Cuando nos referimos a un año como bueno o malo dentro de la industria de los videojuegos solemos hablar en términos subjetivos. Hacemos valoración de qué nos ha gustado más, qué nos ha gustado menos, en qué podría haber mejorado este año, qué consolas podrían haber sacado más pecho con sus lanzamientos o cuáles podrían haberse dejado los retrasos o cambios de fecha de esa saga que tanto nos gusta para otro momento. Las valoraciones siempre son personales, claro está, pero hay juegos que, más allá de nuestros gustos, tienen una magnitud tan grande, que cala tanto en los jugadores, que no se pueden dejar pasar, más allá de cuántas horas le hayamos dedicado o de si nos ha parecido mejor o peor videojuego. No todos los años hay un nuevo Uncharted, un nuevo Halo, una tercera parte de una saga tan importante como The Witcher o incluso dos lanzamientos que se han alargado más de una década. Y en 2016 está todo ello. Junto. Pero esto, además de sus clarísimas ventajas para la industria y los jugadores, tiene un claro inconveniente: los grandes lanzamientos tapan a los más «pequeños». Y eso, para los amantes de los videojuegos, es un alto precio a pagar.

El título que hoy analizamos se encuentra entre ese grupo de «tapados». Ese grupo de videojuegos a los que la mayoría de los jugadores «normales» no llega a jugar. Su salida ha estado en medio de lanzamientos triple A que eclipsan cualquier videojuego que se interponga en su camino y hacen que no nos pensemos en qué gastar nuestro presupuesto «videojueguil». World of Final Fantasy, por el contrario y por desgracia para los que no lo tengan en cuenta, es un juego que merece la pena da igual por donde lo cojamos.

World of Final Fantasy

A día de hoy cuesta imaginar qué nos vamos a encontrar al comenzar un juego que lleva por título, total o parcialmente, «Final Fantasy». La saga, por todos conocida, lleva 15 entregas numeradas y un sinfín de entregas no numeradas, spinoff’s, apariciones en otros videojuegos y cameos. Lo que antes era una seguridad de RPG japonés de una historia tan profunda como sus combates contra épicos jefes, hoy es un batiburrillo de ideas que, a no ser que seas un gran fan de la saga, no hace sino confundir a los compradores y tener que buscar información sobre qué van a jugar. La diversificación de la saga ha hecho que toque tantísimos palos que, aunque ha atraído a mucha gente nueva a sus juegos, ha hecho perder la ilusión del jugador de antaño que tanto disfrutaba con las entregas clásicas. Pero aquí llega World of Final Fantasy para dar un golpe en la mesa y mezclar mecánicas clásicas con las actuales para dar lugar a una melanza muy divertida tanto en la forma como en el contenido.

World of Final Fantasy es un JRPG de los clásicos. Una aventura fantástica que mezcla una trama plagada de humor con los combates emblemáticos por turnos de los originales de la saga. La historia nos sitúa en un pueblo donde Lann, uno de los dos protagonistas, entra tarde a su trabajo de camarero por haberse quedado dormido. Cuando llega, extrañado por no encontrar a nadie por la calle de la localidad, encuentra a una clienta sentada esperando su café, cuando de pronto aparece su hermana Reynn, la otra protagonista, para confirmar su temor: no hay nadie en el pueblo. Es a partir de ahí cuando la callada mujer que estaba sentada en la cafetería les cuenta a los hermanos quiénes son y qué ocurre: están en un mundo alternativo, donde no pasa el tiempo, en un plano paralelo a la realidad. No saben el por qué, pero antes de que perdieran la memoria eran conocidos como «custodios de Mirages». Tenían el poder de capturar a una especie de «monstruos» canalizando magia desde los tatuajes de sus brazos, un raro poder que no todo el mundo tenía. En un pasado habían conseguido una cantidad enorme de Mirages, pero ahora no se acordaban de nada y los habían perdido. Así que su deber, según les cuenta Enna Kross (la chica de la cafetería), es ir a capturar la mayor cantidad de Mirages posibles y recuperar su memoria. Y ahí comienza la aventura, cuando el primer mirage al que conocemos, Tama, nos lleva a Grimoire, el mundo donde tendremos que llevar a cabo nuestro nuevo cometido.

World of Final Fantasy

Y es que la premisa que nos dan en la primera media hora de juego es muy simple: hazte con todos. Y eso nos suena de algo, ¿verdad? World of Final Fantasy nos presenta un mundo lleno de monstruos que hay que capturar. Lucharemos contra una infinidad de enemigos a lo largo de la aventura, algunos humanos y otros Mirages. La mecánica para hacernos con ellos es muy simple: seguir una serie de pautas para cada uno de ellos y lanzarles unos prismas esperando que entren y se mantengan para poder usarlos más adelante como aliados. Efectivamente, tal y como todos estamos pensando, al más puro estilo Pokémon.

El sistema de combate es de las cosas que más recuerdan a los Final Fantasy clásicos. Es por turnos en los que una barra lateral nos marcará el orden de acción tanto de aliados como de enemigos. A la hora de dar órdenes, podremos movernos en una interfaz simplificada con accesos directos en el mando o bien optar por una mucho más clásica, eligiendo el comando a realizar entre los conocidos «atacar», «habilidades», «huir» o el propio «capturar». Y es que cada mirage al que nos enfrentemos (a no ser que se nos especifique lo contrario) tiene unas condiciones de captura. Habrá algunos que nos pidan que simplemente hagamos daño físico, otros que bajemos mucha vida de un golpe, o que le hagamos tener un estado perjudicial como ceguera o veneno. Otros simplemente nos pedirán que matemos al resto de su grupo. Pero una vez completado este «requisito» previo, podremos optar a capturarlo con su propio prisma, que continuando el símil, es la pokeball de turno. Al más puro estilo Pokémon, lanzaremos un prisma (una especie de bola) que cubrirá al monstruo. Tras tres «ticks» de comprobación, si todo sale bien, entrará en él y podremos usarlo de ahí en adelante. A primera vista parece sencillo, pero depende de la dificultad del mirage y de lo avanzados que vayamos en el juego nos resultará cada vez más difícil cumplir las condiciones y cazarlos pronto, sin tener que bajar su vida al mínimo e inflingirles cuantos más estados perjudiciales mejor.

 Una vez capturado el mirage, podremos añadirlo a nuestro equipo para combatir junto a él. Pero no de una manera convencional como nos tienen acostumbrados las entregas numeradas de Final Fantasy. En esta ocasión, tendremos dos personajes principales, los protagonistas: Reynn y Lann. Ellos dos son las «bases» de las torres que componen nuestro equipo. Estas torres son composiciones verticales que mezclan uno, dos o ningún mirage con nuestros protagonistas. En la parte superior siempre deberá ir un mirage de tamaño S, en la intermedia uno de tamaño M y en la inferior uno de tamaño L. Y es aquí donde el combate y la estrategia comienzan a cobrar un nuevo sentido. Cada uno de los mirages tiene un tamaño concreto, siendo los posibles S, M, L y XL (este último se utiliza solo para invocaciones puntuales). Así, cuando tengamos que hacer nuestra composición, debemos elegir cuál queremos que esté arriba, cuál en medio o cuál abajo, pero siempre teniendo en cuenta a nuestros protagonistas, que dependiendo en qué forma estén (pequezcos o kolosos, cuyo funcionamiento veremos más adelante) cumplirán una función de M o de L en la composición.

World of Final Fantasy

Cómo hagamos las torres influirá muchísimo a la hora de afrontar los combates, ya que las estadísticas de los tres componentes se unen para formar, por así decirlo, un solo ente que aúna todo lo bueno y lo malo de sus tres partes. Esto quiere decir que si, por ejemplo, llevamos una torre con dos mirages de llamas resistentes al elemento fuego, serán doblemente resistentes al fuego (incluso puede que invulnerables), pero lo más posible es que sean también doblemente vulnerables al agua. Si llevamos dos mirages con el hechizo Piro aprendido cada uno de ellos, nuestra torre podrá usar el hechizo Piro+, así como si llevamos dos Piro+ enseñados a nuestros mirages de la composición, lanzar un Piro++. Las posibilidades son tan grandes casi como las composiciones, ya que tenemos un total de más de 140 Mirages para capturar, casi todos ellos con cambios de forma y transfiguraciones. Además, cada uno de los Mirages tiene un tablero de desarrollo personal, muy similar al que se puede ver en Final Fantasy X o en Final Fantasy XIII. Esto hace que el crecimiento de cada monstruo sea único, y aunque podamos capturar directamente a su evolución decidamos mejorar a nuestro pequeño desde sus etapas previas para que aprenda más habilidades y mejore sus estadísticas. Cada mirage tendrá su nivel personal que irá subiendo en cada combate ganado a la par que nuestros personajes principales, y tendremos que decidir entre cambiar la forma de nuestros pequeños mirages de tamaño S a una más poderosa en tamaño M o L para ver cómo nos cuadra en la composición de nuestra torre. Un apartado a tener muy en cuenta, ya que de ello dependerá nuestro devenir en batalla.

Nuestros personajes, como ya se ha mencionado, pueden cambiar en cualquier momento fuera de combate entre dos formas: Pequezco y Koloso. Como podéis imaginar por el nombre, la forma de Pequezco es la pequeña de las dos. En esta forma nuestros protagonistas tiene una gran cabeza y un aspecto chibi muy propio de los mangas desenfadados de Japón. Mientras nuestros personajes estén en esta forma, cada vez que entremos en combate tendremos tamaño M en nuestra composición de torre y tendremos que acoplarnos a qué Mirages hayamos puesto previamente. En forma de Koloso, sin embargo, tendremos un aspecto mucho más estilizado, más propio de lo visto en Kingdom Hearts. Nuestras estadísticas permanecerán intactas entre las dos formas, pero a la hora de entrar en combate, si vamos en forma Koloso, tomaremos la L en la composición de la torre.

World of Final Fantasy

 
La exploración a la hora de afrontar los diferentes tramos de la historia se dividirá en dos zonas muy diferenciadas: las mazmorras y las zonas sin combate. Las mazmorras son zonas de combates aleatorios, divididas por unas conexiones con pequeñas pantallas de carga. En ellas encontraremos cofres con ítems de ayuda para la historia (o alguna que otra sorpresa no tan agradable), enemigos mucho más poderosos que los convencionales o secretos a los que acceder mediante algunos de los poderes que nuestros Mirages vayan aprendiendo mediante su tablero. El resto de zonas serán de paso, familiares a los jugadores de otros Final Fantasy. Pasaremos por ciudades, pueblos o campamentos donde podremos interactuar con los NPC’s para recibir objetos, enterarnos del lore del propio mundo de Grimoire o viajar mediante unos portales al nexo de todo el juego: nuestro pueblo.

 El lugar desde donde parte la aventura es, a la vez, un lugar de descanso donde podremos llevar a cabo varias actividades que iremos desbloqueando a lo largo de la historia. Podremos comprar en la tienda, acceder a una habitación especial donde llevar a cabo algunas misiones, viajar entre todos los lugares donde hayamos estado o ir a un coliseo para volver a luchar contra los enemigos encontrados en la historia, pero con más vida y por determinadas recompensas.

 A las mecánicas de exploración y combate clásicos de la saga Final Fantasy se añade un componente de nostalgia y fan service que agradará a los puristas de la saga: la inclusión de los personajes más míticos de las entregas numeradas. Así, conforme vayamos avanzando en la trama iremos encontrando a personajes tan conocidos como Cloud, Tifa, Rikku, Yuna o Snow. Estos personajes no son meras apariciones sin carga narrativa, sino que cumplen la función de personaje secundario en cada una de las subtramas expuestas en World of Final Fantasy. Cada zona nueva a la que lleguemos nos supondrá un nuevo reto que afrontar y, casi siempre, estará relacionado con uno de estos personajes al que tendremos que ayudar o, en su defecto, nos ayudará a nosotros a superar de la mejor manera el contratiempo. Además, cuando acabemos esa parte de la historia, podremos adquirir su «medalla» para posteriormente invocarlos en combate, lo que nos ayudará a vencer antes a nuestros enemigos o a curarnos, teniendo algunas invocaciones funciones ofensivas y otras de apoyo.

World of Final Fantasy

 
Y cuando llegamos al apartado artístico, World of Final Fantasy da otro golpe encima de la mesa con algo distinto a los JRPG’s de sobremesa a los que nos tiene acostumbrados Square Enix. Gráficamente es una gozada. El diseño de personajes, enemigos, monstruos y, en general, Grimoire y el mundo en el que nos movemos es magnífico, pareciendo todo un mundo de dibujos animados, con diseños más tirando a lo deforme que a lo realista, colores muy vivos y escenarios más bien planos en los que lo que destacan son los personajes. Todo da lugar a una visión muy amigable, y las conversaciones, plagadas de humor y chascarrillos (con una traducción y localización al castellano muy buena), son propensas a que la experiencia de juego sea tan divertida en lo jugable como en lo audiovisual.

 La banda sonora está al nivel marcado por lo gráfico. Las melodías clásicas, con versiones adaptadas al tono del juego (mucho más desenfadado), se unen a temas propios, individuales de cada zona y característicos de las ciudades o mazmorras de otras entregas. Siempre que nos encontremos en una zona que hayamos visitado en otros juegos nos acordaremos de ello, además de porque nos recuerde gráficamente, por la melodía que suene. Todas las mazmorras y zonas de paso tienen su propio tema, por lo que las más transitadas tendrán canciones que tardaremos poco en recordar. Está completamente doblado al inglés y japonés, por lo que podremos disfrutarlo en cualquiera de estas dos lenguas.

World of Final Fantasy

Como ya se ha mencionado, estos meses son duros. Hay muchísimos lanzamientos que valdrían por sí solos como juego principal de cualquier otro año. Y sin embargo todos juntos en apenas tres meses. Es complicado sobresalir en estos tiempos. Sin embargo, World of Final Fantasy no nos trae algo que llevemos esperando toda la vida para ello. Rebusca entre nuestros sentimientos de jugador clásico intentando sacar nuestro niño interior, aquel que completó las entregas numeradas, el que igual jugaba a Final Fantasy VII que completaba su pokedex en Pokemon Amarillo. Busca su hueco no entre los triple A, no en lo comercial, sino en nuestro impulso coleccionista, en nuestra memoria y recuerdos. Todo esto hace una mezcla con un apartado gráfico conseguidísimo y una banda sonora que, por si todo lo dicho no te devolvía a los tiempos en los que vencer a Sephirot era la hazaña de la semana, podría hacerlo por sí sola. World of Final Fantasy es una compra casi obligada para todos los amantes del JRPG clásico que busquen algo más desenfadado, pero siempre con la premisa del clásico pokémon: ¡hazte con todos!

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