empezando por el zar y acabando con unos campesinos que estaban dispuestos en los grandes contratiempos a acabar con el prestamista judío que les había ayudado a salir de apuros. Novik toma ese personaje, el del prestamista judío, tan vilipendiado en todo el folklore europeo, le da la vuelta por completo y lo convierte en la valiente mujer protagonista de la historia, capaz de cualquier cosa por los suyos.

Novik retorna a sus raíces y nos muestra ese mundo judío eslavo y medieval y lo dota de un calor humano que no había visto hasta el momento. Cierto que Myriem se me hace demasiado independiente para surgir de allí pero así la quiere Novik.

Frente a esos lazos cerrados,fuertes y familiares, se alzan la desestructurada familia de Wanda y el calculador padre de Irina, dispuesto a vender a su hija al mejor postor. Novik opone a esa descomposición de las familias eslavas, unidas en su relato básicamente por la supervivencia (en ese sentido el relato de la nodriza de Irina es muy revelador: el amor es siempre algo tardío, que se gana con esfuerzo), a la familia entendida en un sentido amplio y unida por el amor y la confianza, pues solo su fortaleza, su pervivencia, justifica nuestros actos. Será así no solo para los hebreos de la historia sino para todos los personajes de la misma, desde la zarina al rey de los staryk, desde Miryem a la desdichada Wanda.
Si el dibujo de los judíos eslavos, con sus tradiciones, bodas, reuniones… y los progroms o progromos (persecuciones) de que fueron objeto están muy bien dibujados, con trazo rápido muchas veces pero también revelador, la aparición de los personajes míticos eslavos también lo ésta. Estos personajes se centran en tres figuras: los hombres de hielo, los seres monstruosos y las brujas. Los primeros son los staryks, un nombre de origen ucraniano al parecer de los cuales no he encontrado referencias concretas, que tienen las características de los elfos trasladadas a un mundo de hielo. El rey staryk, otro de los grandes protagonistas de la obra, reúne en su ser rasgos de los duendes (como su sed de oro, cuyos motivos son más profundos de lo que en principio parece), de las hadas y elfos (en algunas reseñas dicen que hasta de los vampiros… en fin). En cuanto al ser de fuego llamado Chernobog que aparece en el libro parece que Novik ha sacado su nombre de los mitos eslavos de Svarog y sus hijos Svarozhich y Dhazbog, señores del sol, la fragua y el fuego, el último de ellos con tintes claramente malignos y oscuros. Sobre las brujas, en el relato mismo aparece citada la más famosa de todas, Baba Yagá, cuya casa sobre patas de gallina es uno de mis propios recuerdos de infancia cuando, con doce años, oí por primera vez “Cuadros de una exposición” de Mussorsky (ya se que soy muy rarita, ¡qué se le va a hacer!). De nuevo Novik toma de aquí y de allá, lo une todo, lo subvierte y le da su propio sello de fusión, creando un nuevo cuento, moderno y creíble, de las semillas de los antiguos.

Una cosita más:

Me encantan las traducciones de Julio Hermoso Oliveras pero no entiendo la de los títulos hecha así, porque me da por ahí. “Spinning Silver”, el título original de “Un mundo helado”, significa algo así así como “Plata hilada” y lo une directamente al cuento de donde procede la historia y “Un cuento oscuro” surge de “Uprooted” que se traduce como “Desarraigada” que alude tanto a la protagonista (arrancada de su hogar, extraña en él y extraña donde va), como al bosque tenebroso que es centro de la historia. Son palabras muy pensadas que se pierden en esos títulos en castellano que pasan de largo por el verdadero meollo de las novelas. En fin, editorial sabrá.

En resumen,

quizás no haya nada nuevo bajo el sol y Novik tome mucho de las tradiciones orales del pasado para crear sus novelas pero es su tratamiento, su prosa equilibrada de diálogos naturales, sus voces directas que apelan al lector y lo introducen en el relato, su forma de enlazar tradiciones pasadas con inquietudes del presente, las que dotan a sus obras de un aliento si no renovador al menos poco transitado. Y el hecho de que utilice para ello los cuentos de hadas demuestra que es una alumna verdaderamente aventajada del maestro Tolkien a quien ha reconocido siempre admirar.

Estos son los buenos alumnos. Que siga así mucho tiempo.

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Eidian
Recuerdo que escribí mi primera poesía recién operada de apendicitis. Desde entonces odio los hospitales y adoro la escritura. Hasta hoy han pasado dos carreras (historia del arte y náutica, ahí es nada), estudios varios, música coral, trabajos mileuristas, cuentos publicados y postales acumuladas (si, eso colecciono) y he regresado hace poco a esta página donde comencé a escribir críticas literarias. Cosas malas, buenas y superiores. La vida misma.

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