A medida que una mujer avanza en la treintena y se acerca a los cuarenta, aumentan los potenciales problemas que pueden presentarse a la hora de concebir. En los países industrializados, debido a circunstancias laborales, económicas y sociales, las mujeres cada vez tienen hijos más tarde, y en ocasiones éso es un problema. Sin embargo, un nuevo estudio liderado por Coleen Murphy, de Princeton University, ha identificado un medicamento que extiende la viabilidad de los óvulos en lombrices, incluso en la mitad de la ventana fértil, lo que teóricamente podría extender la fertilidad en mujeres un período de entre tres a seis años. Su trabajo aparece en el último número de la revista Current Biology.

«Una de las más importantes características del envejecimiento es la pérdida de la capacidad reproductiva a mediados de la edad adulta”, asegura Murphy, profesora de biología molecular. «Ya a mediados de los 30, las mujeres comienzan a experimentar bajadas en su fertilidad, mayores tasas de abortos espontáneos y defectos en los neonatos como consecuencia de la edad de la madre. Se cree que todos estos problemas son causados por un descenso en la calidad de los óvulos, más que a la falta de ellos”.

Cuando analizó la literatura científica sobre el tema de hace una década, Murphy descubrió que esta cuestión particular -cómo mantener la calidad de los óvulos con la edad- había sido ignorada. «Estaban ignorando algo importante para mucha gente, por eso comenzamos esta investigación. Nos preguntamos qué podíamos hacer para contribuir a paliar este problema”.

Murphy, directora del Paul F. Glenn Laboratories for Aging Research en Princeton, se especializó en un gusano microscópico, Caenorhabditis elegans, para estudiar la longevidad. Estas lombrices comparten muchos genes con los humanos, incluyendo aquellos que dirigen sus procesos de envejecimiento. Esta lombriz vive durante unas tres semanas. Hace años, un grupo de investigadoras de su laboratorio descubrió que C. elegans no sólo tiene una bajada en su habilidad reproductiva a mediados de su vida adulta, como los humanos, sino que sus óvulos no fertilizados (oocitos) mostraban similares descensos de calidad que los humanos.

Mientras investigaban la razón, las investigadoras de su laboratorio se centraron en los genes y proteínas más comunes en los óvulos jóvenes y sanos, más que en aquellos que mostraban un descenso de calidad. Hace poco decidieron hacer justo lo opuesto, e investigaron por qué algunas proteínas estaban reguladas a la baja, o son menos comunes en los óvulos no fertilizados de menor calidad.

Nicole Templeman y Rachel Kaletsky, becarias de investigación postdoctoral en el laboratorio de Murphy, investigaron un grupo de proteínas reguladas a la baja, catepsina B proteasas, que son poco comunes en óvulos de alta calidad y más comunes en óvulos que han comenzado a degradarse debido al envejecimiento. La existencia de sustancias que bloquean esas proteínas exactas proporcionó la oportunidad de probar sus efectos.

Mientras se preparaban para bloquear las proteínas, «había al menos tres posibilidades«, comenta Murphy. «Una, que ésto era solo un marcador inactivado de ovocitos de buena calidad, en cuyo caso no habría ningún efecto por el bloqueo de estas proteínas. Dos, su expresión aumentaría como un mecanismo compensatorio para luchar contra los efectos del envejecimiento, en cuyo caso, el bloqueo de la actividad de las proteínas empeoraría las cosas. O tres, que estas proteínas normalmente aumentan en oocitos viejos de baja calidad y son parte del problema, en cuyo caso su pérdida ayudaría a desacelerar la disminución relacionada con la edad«.

Cuando Templeman administró la sustancia, encontró que la respuesta estaba precisamente tras la puerta número tres: las lombrices tratadas aún tenían óvulos de calidad mucho tiempo después de que el grupo de control no los tuviese. Habían administrado la sustancia al principio de la ventana reproductiva de las lombrices, el equivalente a la pubertad humana, así que incluso si funcionase en humanos, no ayudaría a mujeres adultas, comentó Murphy.

«Lo que quieres es un medicamento que puedas darle a una mujer a mediados de los 30 años y que le ayude a preservar sus óvulos a buena calidad”, continúa. Así que en eso consistió el siguiente intento. Templeman esperó hasta que el período reproductivo de las lombrices estaba en su equivalente humano a la mediana edad. Funcionó perfectamente.

Los resultados fueron mejores de lo esperado: incluso la administración tardía de la sustancia extendía la calidad de los óvulos. Si se aplica a humanos, comenta Templeman, «Podría significar una extensión de entre tres y seis años de tu período reproductivo”.

El inhibidor de catepsina B aún no está listo para las pruebas con humanos, comenta Murphy. “No es nuestra área. Ésto es algo que puede funcionar… para mí, cambia las reglas del juego”.

Fuente: Current Biology.

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Alejandro Serrano
Cofundador de Fantasymundo, director de las secciones de Libros y Ciencia. Lector incansable de ficción y ensayo, escribo con afán divulgador sobre temáticas relacionadas con el entretenimiento y la cultura cercanas a mis intereses.

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