“Phil siempre se encargaba de la castración. En primer lugar, cortaba la bolsa del escroto y la arrojaba a un lado; a continuación, tiraba primero de un testículo y luego del otro, hacía un tajo en la membrana color arcoíris que los rodeaba, la arrancaba y la arrojaba al fuego donde los hierros de marcar resplandecían al rojo vivo. La cantidad de sangre que despedían era sorprendentemente escasa. En pocos instantes, los testículos explotaban como inmensas palomitas de maíz. Se decía que algunos hombres los comían con un poco de sal y pimienta. «Ostras de montaña», los llamaba Phil, con su típica sonrisa traviesa, y les sugería a los peones jóvenes que, si planeaban tontear con chicas, a ellos también les vendría bien comérselos”.

Cartel en inglés de la película
Portada de la novela

 

Esperaba con respeto y un poco de miedo el estreno en Netflix de “El poder del perro”, un libro que se me había pasado sin pena ni gloria hasta que fue propuesto en el club de lectura en el que participo. En dicha reunión varias personas se habían negado a leerlo aduciendo que pasaban mucho de las novelas del Oeste, otras que era un libro muy antiguo y los habituales de la negación porque sí, pues por eso, porque sí. Sin embargo, cuando acudí a mi librería favorita de Logroño, Castroviejo Libreros, ya sabía que me iba a encantar cuando vi la cara de satisfacción del libero al pedirle la novela.

Efectivamente, “El poder del perro” se convirtió para mí en una novela reveladora, un cubo de agua fresca en mitad de un agosto cálido y desolador, una mirada distinta a las relaciones familiares, un agobiante recorrido por una mente enferma y cruel que cambió mi forma de acercarme a determinado tipo de literatura. Porque justamente antes que esta novela, había caído en mis manos “Hombre/Que viene Valdez”, dos novelones del Oeste del grandioso Elmore Leonard en un exquisito tomo de Valdemar Frontera que poco tienen que ver con “El poder del perro”, puesto que esta última, como digo, en el Oeste tiene la ambientación, el resto del libro va mucho más allá en el estudio de la psicología humana más que en Winchesters o lazadas de vaqueros.

Adaptación al cine: buena película. Decente en comparación con el libro

El 1 de diciembre se estrenó en Netflix la adaptación por parte de Jane Campion de la novela de 1967. Había mucha expectativa, primero por ser calificada como western gay, por estar dirigida por una mujer y porque el papel protagonista lo llevaba en hombros el camaleónico Benedict Cumberbatch.

La película comienza in media res, cosa que me puso bastante de los nervios, dado que considero que las primeras 100 o 120 páginas que le faltan son cruciales para entender por qué Phil actúa como lo hace; no hay más que mirar la frase que corona esta reseña, primer párrafo de la novela que ofrece todos los datos necesarios para conocer al personaje de primeras. En la novela ya entramos de lleno en la relación de George con Rose después de una comida en su pensión tras el traslado del ganado.

Aquí George se nos aparece como un pequeño salvador, puesto que las salidas de tono de Phil y el resto de trabajadores provocan una sensación de repudio en el espectador que no es tal en el libro. Así, George empieza a tratar con la viuda Rose y en menos de un pestañeo (don’t blink or you’re dead!), se han casado y ella y su hijo Peter se mudan a la hacienda de los Burbank. Phil está en desacuerdo con esta decisión, puesto que lleva toda su vida acomodado en una especie de masculinidad extraña y de compadreo tanto con su hermano, con el que duerme en la misma habitación, como con sus trabajadores, y después de librarse de los Viejos, sus padres, el poder vivir a la antigua, bañándose en su rincón secreto del río y siguiendo las enseñanzas de su mentor, Bronco Henry, son lo único que le importa. Así, no está dispuesto a tolerar la presencia ni de Rose ni de Peter en su casa, por lo que comenzará una campaña de odio y acoso sutil a la viuda que la hará caer en el alcoholismo y la desesperación mientras Peter, el chaval, cae en las garras amables de Phil como parte de la estrategia.

Muchos aciertos en la versión audiovisual

“Él restaba importancia a las ampollas, los cortes y las astillas y se burlaba de los que se protegían con guantes. Phil tenía manos secas, poderosas, ágiles.”

Hay que reconocer que Campion ha logrado una película muy buena. La ambientación es excelente, los paisajes naturales hacen pequeño al espectador y la dirección de fotografía, a cargo de Ari Wegner (Lady Macbeth, La verdadera historia de la banda de Kelly) acompaña a la película sin dejarse deslumbrar, con colores terrosos, áridos como la mente de Phil, absoluto protagonista tanto del libro como de la película.

Aunque la película está dividida en actos, cuestión un poco innecesaria, a mi entender, dado que se trata de un avance lineal, todos ellos fluyen con bastante tino aunque lo hagan separados de la obra original. De hecho, para quienes hayan leído el libro y vean esta estructura, es posible que se pasen toda la película esperando a ver si se explican las primeras páginas de la novela. Spoiler: No lo hacen. De todas maneras, con tan buen material de base, Campion sigue en su línea de excelencia y consigue una película fluida y angustiosa por momentos, con un crescendo final que ya suena como candidata seria a los Oscar 2022.

Qué decir de Benedict Cumberbatch que no se haya dicho ya mil veces. Su actuación es perfecta, como estamos habituados, incluso en aquellos momentos en los que podría haberse dejado llevar por el histrionismo (que la novela da para ello), mantiene una constante línea de buena interpretación y consigue tanto revelar la química que se produce con Peter, interpretado por Kodi Smit-McPhee, quien, a pesar de sus 25 años cumple a la perfección con su papel de adolescente; o el odio superior contra Kristen Dunst, cuya actuación se deja llevar de manera perfecta a través de las increpaciones y desprecios de un Cumberbatch sublime. Quizá se eche un poco de menos el talento de Jesse Plemons (El irlandés, Fargo), puesto que la relación de los hermanos queda un poco alejada de la del libro y, aunque su deliberada ausencia viene a constatar lo que ya sabemos de George Burbank, sí se echa de menos una mayor presencia del hermano en el guion.

Si solo puedes elegir una, elige la novela

La película es muy buena, de esas que se quedan reposando en tu cabeza largos días por las implicaciones psicológicas que conllevan; con unas interpretaciones a las que no se les puede poner ni un pero, una fotografía espectacular de la naturaleza, una dirección fluida y un guion estructurado de manera decente. Pero si solo pudieras escoger entre ver la película o leer el libro, quédate con el libro.

“El poder del perro”, de Thomas Savage me cambió la forma de ver la literatura del Oeste. Primero porque no es del Oeste per se, segundo porque parece imposible reunir tanta maldad en un personaje y que encima ese personaje te atraiga, te dé pena, incluso sientas cierta simpatía por él a pesar de todas las perrerías que hace, las ocurrencias que tiene para fastidiar a los que le rodean o su misantropía. Phil es, en el libro, un personaje perfecto, y aunque los participantes del club de lectura que tuvieron a bien leer la novela digan que es odiable, en todos se reconocía una especie de cariño psicopático por él y por su historia. Aunque sea un cabrón, que lo es y durante toda la novela. Porque Savage nos retuerce los sesos para que lo amemos. Y lo odiemos. Y nos sintamos confusos como él en una vida que está cambiando y escapando a su control.

By Adison Berkey. [Portrait of Thomas Savage]. Midnight Line.Thomas Savage. Boston: Little, Brown, and Company, 1976. Back cover., Fair use, https://en.wikipedia.org/w/index.php?curid=29613512
La película está bien pero le falta, primero, un final más explicado (he visto infinidad de páginas que te explican el final, cosa que en la novela no hace falta y eso que es el mismo, pero claro, con el bagaje que conocemos anteriormente gracias a la mano de Savage). Pero también le falta una explicación de las primeras 100 páginas, de la historia de Rose y Peter, pero también de la presentación de los personajes de Phil y George, su comportamiento cotidiano antes de la presencia disruptiva de Rose en la casa, cómo Phil desprecia al blando de su hermano, su camaradería con los demás vaqueros, su relación con Bronco Henry… En fin, creo que Campion podría haber dado al menos algunas notas de ello al comenzar la película y habría añadido, como mucho, 10 minutos de metraje, que no es nada pero sí muy revelador, especialmente para potenciar la candidatura de Cumberbatch al Oscar, si al final sucede. Lo que sí no puedo perdonar son dos omisiones importantes: una tiene que ver con la relación de Phil y Rose antes de comenzar la película y la otra es la clave para entender el final sin tener que recurrir a textos llenos de publicidad en Internet. Porque créanme, en el libro el final es velado pero clarísimo para el lector, que lo va anticipando con incredulidad. Y eso es lo bueno, lo descubres por ti mismo,  no como en la película en la que un personaje, en los últimos minutos sale a explicarlo en la peor tradición de los diálogos para tontos de Hollywood.

Les recomiendo, sin duda, hacerse con el libro, leerlo con atención y paladearlo como solo puede ser con esta grandísima novela. Y después, darle una oportunidad a la película, porque ambos son muy disfrutables.

Autores

Thomas Savage (1915-2003), se crio en un rancho en Montana, donde mantuvo una relación de sumisión con un padrastro abusivo y alcohólico, en quien se inspira el personaje de Phil Burbank. Comenzó a escribir en 1944 con la novela “The Pass”, por la que le pagaron un anticipo con el que decidió dedicarse a escribir a tiempo completo. En 1948 publicó la continuación, “Lona Hanson”, cuyos derechos compró Columbia Pictures para ser protagonizada por Rita Hayworth, pero que jamás se llegó a rodar. En 1979 le concedieron la beca Guggenheim, que utilizó para escribir “Her Side of It”, que la crítica considera su mejor novela. Además, en 1989 recibió el Pacific Northwest Booksellers Association Award por “The Corner of Rife and Pacific” y fue Honoris Causa del Colby College desde 1954.

Jane Campion (1954-) es una directora, guionista y productora neozelandesa. Es la segunda de las siete mujeres nominadas al Oscar por la mejor dirección, por su película “El piano”. Ha dirigido y escrito varios cortos desde 1980 y once películas entre las que están “El poder del perro” (2021), «An Angel at My Table» (1990), «The Portrait of a Lady» (1996), «Bright Star» (2009) y “El piano” (1993). Por esta última, además de la nominación a la mejor dirección, consiguió el Oscar al mejor guion y la Palma de Oro de Cannes. Con “El poder del perro” ganó en 2021 el León de Plata del Festival de Venecia.

“Libra de la espada mi alma; mi vida del poder del perro” Salmos 22:20

 

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Natalia Calvo Torel
Escribo, transcribo y traduzco cuando no estoy aspirando pelos de mis gatos, aunque de verdad soy arqueóloga medievalista y voluntaria como arqueóloga en la Asociación Para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). Trabajo en la Semana Negra de Gijón y os cuento mis historias en Fantasymundo desde 2005. A veces logro que la pila de libros pendientes baje un poco, aunque necesitaré una casa nueva en breve. ¡Aúpa ahí!

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