La guerra no cambia nunca.
Una de las cosas que más valoramos de la línea Must-Have, en la que Marvel y Panini llevan trabajando varios años, es que nos permite revisitar tramas, arcos y momentos destacados de la historia de nuestros superhéroes favoritos sin tener que buscar ediciones antiguas o lidiar con los cientos de tomos descatalogados que van quedando en el olvido con el paso de los años. Bajo esta premisa, la línea Must-Have nos ha permitido disfrutar de obras como El viejo Logan, La venganza de los seis siniestros, La imposible Patrulla-X: Los Extremistas, Marvel 1602 y muchas otras historias que nos parecen imprescindibles si queremos profundizar en la vida y aventuras de nuestros héroes favoritos.
Con todo eso en mente, en Fantasymundo hemos tenido la oportunidad de reencontrarnos con Los Vengadores: La guerra interminable, un volumen autoconclusivo que se publicó originalmente en 2013 bajo el sello de Marvel Graphic Novel con la intención de contar historias más profundas y extensas que las que se estaban publicando hasta el momento. La guerra interminable fue la primera entrega de este sello y, para garantizar su éxito, Marvel encomendó la tarea a Warren Ellis y Mike McKone (en ese momento en su mejor etapa gracias a Teen Titans) con un solo requisito: Thor y el Capitán América debían ser los principales protagonistas de la historia.

Dejar atrás el pasado es complicado
Thor y Steve Rogers tienen mucho en común: ambos pasaron parte de su vida en un gran conflicto bélico y fueron figuras importantes en dichos conflictos. Además, a ambos se les han quedado grabadas a fuego en la memoria algunas de las cosas que vivieron y por las que tuvieron que pasar. Cada uno lidia con ello a su manera pero, al igual que ocurre en la realidad con muchos soldados que sobreviven a una guerra, esas vivencias pueden transformarse en traumas y problemas con los que tienen que lidiar para seguir adelante con sus vidas.
Con esta premisa en mente, Los Vengadores: La guerra interminable nos cuenta cómo, en pleno conflicto armado en un país extranjero, reaparece un arma biotecnológica monstruosa que tiene un vínculo tanto con el pasado del Capitán América como con las leyendas de Thor. Este monstruo, que ahora incluso porta simbólicamente una bandera estadounidense, despierta los peores recuerdos de Steve y la culpa de Thor y, ante la posibilidad de que la situación se descontrole, ambos unen fuerzas con el resto del equipo clásico para neutralizar la amenaza.
Como novela gráfica autoconclusiva, La guerra interminable reúne al grupo que veíamos en las películas en la época de 2013: Capitán América, Iron Man, Thor, Viuda Negra y Ojo de Halcón son los principales protagonistas, pero también hay espacio para Lobezno y Carol Danvers (Capitana Marvel). El papel de Logan nos ha gustado muchísimo, ya que es el contrapunto perfecto para Steve y Thor. Mientras que estos últimos no son capaces de superar algunas de las cosas que tuvieron que hacer en sus respectivas guerras, Logan asume cuál es la realidad y actúa sin remordimientos si eso significa salvar vidas inocentes.
Uno de los grandes puntos fuertes de la historia parte del hecho de que Warren Ellis construye la trama sobre la idea de un conflicto cíclico que parece no tener fin. Cada uno de los Vengadores se ve reflejado en ese bucle contra sus obsesiones o errores del pasado, dando a la historia un trasfondo mucho más personal para los personajes. Por suerte, pese a ahondar en el pasado de varios de ellos, se puede leer sin necesidad de conocer otros cómics, ya que plantea una trama independiente con comienzo y cierre propios.
El principal problema que encontramos en La guerra interminable es que tarda demasiado en arrancar. Las primeras páginas del cómic no terminan de conectar con el lector y, llegando a su final, hay ciertas decisiones narrativas que no terminan de convencernos y que creemos que afectan negativamente al ritmo y a la sensación con la que terminamos de leer la obra.

Warren Ellis y Mike McKone al frente del proyecto
Como decíamos al comienzo de este texto, Marvel apostó por Warren Ellis para dar forma a esta novela gráfica después de haber dejado grandísimas obras en el catálogo de la marca, como la saga Extremis (2005), Thunderbolts y otras historias para X-Men y diferentes personajes. En La guerra interminable, estas señas de identidad se notan, sobre todo, en los diálogos de los personajes y en la mirada hacia la guerra que empapa toda la trama.
El apartado artístico recae en Mike McKone, un dibujante británico con amplia trayectoria en Marvel y DC que saltó a la fama en los 2000 dibujando series como Teen Titans y Justice League of America para DC, y más tarde cómics de Marvel como Exiliados o Los 4 Fantásticos. Su estilo visual en La guerra interminable dejó un toque de película que iba muy de la mano de la idea de Marvel de trasladar a los nuevos fans de las películas de Los Vengadores a estas nuevas historias en los cómics. Sin embargo, aunque hay viñetas de muchísima calidad, hemos tenido la sensación de que las expresiones faciales de sus personajes son muy rígidas y algunas posturas parecen muy antinaturales.
El trabajo de Panini
Como viene siendo habitual en toda la línea Must-Have de Marvel, Panini ha publicado la obra en formato cartoné con 128 páginas a todo color y una serie de extras bastante interesantes que incluyen entrevistas, repasos a la cronología para entender mejor el pasado de los personajes y varios reportajes más que, como siempre, suelen ser un añadido interesantísimo para todos aquellos lectores que quieren seguir profundizando más allá de la obra en sí.
Conclusiones de la reseña de Must-Have: Los Vengadores: La guerra interminable
Lejos de ser un imprescindible del catálogo de Marvel o de las historias de Los Vengadores, lo cierto es que esta obra gustará, sobre todo, a aquellos lectores que quieran encontrar una mirada crítica a los conflictos actuales que asolan el mundo y que vivimos cada día más de cerca.
No es el mejor trabajo de Ellis ni de McKone, pero su mensaje, contexto y trama encajan a la perfección doce años después de su publicación original y, por suerte o por desgracia, podemos conectar con la obra mucho mejor que entonces.
























