Desde el fiasco enorme de Gladiator II (Scott, ¿hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia?) hacía muchísimo que no me dejaba ver por una sala de cine. No me malinterpreten, me encanta el cine, adoro el cine pero no soporto que la gente coma, mire el móvil o se ponga a comportarse como figurantes de “El planeta de los simios” en las salas. Así que, una vez olvidada mi mala leche por el tema, qué mejor manera que ir a ver un blockbuster donde presumiblemente las palomitas y otras viandas volarían más que la Antorcha Humana. Afortunadamente la sala estaba relativamente vacía y pudimos disfrutar de la experiencia de una-película-más-de-Marvel-donde-el-malo-es-muy-malo-y-pierde-como-siempre.
El turno de los 4 fantásticos: los hermanos menores del MCU
Desde que a Lee y Kirby se les encomendase, en 1961, crear un equipo de súper héroes para rivalizar con la Liga de la Justicia de DC Cómics, han sido varias las adaptaciones a las que han tenido que hacer frente la familia de los Fantastic Four. En los años 60 y 70 se produjeron sendas adaptaciones animadas para la televisión, una de Hanna Barbera y otra de la NBC, donde decidieron cargarse a la Antorcha Humana para darle protagonismo a H.E.R.B.I.E.
Ya en los años 90 se hace un primer y triste intento de largometraje mientras la serie animada de 1994, de Cartoon Network aprovecha el boom de los dibujos animados de la época y la cadena y nos ofrece dos seriales de 26 episodios cada uno. Y ya, en los 2000 por fin tuvimos la suerte de contar con películas propias: “Los cuatro fantásticos”, de 2015 y “Los Cuatro fantásticos y Silver Surfer” de 2014, en medio de la vorágine de películas de Marvel que comenzaron a producirse.

Aunque los Cuatro no han sido de los más pródigos en cuanto al audiovisual se refiere, puesto que sus historias en cómics son más familiares, a pesar de ser una de las sagas más longevas de Marvel, siempre es recomendable revisitar las series animadas, a las que se les hace un buen homenaje en “Los 4 fantásticos: primeros pasos”.
Tierra 828: mucha estética, poco guion
Estamos en la Tierra 828 (llamada así por el cumpleaños de Kirby), en un pasado retrofuturista con una estética de los años 60 y unos avances tecnológicos que tardaremos muchos años en ver. Pensaba que esta película me volvería a contar la historia de los Cuatro fantásticos pero no es así, se hace un corto resumen del accidente espacial que les concedió los superpoderes y entramos directamente a la trama. Aquí, Susan Storm descubre, nada más empezar la película, que está embarazada después de muchos infructuosos intentos. Así que se lo comunica a Reed Richards, Mr. Fantástico, su marido y después al resto de miembros del equipo, su hermano Storm y Grimm.
En estos momentos, esta versión de la Tierra se encuentra en una especie de impasse pacífico donde solamente se deja ver el Hombre Topo pero con el que mantienen una relación de guerra fría. En la noche de Halloween, en medio de Nueva York (cómo no), aparece una extraña criatura plateada, Silver Surfer, que anuncia que la Tierra será consumida por su maestro, Galactus, y que nada pueden hacer para salvarla. Así que los Cuatro fantásticos se ponen en marcha en una misión a los confines del universo, rastreando a Silver Surfer y encontrándose cara a cara con el devorador de mundos. Como con todos los planetas que arrasa, Galactus les ofrecerá un pacto que tendrán que decidir si cumplir o no.

Bueno y al final ganan los buenos y todos contentos. Ojo, esto no es ningún spoiler gratuito, es una afirmación correcta en el 99% de las películas de superhéroes de Marvel (y no pongo 100% porque todos sabemos cómo acabó la primera parte de Vengadores: Endgame). Pero es que es algo que me estresa muchísimo, entiendo que quizá “Los 4 fantásticos” no son el cómic más revolucionario del universo Marvel pero es todo tan evidente, es un guion tan plano que me pone muy de los nervios.
Sin embargo esto no quiere decir que la película me parezca mala, ya sabía a lo que iba y cumple muy bien su propósito de entretenimiento fresco y rotonda de paso para Vengadores: Doomsday. Tiene un punto muy fuerte a su favor y es la estética.
Toda la estética de la película es espectacular, muy bien cuidada. Cada mueble, cada lámpara, cada traje que se ponen los protagonistas o incluso los cuidados detalles de H.E.R.B.I.E me parece que le suman una calidad a una película que, de otra manera, habría pasado sin pena ni gloria. Confieso que me acerqué al cine en detrimento del concierto de los grandísimos Altan, porque, además, mucha de la estética proviene de haberse grabado en los interiores del edificio Calatrava, en Oviedo, un sitio que conozco bien y por el que me pudo la curiosidad. Y creo que la elección del lugar es clave, con sus curvas blancas y sus formas ondulantes, para lograr ambientar la película en esa estética retro tan bien conseguida. Para mí, un acierto, porque además acompaña al tono familiar de todo el filme y a un guion con el que solo entra en conflicto cuando quiere darle más importancia a todo de lo que tiene haciendo implosionar, por enésima vez, Nueva York.

Vanessa Kirby: la Susan Storm perfecta. Pedro Pascal, el ubicuo
Sé que no está bien no mencionar en el título a los otros dos actores pero es cierto que son Kirby y Pascal los que llevan el peso de la interpretación para bien y para mal.
Vanessa Kirby está espectacular en su papel de Susan Storm, claro que es ella la que se ve en los bretes existenciales a lo largo de la película como futura madre, el guion es generoso con ella en escenas donde lucirse, y lo hace. La vimos en Napoleón, en The Crown interpretando a la princesa Margarita, o en Pieces of a Woman, por la que recibió la nominación al Oscar. Para mí Kirby es la opción perfecta, según la estética clásica, para interpretar a Susan Storm, una actriz impecable que aporta muchísimo al papel.
Sobre Pedro Pascal se ha dicho mucho y se dirá más. Es cierto que Pascal parece que ha adquirido el don de la ubicuidad y que está en todas las películas de la cartelera (nadie se quejaba de James Stewart cuando hacía TODAS las películas de la época). Y sin embargo aquí, aunque está correcto, tampoco te salva la película, para mi gusto. Veo un actor constreñido por un guion que no deja nada a la imaginación y que no permite que Pascal luzca su rango actoral.
Joseph Quinn (Storm), Ebon Moss-Bachrach (La Cosa), Julia Garner (Silver Surfer) y Ralph Ineson (Galactus) también siguen esta estela de corrección sin estridencias, consiguiendo que la película, a pesar de su CGI, en algunos puntos ridículo, sea compacta y forme una buena transición hacia lo realmente esperado de Marvel: Vengadores: Doomsday, que se estrenará en 2026.

Lo bueno y lo malo de una película plana
Empezando con lo malo, destacaría el pobre uso del CGI en escenas como la del bebé del final. Es sumamente artificial, tanto que parece que el pobre crío está siendo desmembrado cuando nada más lejos de la realidad. Y no solo aquí, en muchas escenas, sobre todo las que afectan a Franklin Richards (el bebé), se nota ese poco gastar, ese ahorro que salta claramente a ojos del espectador. Sin embargo, quiero defender que toda la parte en la que vemos el universo de Galactus es, a nivel visual, abrumadora, oscura y con una calidad impresionante.
Como ya he dicho, el guion es plano y previsible lo cual no siempre es malo y, en este caso, al ir acompañado de una estética chula y unos personajes carismáticos, ayuda a que la película no decaiga y sea, quizá, la mejor adaptación audiovisual hecha de los personajes. Las interpretaciones son, con la gloria de Kirby, correctas y la película… se deja ver y disfrutar.
Mientras esperábamos a que empezase, pusieron el mini-avance de “La Odisea”, de Christopher Nolan, película que seguramente vaya a ver en contra de mi voluntad por varios motivos, porque para mí Nolan se pasa de pretencioso y porque no habrá jamás otro Odiseo que no sea Sean Bean en una de las pocas películas en las que no se muere (o Kirk Douglas) para mí, que Matt Damon ya podría comprarse un GPS, maldita sea, todo el día perdido… A lo que iba, me puse a pensar en el cine espectáculo, que tanto es este de Matt Shakman, con las florituras necesarias, como el de Ridley Scott contándonos un bodrio en “Napoleón” o destruyendo el legado de “Gladiator” con esa herejía llamada “Gladiator II”.
Al final, cada persona va al cine en circunstancias diversas, tanto a que te explote la cabeza con “2001: Una odisea en el espacio” o como para ver que los buenos siempre ganan en Marvel o la chica siempre consigue el amor en las películas románticas de Navidad. ¿Podría haber sido mejor “Los 4 fantásticos: primeros pasos”, quizá sí, pero es una película entretenida, para toda la familia y con el recorrido que necesita.
























