¿Quién es Anna? Noticia crítica reseña
Fotograma de "¿Quién es Anna?". | Fuente: Netflix.

Cada capítulo de ¿Quién es Anna? comienza con la premisa de que todos los hechos retratados son verídicos, salvo aquellas partes totalmente inventadas. No basado en hechos reales, inventadas. Usar una palabra así en un contexto como este es toda una declaración de intenciones de lo más astuta y, viendo el resultado, muy acertada.

¿Quién es Anna? es una miniserie de Netflix creada por Shonda Rhimes que nos lleva a la incógnita sobre Anna Delvey y su historia. Siguiendo los pasos de la periodista Vivian Kent podremos conocer lo que se esconde tras el nombre de Anna, una figura criminal o una visionaria del mundo de los negocios, y todo mientras averiguamos cómo consiguió tener a su merced a la mitad de la élite de Nueva York.

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Fotograma de «¿Quién es Anna?». | Fuente: Netflix.

Cualquier parecido con cualquier persona real, viva o muerta, es una mera coincidencia

Aunque la historia está basada en el reportaje de Jessica Pressler, tomé la decisión de tomar la serie como una historia de ficción. Ya en el principio de cada capítulo te advierten de que hay muchas cosas ahí que son inventadas, pero esa decisión me ayudó a disfrutar de la historia como lo que es: una serie. También está el hecho de que muchos personajes están muy libremente basados en o incluso totalmente creados de cero. Pero, sobre todo, está la forma de contar la historia. Vayamos por partes.

Uno de los mayores defectos de la serie está en los tiempos. No tanto en que están todo el rato dando saltos temporales, de verdad, todo el rato, con el objetivo de enganchar y engañar al espectador y así no estancarse en aquellos periodos en los que no sucedió nada. No, es que la producción se escarrancha a gusto para que puedas conocer a Anna. Dejarte seducir por ella, su inteligencia y sus mentiras, es la trampa que esconden los primeros capítulos. Deja reposar al espectador tanto tiempo entre yates y jacuzzis que corre el riesgo de que alguien se duerma.

La trama luego va adquiriendo velocidad según Vivian avanza en su investigación, pero aún así, los primeros capítulos suponen una pared difícil de atravesar. Aunque la relación tóxica y manipuladora entre Chase y Anna puede ser interesante al observar quién le saca más partido a su relación y quién miente mejor.

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Fotograma de «¿Quién es Anna?». | Fuente: Netflix.

Pero algo bueno tenía que tener esa tranquilidad pasmosa por contar las cosas, en que te permite comprender quiénes son Anna y Vivian, las piezas fundamentales de la historia. Y es que uno de los puntos fuertes de la producción es el reparto y el desarrollo de personajes. Julia Garner interpreta a una sociópata y mentirosa compulsiva que se cree sus propias fantasías y mentiras y de paso, gracias a su inteligencia, es capaz de que también caigan en ellas las grandes esferas de Nueva York. Garner trae a la pantalla a una mujer que atrapa la atención, que es capaz de fascinar al espectador y transformar el juego a base de estrategia. A título personal detesto al personaje, lo cual habla estupendamente del trabajo de Garner.

Anna Chlumsky, mientras tanto, interpreta a la periodista Vivian Kent, que es la que vio en aquella pequeña noticia sobre la detención de Anna Delvey las claves de una buena histora.  Le había perdido la pista a la actriz desde Mi chica gracias al trauma que me generó en su momento y, ¡menuda pérdida! Es fascinante ver cómo contruye a una mujer tan desbocada, cautivadora y entregada hasta lo absurdo. Porque no es solo la historia. Nunca es solo la historia. Chlumsky nos presenta la búsqueda desesperada de la reafirmación y la identidad, una búsqueda que tiene cuenta atrás.

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Fotograma de «¿Quién es Anna?». | Fuente: Netflix.

El funambulismo está de moda

La dirección, encabezada por David Frankel, Ellen Kuras, Nzingha Stewart, Tom Verica y Daisy von Scherler Mayer, hace equilibrismos sobre una línea muy fina. Vaga siempre y constantemente entre la oda y la crítica. Es una elección peculiar, pero es la que siguen. Y aunque el foco siempre está en Anna, eso no impide iluminar todos los temas que toca: el patriarcado, el capitalismo, el clasismo… Pero muchas veces la crítica no termina de salir bien y se queda en un mero tirón de orejas antes de llenarlo todo de cumplidos.

Gracias a la figura de Vivian y de su entorno, que vienen siendo los representantes de la clase obrera en la serie, se pone en tela de juicio el funcionamiento clasista, egocéntrico y ultracapitalista de las élites de Nueva York, y de cualquier élite socioeconómica en general. Y aún así hay un intento de compadecer a todos aquellos de la alta sociedad que fueron estafados, o casi, por Anna.

En el transcurso de los capítulos aunque me sorprendió la inteligencia y la valentía de Anna, nunca me puse de su parte porque mi ética personal no estaba de acuerdo. ¿Eso quiere decir que todos esos ricachones lloriqueando porque una mujer les había tomado el pelo durante meses me dieran pena? Ninguna.

Ese esfuerzo constante de tratar a la clase obrera como inferior por el mero hecho de no tener acceso a la cultura, actividades y negocios que solo un grupo muy cerrado tiene; o que solo se trate con dignidad a una persona pobre si tiene un talento excepcional porque los demás son vulgares y nunca dignos de respeto. Pues no me da pena que te tomen el pelo, más cuando es eso lo que llevan a juicio en realidad, su orgullo herido. Porque muchos lo recuperaron en un pestañeo gracias a sus contactos en los bancos y sin necesidad de juicio. O incluso salieron económicamente beneficiados. Repito, cero pena.

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Fotograma de «¿Quién es Anna?». | Fuente: Netflix.

Las villanas también existen

El feminismo supone la libertad de ser a todo tipo de personas, y eso implica que tiene que haber espacio para mujeres de toda clase e índole y no solo las que cumplan los requisitos de la heteronormatividad angelical. Que a veces se nos intente meter con calzador que una historia solo es feminista si sus personajes femeninos son buenas personas… Pues no. Hay gente mala en el mundo y algunas son mujeres y negar esa representatividad es volver al concepto paternalista de que las mujeres son seres a los que hay que proteger porque son pura bondad y amor. A todo el que piense eso, Thatcher le envía saludos.

Como he ido detallando a lo largo de este artículo, ¿Quién es Anna? tiene muchas virtudes y defectos, pero si tiene algo interesante a tener en cuenta es la cantidad de personajes femeninos presentes que se mueven en una variada escala de grises. Ninguna actúa bajo las mismas normas porque la ética y la moral son individuales y son las que sirven de guía en la toma de decisiones. Las mujeres pueden ser buenas personas. Las mujeres pueden ser malas personas. Las mujeres pueden ser lo que les salga de la inspiración divina ser y me alegra ver ese mensaje en la serie.

¿Quién es Anna? es un drama lento, pero lleno de mucho chismorreo y salseo. Una historia en la que tenemos a Anna Delvey, la villana a ojos de la sociedad y en su propia historia pero no es la única.

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Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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