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Dreamfall Chapters; The Final Cut

La aventura gráfica, ese género olvidado y maltratado, pero que ha sido sinónimo de videojuego desde los primeros PC. Por suerte, los clásicos nunca pasan de moda, y eso ha permitido que al menos tengamos uno o dos grandes lanzamientos del género cada año. Este es el caso de Dreamfall Chapters, tercera entrega de la franquicia iniciada por The Longest Journey (una de las mejores aventuras de la historia) y que llega a consolas de la mano de Deep Silver tras un lanzamiento episódico en compatibles.

Dreamfall Chapters arranca directamente dónde acabó la anterior entrega; Dreamfall: The Longest Journey, es decir, con Zoë Castillo en coma, Kian Alvane entre rejas y April Ryan aparentemente fallecida.

Todo empieza a cambiar a mejor con el comienzo del primer «libro» de los cinco en los que se divide la historia del juego, dónde descubrimos que Zoë no está exactamente sumida en un sueño del que no despertará, en realidad la joven heroína se halla perdida en el mundo de los sueños, pudiendo regresar a su vida a cambio de olvidar cómo llegó a esa situación. Esta conveniente y tópica amnesia nos permitirá conocer nuevos aspectos de La Soñadora, ahora activista política en una Europolis que se debate entre el socialismo y el fascismo, y que paso a paso volverá a involucrarse en una historia más grande que ella misma.

Por otro lado y al mismo tiempo, en el mundo de Arcadia, Kian participa de un motín que le permite escapar de prisión y esquivar la pena de muerte, a cambio de romper su promesa de no volver a matar. Tras esto, acaba uniéndose a los rebeldes a los que un día masacró para acabar con la corrupción entre los Azadi. Finalmente, conoceremos a la pequeña Saga, un bebe que crece en La Casa de Todos Los Mundos, nexo entre realidades y que parece íntimamente relacionada con la desaparecida April.

Así pues, Dreamfall Chapters nos contará la historia de los tres protagonistas a lo largo de los ya típicos 13 capítulos de la saga en los que, paralelamente, veremos cómo vida y muerte se entremezclan en una historia que arranca en primavera y termina en invierno, una alegoría de lo que nos espera no solo en este título, sino en nuestras propias vidas.

Y cómo si de la vida real se tratara, el juego incluye una novedad en su jugabilidad digna de reseñar; la toma de decisiones. Ya desde el mismo prólogo Dreamfall Chapters nos obligará a forjar nuestro propio camino haciéndonos elegir, en ocasiones de forma interna (¿aceptará Zoë que tiene miedo al mundo real o seguirá escondida en su infantil coraza?), en otras interactuando con el mundo que nos rodea (¿matar al alcaide que nos ha hecho la vida imposible o dejarle vivo por su familia?). Además, al final de cada capítulo, el juego recapitulará cada una de las decisiones que hemos tomado y aún no hemos visto sus efectos, indicando cuánto falta para ver el modo en que aquello que elegimos afecta al mundo. A este gran acierto se le suma el hecho de que no todas las decisiones son tan transcendentales cómo las antes mentadas; a veces en el mundo real la diferencia puede estar entre ser normal y querer sorprender a la persona amada, y eso también ocurre aquí.

El desarrollo de juego en sí mismo por el contrario sigue los cánones del género tal y como era de esperar. Así pues, para avanzar en la trama tendremos que ir solucionando pequeños puzles que nos permitan cumplir los objetivos que el juego plantea, ya sea abrir una puerta cerrada o conseguir hablar con la cabecilla de las triadas. Estos pequeños acertijos se resolverán generalmente haciendo uso de objetos de una forma distinta a la que fueron creados o relacionándonos con los personajes que nos rodean, lo que en más de una ocasión llevará a esos momentos de toma de decisión sobre los que hablábamos antes.

La forma de controlar a nuestros personajes por el contrario huye del clásico «point ‘n’ click» y hereda el mismo sistema de la segunda entrega; esto es, un control típico de los juegos de acción en el que el jugador se desplaza haciendo uso del stick derecho controlando la cámara con el izquierdo. Para interactuar con la distopia que plantea el juego, tendremos que acercarnos a aquello que nos llame la atención, usando el botón de acción correspondiente para interactuar con lo que nos rodea; un sistema algo confuso de explicar y que no termina de cuadrar con una aventura gráfica, pero que seguramente es lo que ha permitido que esta tercera entrega sea portada a consolas.

Pasamos ahora a hablar del apartado técnico del juego, quizá el menos afortunado de todo él. Gráficamente Dreamfall Chapters utiliza Unity 5 para contarnos una de las aventuras más esperadas de los últimos años, y si bien le saca todo el partido al motor gráfico, este no da mucho más de sí. Esto se traduce en un producto que apenas aprovecha una pequeña parte del potencial de las consolas de nueva generación, lo que permite que esta vez sí alcancen los 60fps de forma constante y la alta resolución de forma nativa. Claro que lo hace con unos personajes y unos escenarios que se quedarían cortos en los inicios de Xbox 360 y PlayStation 3.

En su defensa, eso sí, tenemos que decir que el juego es la pura definición de «indie», un juego con un presupuesto muy ajustado que no existiría sin la financiación colectiva y la ayuda del Instituto Cinematográfico Noruego.

Musicalmente tampoco podemos decir que el juego aporte demasiado, en gran parte porque el juego decide apostar por crear ambiente haciendo uso de una banda sonora diegética en detrimento de una mayor presencia. Aun así, esto no impide que algunas composiciones brillen con luz propia, al igual que ha ocurrido en anteriores entregas de esta franquicia. No podemos olvidar el doblaje, en perfecto inglés, que una vez más es sobresaliente, y que cuenta con gran parte del reparto original de The Longest Journey y del Dreamfall original, todo un acierto por parte de Red Thread Games.

Dejamos para lo último lo que probablemente sea el mayor problema del juego; su no localización a nuestro idioma. Y es que en esta ocasión no solo las voces están en el idioma de Shakespeare y Donald Trump; es que ni tan siquiera el texto del juego ha sido traducido a nuestro idioma. Esto quiere decir que todo aquel que no lea fluidamente en inglés, francés, alemán o finés se perderá gran parte de lo que hace bueno a Dreamfall Chapters.

Conclusión

Ragnar Tørnquist por fin nos ha dado lo que llevábamos pidiéndole los últimos 16 años; la conclusión de la mejor aventura gráfica de todos los tiempos. Y a buena fé que nos da un final para el recuerdo.

Y es que Dreamfall Chapters nos da lo mejor y lo peor que tiene este creador, con una grandísima historia que cuenta con una narrativa y una ambientación dignas del mejor libro, pero que a la vez deja de lado un apartado técnico que haría que este juego destacase por méritos propios en una generación huérfana de historias adultas e inteligentes.

Pero esto, unido a una pésima decisión en la localización, hacen de Chapters un aspirante perfecto a la etiqueta de juego de culto, ese grupo cada vez más grande de juegos que nos gustan mucho a la crítica, pero a los que el gran público acaba dando la espalda.

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