
¿Cómo un libro tan pequeño puede hacerse tan difícil de leer? La respuesta, aunque no es fácil, sí es simple: porque duele. El autismo a través de mis ojos es la obra de no ficción en la que la artista María de Santos explora su vida y experiencias como autista más allá del diagnóstico. Ha sido publicada por Siglantana con ilustraciones originales de María de Santos.
Tengo este libro en mis manos desde abril y, para tener apenas 191 páginas, completarlo ha sido un viaje arduo. No porque sea especialmente denso ni tedioso, sino porque duele. Es duro y rompe.
El título se nutre de las vivencias de la propia autora en su camino para obtener respuestas, el reconocimiento a su identidad y un diagnóstico. Aprovecha todo ese recorrido para entregar las herramientas que ha obtenido. Es un proceso complejo en el que compara su manera de ver el mundo como autista con la de los neurotípicos, y la dicotomía emocional y social que le ha supuesto.
De Santos intercala sus recuerdos con conceptos y herramientas ligados al autismo en concreto y la neurodivergencia en general. Hay un esfuerzo evidente en traducir incluso las ideas más complejas en algo más sencillo, digerible y aplicable. Parte constantemente de conflictos propios para dar un contexto al concepto y así poder desgranarlo y estudiarlo.
Un planteamiento muy útil no solo para las personas neurodivergentes que acuden en busca de un reflejo con el que identificarse, sino también para aquellas personas neurotípicas interesadas en comprender el autismo sin caer en ideas preconcebidas ni paternalismos.
«Si tan solo pudierais poneros en mi lugar por un momento… Si llegarais a sentir el esfuerzo que pongo en cada cosa que hago, el peso de este dolor que parece haberse instalado en mi pecho, robándome hasta el aire que necesito para respirar. Si entendierais lo agotador que es vivir esforzándome al dos mil por cien y, aún así, sentir que nunca es suficiente.»
María de Santos
Si las propias personas autistas pueden pasarse años sin entender su propio cerebro —las trabas del sistema no ayudan—, ¿cómo esperar que sus padres neurotípicos lo hagan a la primera? No hay solución fácil. Todo pasa por un proceso en que la comunicación, la empatía y la escucha activa se vuelven elementos fundamentales.
De Santos no brinda ninguno de los ejercicios del libro con la perspectiva de una profesional psicosanitaria, sino como una compañera que trata de echar un cable a quienes están transitando por un camino semejante al de ella.
Sin embargo, aunque todo esto tiene su utilidad, el poder principal de este libro radica en la exposición cruda de su experiencia, de su búsqueda, de su vacío y su tristeza.
Basta con que tengas un mínimo de empatía para que la autora remueva tus recuerdos y forma de pensar. Pero, si además eres neurodivergente, reabre todas las cicatrices tirantes y mal curadas. Revela partes de uno mismo que estaban malamente sepultadas por pura supervivencia. Por puro reflejo, acabas revisitando recuerdos, descubriendo patrones y respuestas que no sabías que estaban. Sufrimiento que habías tratado de ignorar.
«Empecé a sentir que seguir viviendo no era una opción».
María de Santos
Durante la lectura, viví varios momentos de quiebre. Tuve que «poner el libro en el congelador» en varias ocasiones a la espera de recuperar las fuerzas necesarias para volver a sumergirme en él. Aunque es una obra liberadora en más de un sentido, también supone exponerse a un mar de emociones tumultuosas.
De Santos se hunde en sus recuerdos más oscuros, y ya sea por empatía o por descubrir similitudes a partir de tus propias vivencias, te rompe. Pero también abre la posibilidad a limpiar, curar y reconocer. Algo vital para seguir adelante de forma plena.
Pese a su crudeza, El autismo a través de mis ojos es un título cercano, delicado y dispuesto a mostrar el mundo desde otra mirada.