Entre las novedades de mayo de Norma Editorial salía el cuarto y penúltimo tomo de The legend of Zelda Perfect Edition, una serie de volúmenes que recopilan todas las adaptaciones a manga de los videojuegos homónimos escritas por el dúo de mangakas Akira Himekawa en formato coleccionista (exceptuando el Twilight Princess, que aún está inacabado).

Este cuarto título corresponde a los juegos Oracle of Seasons y Oracle of Ages, que vieron la luz juntos en 2001 para Game Boy Color, mientras que su historia en manga llegaba en 2011, también a la par. Y es que, por primera vez en la saga Zelda, las historias de ambos juegos estaban conectadas: no solo el protagonista era el mismo Link (cosa que también ocurre en otros títulos), sino que al completar ambos cartuchos se desbloqueaba un final alternativo conjunto.

Y esta misma esencia se recupera en el manga, donde Link comienza su viaje visitando el mundo de Oracle of Seasons y continúa más tarde con el de Ages.

Pero bueno, vayamos por partes:

En Seasons se nos presenta a nuestro joven héroe: un niño de origen humilde que vive en una granja con sus abuelos. Descendiente de una larga estirpe de caballeros, un día decide abandonar su hogar y partir en busca de aventuras. Por accidente se ve teletransportado hasta Holodrum, un reino en el que conocerá a Din. Bailarina en una troupe ambulante, la muchacha guarda un secreto por el que está siendo perseguida por Onox, el General de las Tinieblas. Tras ser capturada, Link partirá en un viaje para rescatarla, durante el cual contará con la ayuda de amigos como el canguro Ricky y la bruja Mapple.

Por otro lado, Oracle of Ages transcurre un año después de los acontecimientos desarrollados en Seasons, y Link vuelve a partir por orden de la princesa Zelda en busca de Nayru, el Oráculo del Tiempo. Pero una vez más las fuerzas del mal se le adelantan, y la vil Veran se apodera de Nayru. Al joven héroe le tocará perseguirla a través del tiempo e impedir que cambie el transcurso de la Historia.

Oracle of Seasons y Oracle of Ages son los manga de Zelda que tienen un tono más infantil: la trama es sencilla, los personajes tienen rasgos muy marcados según el bando al que pertenecen y la historia transmite valores positivos como la bondad, la amistad o la lealtad.

Pero esta apuesta por una historia ligera también refuerza el espíritu aventurero del manga (donde el viaje y los compañeros que el protagonista se encuentra adquieren una mayor relevancia), así como una acción muy marcada y un humor fácil pero efectivo.

Sobre todo en Seasons, porque, si bien Ages conserva el mismo tono ligero, su trama de saltos temporales presenta unos giros algo más enrevesados, y gana cierta madurez con la presencia de Raven, un antepasado del protagonista que viene a ser un Link adulto.

El estilo visual de Akira Himekawa siempre me ha encantado (y a quién no). El dibujo es limpio, elegante y muy atractivo, fiel a los diseños originales de Nintendo. En este tomo nos encontramos a personajes con cierto estilo cartoon infantil y redondeado, y ante un Link sumamente adorable y expresivo. Por su parte, toda la narrativa gira en torno a la acción: viñetas desordenadas, dibujos de todos los tamaños e ilustraciones de batalla muy amplias que acentúan la sensación de movimiento.

A nivel gráfico siempre es un placer leer a Akira Himekawa.

En definitiva, estamos ante un manga ligero, divertido y entretenido. El más adecuado para adentrar a los más pequeños en el mundo de The legend of Zelda, aunque para lectores adultos quizá su historia carezca de suficiente complejidad. No obstante, vale la pena hacerse con él por completar esta magnífica edición coleccionista que, recordemos, se presenta en un formato más grande con las páginas ampliadas, el primer capítulo a color y portadas rediseñadas. Además, este cuarto volumen incluye Oracle of Seasons Short edition, manga que permanecía inédito en España y que, como su nombre indica, resume la historia de Seasons en dos capítulos muy breves, que sin embargo son más fieles al juego.

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Cris Carou
Profundamente enamorada de las historias y de cualquier formato que sirva para contarlas (especialmente el papel). Cuando no estoy creando mis propios mundos de fantasía, analizo y reseño los de los demás. Admito dragón como animal de compañía.

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