The equalizer (Queen Latifah)

A quién piense que el magnetismo y la fuerza de Denzel Washington son fáciles de sustituir, le falta un tornillo. Y a quién piense que Queen Latifah puede llegarle a la suela de los zapatos, le faltan dos tornillos (o más). Sobre estas premisas, valorar la serie ‘The equalizer’ (Calle 13), la traslación de la trama de las películas del inmenso Denzel a la pantalla pequeña, es realmente difícil. El original cinematográfico pesa aquí como una losa de hormigón armado, y es así como poco o nada se puede hacer por igualar siquiera su altura.

No obstante, la serie lo intenta con no pocos recursos de producción. El primero de ellos proviene de una estructura narrativa nueva donde el personaje de la luchadora contra las injusticias Robin McCall (Latifah) encaje con coherencia respecto a la trama a que se debe.

Vistos estos tres primeros capítulos de ‘The equalizer’, me queda claro que no le daré ni un minuto más de mi tiempo. Los actores lo merecerían, pero el producto final no lo justifica

Ella es una exmilitar y ex CIA experimentada que cuenta, para sus misiones, con un colega y apoyo ocasional llamado William Bishop (Chris North), un investigador informático que la apoya en los aspectos técnicos de su trabajo llamado Harry Keshegian (Adam Goldberg), y una amiga del ejército que pone el músculo armado cuando es necesario llamada Melody (Liza Lapira). Este cuarteto, dedicado a las misiones, cuenta con un apoyo doméstico para Latifah, el de su hija Delilah (Laya DeLeón) y el de su hermana Viola (Lorraine Toussaint).

El amplio y abrumadoramente reconocible elenco principal va a la par con la inversión en secundarios, en escenarios, en el vestuario (mucho más variable, como el maquillaje, de lo razonable) y, aún así, la serie fracasa estrepitosamente.

El guion y los «malos», los grandes descuidados de la producción

Lo hace porque, tras tanta producción de campanillas, se ha descuidado uno de sus aspectos más importantes: el guion. El piloto es demencial y estúpido, con incoherencias fundamentales que convierten toda la historia en un bodrio. Una chica de clase humilde saca pasta de no se sabe dónde y contactos de no se sabe quién para pagarle a unos malotes documentación nueva para salir del país urgentemente; lo necesita porque ha sido víctima de una trampa tras ser testigo incómodo de un asesinato y ahora la policía la busca. De repente, a los pocos minutos, se sacan de la manga una beca estudiantil (¿pero no tenía pasta y contactos?) para quedarse a toda costa -cuando se iba a ir al extranjero-. Solo llevo diez minutos de episodio y ya quiero matar gente.

A partir de aquí, el despropósito solo aumenta. No solo en el piloto, que es infumable, sino en los episodios siguientes. En el piloto, Latifah era una ex CIA en plena crisis profesional que, de repente, tiene un excelente equipo de apoyo, medios absurda y exageradamente por encima de lo necesario, y una habilidad en las escenas de acción que (de lo mal rodadas que están) sonrojarían al más pintado. Por no hablar de “los malos”, algunos de los cuales son tan cliché, tan estereotipo, que ni actuados parece estar; así de pena dan. Con deciros que hay una escena en el segundo episodio, supuestamente dramática, de dos malos con gasolina y un mechero, con la que casi me meo de la risa…

Inmensa decepción

Tres episodios he visto (los emitidos hasta ahora) y la decepción ha sido inmensa. No solo porque está muy lejos del original, sino porque ‘The equalizer’ (Calle 13) transmite la sensación de ser una serie con inmensos recursos de producción terriblemente malgastados. Los actores de campanillas no justifican su calidad en cuanto a tiempo en pantalla, las tramas están horriblemente escritas, los enemigos está fatalmente actuados, las escenas de acción son cutres y claramente orientadas al lucimiento de Latifah -no de su personaje-, etc.

Lo sorprendente de todo es que ha conseguido ser renovada para una segunda temporada en CBS. Personalmente, vistos estos tres primeros capítulos, me queda claro que no le daré ni un minuto más de mi tiempo. Los actores lo merecerían, pero el producto final no lo justifica.

Nota: 4/10

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Fco. Martínez Hidalgo
Filólogo, politólogo y proyecto de psicólogo. Crítico literario. Lector empedernido. Mourinhista de la vida.

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