Electronic Arts se encuentra a las puertas de uno de los mayores cambios de su historia. La compañía, responsable de algunas de las franquicias más populares del videojuego moderno, ha dado un paso decisivo hacia su venta al Public Investment Fund (PIF) de Arabia Saudí. Después de que sus accionistas aprobaran la operación en una votación interna. La transacción, valorada en 55.000 millones de dólares, convertiría al fondo soberano en el propietario mayoritario de la editora. Al hacerse con el 93 % de sus acciones.
Pese a este respaldo, el acuerdo todavía no puede darse por cerrado. Antes de completarse, deberá superar el análisis de los organismos reguladores, un proceso que se perfila como el principal punto de incertidumbre. Según ha confirmado el periodista Stephen Totilo, esta revisión gubernamental es el último gran obstáculo pendiente, aunque por el momento no se ha comunicado una fecha concreta para conocer el resultado final.
Mientras tanto, Electronic Arts ha intentado transmitir un mensaje de continuidad. La empresa seguiría operando desde Estados Unidos y mantendría su estructura interna actual. Además, se ha señalado que el control creativo de sus estudios y franquicias permanece en manos de EA. Aunque el grado de influencia que ejercerá el PIF en la gestión diaria no ha sido detallado, lo que deja abiertas varias incógnitas.
La operación no ha estado exenta de controversia. Desde su anuncio en septiembre, parte de la comunidad de jugadores ha mostrado su rechazo. Mientras que algunos sectores políticos estadounidenses han expresado preocupación por la creciente presencia de capital extranjero en una compañía clave de la industria del entretenimiento digital. A pesar de estas reacciones, los términos del acuerdo no han sufrido modificaciones.
Resulta especialmente significativo que esta venta se produzca en un momento de fortaleza para la empresa. El año 2025 ha sido especialmente positivo para EA, con Battlefield 6 encabezando las listas de ventas y un rendimiento sólido de sus títulos deportivos. Sin embargo, advertencias procedentes de distintos frentes, incluidos estudios internos como BioWare, reflejan el temor a posibles cambios en la dirección futura de la compañía una vez se complete la adquisición. Siempre que los reguladores den finalmente su aprobación.
























