Fireworks 1: El inicio de un manga de juventud y fantasía

La editorial Planeta Cómic ha apostado este año por las adaptaciones de la película de anime «Fireworks» (cuyo título original es «Fireworks, Should We See It from the Side or the Bottom?»). Esta película llegó al Festival de Cine de Sitges dirigida por Akiyuki Shimbo y Nobuyuki Takeuchi y realizada por el estudio de animación Shaft.

Anteriormente la editorial española había publicado la novela que se basa en este anime y ahora se atreve con el manga, compuesto por dos tomos, basada en esta misma historia.

El primer tomo de «Fireworks«, creado por Makoto Fugetsu en base a la historia original de Shunji Iwai, nos sirve de introducción para esta historia. Esta tiene como protagonistas a Nazuka Oikawa y Norimichi Shimada. Ella es una joven estudiante de instituto que tiene que mudarse de ciudad para irse a vivir con su familia, mientras él es un estudiante de la misma clase que lleva tiempo encaprichado de ella.

Un día un encuentro en la piscina marcará el inicio de la historia. Nazuka le propone a Norimichi y a un amigo suyo una carrera en la piscina. Como el amigo de Norimichi llega a la meta tras Nazuka esta le propone una cita. Norimichi se queda impactado por este suceso y desea que él hubiera llegado antes, pero ¿Y si esto fuera posible? ¿Y si fuera posible volver atrás en el tiempo?

«Fireworks 1” solo nos muestra los hechos básicos del manga y nos introduce en la fantasía de la historia. Este tomo nos relata una historia de amor juvenil, donde los sentimientos son exacerbados y la cordura está ausente. Sus rasgos de manga ecchi junto con una historia demasiado simple, y nada original, hacen que esta historia sea algo insustancial y no consigue atrapar al lector.

A pesar de que el guión cuenta con algo de magia y viajes en el tiempo, no consigue que esta historia destaque, ni siquiera por su dibujo. Esto solo hace que su comparación con «Your Name» sea inevitable, lo que le hacer perder aún más puntos a este manga.

«Fireworks 1» puede que tenga un buen planteamiento, pero sus personajes, su desarrollo y su constante interrogante repetitivo (¿los fuegos artificiales son planos o redondos?) hacen que la historia no termine de llegar al lector.

La edición se nos presenta en forma de tapa blanda con una sobrecubierta a color.