La editorial Península publica en un solo volumen la Trilogía de Auschwitz, de Primo Levi

Península acaba de publicar en un solo tomo los tres grandes libros de Primo Levi sobre los campos de concentración nazis: «Si esto es un hombre», «La tregua» y «Los hundidos y los salvados». En conjunto, esta trilogía imprescindible supone un testimonio histórico y humano sobre uno de los episodios clave del devenir de la civilización humana: la total deshumanización de un colectivo de millones de personas y la planificación de su explotación y asesinato en masa.

Levi cuenta en estos libros su propia experiencia y la de sus compañeros judíos en Auschwitz, en un relato desgarrador y aleccionador de lo bajo que puede caer un ser humano cuando se le da poder o cuando se ve totalmente privado de su libertad y a merced de la piedad de otros.

También, la trilogía de Auschwitz nos transmite la titánica determinación que puede alcanzar una persona inmersa en la desesperación más absoluta, y cómo extrae fuerzas de los momentos más insospechados, cuando a su alrededor sólo hay locura y muerte por doquier.

Primo Levi nació en el seno de una familia judía asentada en el Piamonte. En 1941 se graduó como químico en la Universidad de Turín, una actividad que compaginaría posteriormente con su actividad literaria. Por su colaboración con la resistencia del norte de Italia, fue capturado y deportado al campo de concentración de Auschwitz. Después de la liberación del campo, en 1945, y de un azaroso periplo por el este de Europa, Levi regresó a Turín, donde publicó su primer testimonio sobre los campos de exterminio nazis, «Si esto es un hombre» (1947), libro fundacional de la literatura concentracionaria. Posteriormente verían la luz «La tregua» (1963) y «Los hundidos y los salvados» (1986), dos títulos imprescindibles que completan la Trilogía de Auschwitz. Entre sus obras, destacan también sus cinco volúmenes de cuentos: «Historias naturales», «Defecto de forma», «El sistema periódico», «Lilít y otros relatos», y «Última Navidad de guerra».

«Tuve la suerte de no ser deportado a Auschwitz hasta 1944, después de que el gobierno alemán hubiera decidido, a causa de la escasez creciente de mano de obra, prolongar la vida media de los prisioneros que iba a eliminar» (Primo Levi).

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