
| Fuente: Penguin Libros.
Un dark romance de los que nos gustan, con enmascarados, moralidad gris y mucho, pero que mucho spicy. Bajo esa premisa llega God of Malice, primera parte de la saga Legado de dioses. La novela de Rina Kent llega de mano de Montena con la traducción de Elena Martínez.
Antes de adentrarme de lleno en esta historia, me parece fundamental dejar claras tres cosas que considero esenciales para todo aquel que quiera empezar con este libro. No es por ponerme intensa, pero creo que es importante para nadie entre en esta lectura sin saber a lo que va.
En primer lugar y lo más importante es que no empecéis a leer dark romance con este libro. Ya os contaré con más detalle en otro artículo cómo iniciarse en este género de una forma más progresiva y segura, pero os adelanto que es uno de los libros más oscuros, extremos y psicológicamente intensos del panorama actual traducido al español.
Si es la primera vez que te asomas al dark romance, probablemente esta historia te deje en shock o te desoriente completamente. Hay otras lecturas más suaves, más introductorias, que permiten entender mejor las dinámicas de este tipo de narrativa sin lanzarte de cabeza a lo más crudo desde el principio.
En segundo lugar, este libro no es apto para menores de edad ni para personas que no estén emocional o mentalmente preparadas. Sé que a veces la curiosidad puede más que el sentido común, pero lo que se narra en este tipo de novelas no es bonito, ni correcto, ni ejemplar. No está bien lo que ocurre, y ese precisamente es uno de los elementos centrales del dark romance: la tensión moral. Por eso es tan importante tener muy clara la diferencia entre la ficción y la realidad. Aquí estamos leyendo una historia ficticia, creada con una intención narrativa, no un ejemplo de lo que está bien hacer o de lo que deberíamos buscar en la vida real. El morbo, la atracción por lo oscuro, no justifica ni excusa nada. Solo estamos leyendo un libro.
Por último, no os saltéis la hoja de advertencias. Este tipo de novelas suelen incluir contenido sensible como violencia, abuso, manipulación, escenas de no consentimiento, entre otros. Y si algo de eso puede afectaros, heriros emocionalmente o removeros de una forma que no os haga bien, no lo leáis. No pasa nada por dejar pasar un libro si no es el momento adecuado para leerlo. Hay muchas formas de disfrutar de la lectura, y no todas tienen que ser dolorosas.
Y ahora sí, después de todo este pequeño disclaimer, vamos con la historia.
La novela gira en torno a Glyndon King, una joven profundamente marcada por el suicidio de su mejor amigo, Debblin. Desde ese momento, sufre una depresión que la consume poco a poco, hasta el punto de que una noche se encuentra al borde del acantilado donde su amigo murió, sin saber si quiere lanzarse o si su mente le está jugando una mala pasada. En ese momento límite aparece el monstruo, Killian Carson, un hombre que no solo la salva, sino que además le pide algo a cambio…
Killian no es un protagonista típico. Es un psicópata de manual: inteligente, manipulador, frío. Sabe cómo funcionan las emociones de los demás, aunque él mismo no las experimente como cualquier otra persona. Eso lo hace aún más peligroso…, y fascinante. Su relación con Glyndon no es sana ni bonita, pero es magnética, compleja y muy difícil de dejar. Glyndon, por su parte, empieza a cuestionarse por qué siente lo que siente, por qué se siente atraída por alguien que claramente no le conviene, y por qué no puede simplemente dejarlo atrás o denunciarle.
La historia se desarrolla en el contexto de dos universidades rivales, donde cada uno tiene su propio grupo de amigos, que de forma inesperada están más entrelazados de lo que parece. A medida que avanzamos, no solo seguimos la evolución de su retorcida relación, sino que también descubrimos los traumas de infancia, las heridas del pasado y las dinámicas familiares de ambos, lo cual da una profundidad emocional muy potente a la novela.
Para mí, sin duda, ha sido una lectura de cinco estrellas. La autora, Rina Kent, tiene una forma magistral de narrar desde el punto de vista de un psicópata, logrando que te metas en su mente sin justificarlo, pero sí entendiéndolo. Me ha encantado ver cómo Glyndon no es tan «buena chica» como quiere aparentar, y cómo poco a poco se deja llevar por esa oscuridad. Los amigos de ambos aportan los momentos de ligereza y humor que equilibran la intensidad, y hay diálogos que me han hecho reír en voz alta.
En resumen: God of Malice es una novela oscura, incómoda, retorcida…, pero también hipnótica, compleja y muy bien escrita. No es para todo el mundo, pero si te atreves a cruzar la línea, te atrapará sin remedio.
—¿Y qué quieres?
—Que seas mía. Y, a cambio, te daré el mundo.
— ¿El mundo? —Una lágrima rueda por mi mejilla—. ¿Qué es el mundo para ti, Kill? Porque para mí es despertarme al lado del hombre que amo y estar segura de que él también me ama. No sé cuándo ha pasado, ni cómo, pero ahora sé que me he enamorado de ti. Tanto que me duele saber que tú jamás sentirás lo mismo.
— ¿Y eso quién lo dice?
—Tu naturaleza. No es que no quieras cambiar, es que no puedes.
—No me pongas etiquetas. Lo que tengo entendido sobre el amor es que es noble, tierno y que significa que, si amas a alguien lo suficiente, puede que tengas que dejarlo ir. Escucha bien esto, Glyndon: no hay nobleza ni ternura en lo que siento por ti. Es un volcán violento de obsesión, posesión y lujuria desquiciada. Si quieres amor, sí, te amo, pero es la versión menos ortodoxa del amor. Te amo lo suficiente para permitirte la entrada en el interior de mis muros. Te amo lo suficiente para permitir que hables con mis demonios. Te amo lo suficiente para permitir que tengas poder sobre mí, cuando jamás he dejado que nadie tenga el poder de destruirme desde dentro.