Fragmento de portada de "Mayor por un día" de Javier de Haro, ilustrada por la artista Paula Pérez Báez.
Fragmento de portada de "Mayor por un día" de Javier de Haro, ilustrada por la artista Paula Pérez Báez. | Fuente: Beascoa.
Portada de "Mayor por un día" de Javier de Haro, ilustrada por la artista Paula Pérez Báez.
Portada de «Mayor por un día» de Javier de Haro, ilustrada por la artista Paula Pérez Báez. | Fuente: Beascoa.

Los niños no hacen otra cosa que jugar y divertirse, los adultos se quedan para ellos todo lo divertido y no paran de dar órdenes, es que, es que, es que…, ¡no lo entienden! Javier de Haro trata de crear un puente entre los más pequeños y sus padres con el cuento Mayor por un día. El cuento, publicado por Beascoa, ha sido ilustrado por la artista Paula Pérez Báez.

Javier está harto de solo recibir órdenes de los adultos, ¡especialmente de sus padres! Pero se acerca el día de su cumpleaños y está seguro de que todo va a cambiar.

Al soplar las velas, pide un deseo, quiere ser mayor por un día. Y, aunque parecía imposible, ¡funciona! Intercambia su cuerpo con su padre y se convierte en el adulto que tanto quería ser, mientras su padre tiene que experimentar su día a día como niño.

¿Serán capaces de entenderse el uno al otro antes de que acabe el día?

Querer lo que no se puede tener, ¿no es casi un cliché del ser humano? Llegamos al punto incluso de crear una fantasía en base a la idea que creemos tener de ese deseo. En el caso de los niños es natural que todo sea un popurrí de imaginación, no han experimentado la adultez por sí mismos.

Ilustración interior de "Mayor por un día" por la artista Paula Pérez Báez.
Ilustración interior de «Mayor por un día» por la artista Paula Pérez Báez. | Fuente: Beascoa.

En el caso de los adultos, por el contrario, entran en juego los recuerdos adulterados por la nostalgia de su propia infancia. También por el estrés del día a día e, incluso, el paternalismo con el que a veces se trata a los hijos: «mi vida es realmente dura, no como los niños de ahora que lo tienen todo facilísimo».

Es un conflicto clásico al ser dos personajes en posturas tan alejadas, pero, ¿dónde se presenta la auténtica crisis? En la grieta comunicativa entre ambos. Los niños asumen que sus padres pueden hacer lo que quieran. Después de todo, son sus figuras de autoridad en casa. Son los que les dicen qué comer, a qué hora irse a dormir o si tienen que poner la mesa.

Los padres, por otro lado, asumen que sus hijos deben cumplir todas sus órdenes e indicaciones, aún si por ahorrar tiempo no les explican el motivo. Lo hacen por su bien y eso los niños lo saben, ¿verdad? Además, todas las horas las dedican a divertirse y jugar sin ninguna preocupación, porque les des un par de órdenes sin explicar el motivo ni decir «por favor» no pasa nada.

Pues sí que pasa. De Haro dedica este cuento a profundizar en la importancia de la comunicación y la empatía para construir una relación familiar más sana. El objetivo de la historia está en que, al poner a Javier y a su padre en el lugar del otro de la forma más literal posible, ambos puedan valorarse adecuadamente y recordar qué es lo importante. ¿Qué deben cambiar para ser mejores y más felices?

Ilustración interior de "Mayor por un día" por la artista Paula Pérez Báez.
Ilustración interior de «Mayor por un día» por la artista Paula Pérez Báez. | Fuente: Beascoa.

Las ilustraciones de Pérez Baez están llenas de color y dinamismo, creando un contraste entre la libertad, la angustia, la frustración y el amor.

Mayor por un día es un cuento que busca construir y fortalecer la empatía, la comunicación y el respeto mutuo como elementos claves para una relación paterno filial sana. Un intercambio de zapatos y miradas que permite que los mayores reconecten con su niño interior y los más pequeños comprendan un poco mejor a sus padres.

Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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