Posiblemente haya pocas autoras tan versátiles como Taylor Jenkins Reid.
Escritora de novela contemporánea, nos ha empujado a sumergirnos en diferentes mundos, todos excelentemente construidos.
Con El regreso de Carrie Soto, mi favorito hasta el momento, conocimos en profundidad el mundo del tenis profesional.
Junto con Los six en Todos quieren a Daisy Jones, vivimos al máximo el nacimiento de un grupo de rock y su llegada al número uno.
Con Los siete maridos de Evelyn Hugo visitamos el camerino y también la alcoba de la mayor estrella de Hollywood del momento.
Y ahora con la magnífica traducción de Bruno Álvarez Herrero y la edición de Stefano Books vamos a viajar a las estrellas en un transbordador de la NASA.
Atmosphere nos narra la historia de Joan Goodwin, una de las primeras mujeres admitidas como astronauta por la NASA.
En 1980 Joan entra en un programa para entrenar y poder viajar al espacio.
Allí conocerá a los que llegarán a ser sus mejores amigos. Un grupo variopinto entre los que se encuentra Vanessa Ford, una piloto comercial que sueña con pilotar un transbordador espacial.
Durante su preparación para volar y cruzar la atmósfera terrestre, Joan conocerá un amor con el que nunca se atrevió a soñar.
Una lucha que sucede mientras lidia con su hermana, cuida de su sobrina Frances y se enfrenta al machismo profundamente integrado en las misiones espaciales.
En Atmosphere: una historia de amor nos vamos a zambullir de pleno en las oficinas de la agencia espacial estadounidense. Pruebas físicas con las que flotar en ingravidez, vuelos bocabajo en cazas del ejército o sumergirnos en una piscina con el traje de astronauta completo.
Pero sobre todo vamos a mirar al cielo y rozaremos las estrellas con los dedos.
La ambientación de Atmosphere nos traslada a principios de los años ochenta. Cuando las mujeres empezaban a buscarse un hueco en ámbitos típicamente masculinos.
Viviremos de primera mano la carrera espacial de los Estados Unidos. También la lucha de muchas mujeres científicas, pilotos, astrónomas o ingenieras por ser las primeras en viajar el espacio.
Algo que las acerca a la gloria pero que también supone una gran responsabilidad hacia el resto del género femenino. Ya que fracasar sería relegar de nuevo el papel de la mujer a meras secundarias durante las misiones.
En Atmosphere: una historia de amor la narración salta en el tiempo. Durante la mayoría de los capítulos estaremos en 1980, año en el que Joan comienza su preparación. En otros, nos situamos en 1984. Algunos de los amigos de Joan han viajado en el transbordador pero a lo largo de la misión ocurre algo que nos mantendrá con el corazón en un puño.
Joan Goodwin, la protagonista indiscutible de Atmosphere es una mujer que durante toda su vida ha sido subestimada, pasada por alto. Poco dada a llamar la atención, siempre manteniendo la compostura. Aunque es sumamente inteligente y brillante.
Verla conseguir su sueño. Entrar en el programa, ascender en él y conseguir sus insignias es algo que me ha llenado de orgullo.
Ha sido tan satisfactorio conocer su historia y vivirla con ella que ahora no puedo quitármela de la cabeza.
Creo que el punto fuerte de este libro, sin desmerecer todo el contexto histórico, se encuentra en las relaciones entre los personajes.
Por un lado el grupo de amigos que forma Joan con el resto del equipo. Muy unidos desde el principio, pasan juntos muchísimo tiempo y multitud de fechas importantes con lo que acaban por convertirse en familia.
Por otro lado tenemos la relación de Joan con su hermana y su sobrina Frances. Su hermana es una mujer egoísta y narcisista que lo único que quiere de Joan es que cuide de su sobrina y esté siempre a su disposición.
Menos mal que Frances en una niña maravillosa, empática e inteligente. Con un vínculo inquebrantable, la relación que Joan tiene con su sobrina marca cada una de las decisiones que toma. Las dos se quieren y se necesitan.
¡Yo quiero a Frances! La he visto crecer y sufrir. Y es inevitable odiar a su madre en la misma medida.
Algo que siempre me asombra de leer a Taylor Jenkins Reid es que consigue que me crea cada palabra a pies juntillas.
Me paso con Evelyn Hugo y me ha vuelto a a pasar con Joan Goodwin. A cada rato me daban ganas de ir a Google y buscar información sobre ellas. No son personas reales pero TJR escribe tan maravillosamente que logra hacerte pensar que todo son hechos verídicos.
Me ha encantado volver a leerla y aunque en mi opinión Atmosphere no es el mejor de sus libros sí que es una historia inolvidable. Ahora cada vez que mire al cielo nocturno es posible que piense en Joan.
