Ciencia y Tecnología

Los aerosoles generados por los bosques de coníferas ya no enfrían tanto el clima

Las emisiones de gases de efecto invernadero tienen efecto de calentamiento en el clima, mientras que las pequeñas partículas que flotan en la atmósfera, los aerosoles, actúan como mecanismo de enfriamiento. Esto es lo que se sabía hasta ahora. Sin embargo, una nueva investigación de Lund University en Suecia, muestra ahora que los aerosoles más ligeros están incrementándose con respecto a los aerosoles de tamaño habitual y ligeramente más grandes, y sólo los últimos -como los generados en los bosques de coníferas- tienen un efecto de enfriamiento.

Algunos de estos aerosoles se producen de forma natural, mientras otros son producidos por la combustión de carburantes en las actividades humanas. Algunos son perjudiciales para nuestra salud, mientras que otros reflejan la luz solar.

Una de las más importantes fuentes naturales de aerosoles son los fragantes terpenos (compuestos orgánicos derivados del isopreno, un hidrocarburo de 5 átomos de carbono) de los bosques de coníferas. Por ejemplo, los bosques boreales de coníferas (la taiga) que se extiende como una cinta a través del planeta, representa el 14% de la cobertura de vegetación mundial, y por lo tanto, es el mayor ecosistema terrestre coherente de nuestro mundo.

A través de reacciones químicas con el ozono en la atmósfera, los terpenos son transformados en moléculas altamente oxigenadas, que se adhieren a las partículas de aerosol que ya están en el aire. Esto conduce a la formación de más humedad en las nubes, ya que cada gota de agua de nube se forma a través de la condensación de vapor en una partícula de aerosol suficientemente grande. Más gotas de agua conducen a nubes más densas y a una insolación más reducida.

Sin embargo, este nuevo estudio, publicado en Nature Communications, muestra que este “efecto de bosque de coníferas” ha disminuido debido a la industrialización.

Las emisiones de amoníaco (fertilizantes) de la agricultura y el dióxido de azufre de los combustibles fósiles cambian las reglas del juego: los terpenos y otras moléculas orgánicas se dividen en muchas más, pero más pequeñas partículas de aerosol. Como el diámetro de aerosoles muy pequeños es más pequeño que la longitud de onda de la luz, las partículas no pueden reflejar la luz.

Aunque el dióxido de azufre y el amoníaco son gases, generan nuevas partículas a través de reacciones químicas en la atmósfera. «Paradójicamente, una mayor cantidad de partículas de aerosoles puede conducir a la reducción o la eliminación del efecto de enfriamiento de las moléculas orgánicas liberadas de los bosques”, señala Pontus Roldin, investigador de física nuclear en Lund University, y primer autor del artículo que describe el estudio.

Junto con un equipo internacional de investigadores, desarrolló un modelo que por primera vez revela el proceso que se esconde detrás de la formación de nuevas partículas de estos aerosoles.

Es necesario filtrar las emisiones para recuperar la efectividad de los bosques de coníferas

«Las moléculas orgánicas fuertemente oxidadas tienen un efecto de enfriamiento significativo en el clima. Con un clima más cálido, se espera que los bosques liberen más terpenos y, por lo tanto, creen más aerosoles orgánicos refrigerantes. Sin embargo, la extensión de ese efecto también depende de los volúmenes de emisión de dióxido de azufre y de amoníaco en el futuro. Sin embargo, es muy claro que este aumento en los aerosoles orgánicos no puede compensar de ninguna manera el calentamiento del clima causado por nuestras emisiones de gases de efecto invernadero«, sentencia Pontus Roldin.

Ya ha habido una considerable reducción de las emisiones de dióxido de azufre en Europa y los EEUU desde la década de los 80, y se están dando pasos en esa dirección en China.

«Se requieren soluciones técnicas relativamente simples para reducir el dióxido de azufre, por ejemplo, con la limpieza de los gases de escape de los barcos y las centrales eléctricas de carbón, etc. Es mucho más difícil reducir el amoníaco, ya que se libera directamente de los animales y cuando el suelo se fertiliza«, afirma Pontus Roldin.

Se estima que en el futuro, la producción mundial de carne aumentará considerablemente a medida que aumente la prosperidad en los países pobres, principalmente en Asia. Hoy, no se sabe cuáles serán las consecuencias de estos cambios, pero para hacer una estimación se requiere el uso de modelos detallados como el que se ha desarrollado ahora.

Fuente: Nature.

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