Han pasado más de dos años desde la emisión del último capitulo de Game of Thrones (Juego de Tronos) y, pese a la producción de un spin off que llegará a las pantallas de todo el mundo el año que viene, las expectativas entorno a la marca están más bajas que nunca tras la enorme decepción que supuso el final de la serie para la mayoría de los fans.
Unas últimas temporadas con un ritmo acelerado en las que la presión por parte de algunos directivos de HBO afectó a la calidad de la obra y que, al final, pasó factura a una de las series más premiadas y con mayor audiencia de la historia de la televisión.
Sin embargo, cuando alguien piensa en estudiar cine lo hace para formar parte de grandes producciones como esta. Por mucho que podamos quejarnos y debatir sobre el final de la serie, lo cierto es que Game of Thrones fue, durante años, la serie más vista y aclamada de la televisión, y dejó tras de sí algunos momentos realmente épicos que tardarán mucho tiempo en volver a repetirse.
Sí, sabemos que es un tópico empezar una lista de momentos épicos de Juego de Tronos con la ya clásica mención a Ned Stark, pero es que es uno de los momentos más impactantes de toda la serie.
Durante la primera temporada, Ned se convirtió en el protagonista casi absoluto de la ficción, por lo que la escena de su ejecución sorprendió a todos los que no habían leído los libros en ese momento. Además, la escena se gano la aprobación de los grandes expertos en cinematografía gracias al uso del sonido, los tiempos y la cámara.
Comprobar como un personaje tan recto y tan, en teoría, apegado a la luz como Stannis Baratheon no dudó ni un solo instante en sacrificar a su hija Shireen al Dios de la Luz para conseguir el favor de la deidad, nos marcó a todos.
Uno de los momentos más impactantes de la tercera temporada está protagonizado por Jaime Lannister. Y por su mano, claro. En uno de los primeros episodios de la temporada, el hermano de Cersei pierde su mano tras ser emboscado por un grupo de enemigos que, en teoría, iban a morir con facilidad.
Por mucho que nos pueda enfadar el final de la serie, lo cierto es que Game of Thrones ha estado repleta de momentos inolvidables. El mérito de ese resultado es, en gran parte, del equipo de guionistas, camarógrafos, técnicos o realizadores de la serie. Uno de los miembros del equipo fue Darío Siero, un alumno de la Escuela TAI que realizó el Master en Postproducción, lo que le terminó abriendo las puertas para trabajar en producciones de este calibre.
La Escuela Universitaria de Artes TAI, es un espacio de formación en disciplinas artísticas, como formación en cine, música, artes visuales y artes escénicas fomentando la creatividad de los alumnos. Está ubicada en el centro de Madrid y es el mayor campus de artes de España.
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