Valerian y la ciudad de los mil planetas: el cómic del que bebe la película de Luc Besson“Valerian” es un grandísimo cómic de ciencia-ficción muy adelantado para la época y, sin temor a equivocarme, el mayor y más longevo cómic de ciencia-ficción dentro del cómic europeo que, afortunadamente, vuelve a estar en candelero gracias al estreno de la película dirigida por Luc Besson. Una circunstancia afortunada, porque esta serie es una injusta olvidada dentro del mundillo. “Valerian y la ciudad de los mil planetas”, además del tomo de 144 páginas que ha editado Norma Editorial con dos aventuras en él, es el cuarto álbum de la colección, pero uno de los más importantes, ya que en él se presenta la época en la que se desarrollan las aventuras de Valerian y Laureline, así como la filiación y localización de los mundos existentes. Este álbum es el primero en el que aparece la nave de los protagonistas, la XB982 (que, a partir de aquí aparecerá en todos los álbumes). ¡Y en él aparecerá el primer beso entre nuestros protagonistas (pág. 32)! Os aclaro que su relación no se “formaliza” hasta el decimocuarto álbum, “Los rayos de Hypsis”.

Pero vamos a centrarnos: ¿Quiénes son Valerian y Laureline, agentes espacio-temporales? Bueno, son agentes de un núcleo galáctico en el que se concentran lo más avanzado de los mundos que conforman el “Imperio Galaxity”. El cometido de Valerian y Laury es comprobar que todos sus mundos funcionan según los patrones del Imperio. Estamos en el siglo XXVIII de nuestra era, y a esas alturas se han desarrollado los medios y la tecnología para para viajar a través del espacio y el tiempo, y su misión consiste, precisamente, en viajar a través del espacio y el tiempo para neutralizar las posibles amenazas contra la Tierra y el Imperio y evitar posibles paradojas temporales.

Valerian y la ciudad de los mil planetas: el cómic del que bebe la película de Luc BessonLeí en su momento varias de las aventuras de Valerian en aquellos entrañables álbumes editados por Junior, y ha sido una alegría reencontrarme con estas dos viejas historias que no han perdido vigencia, así como con los estupendos guiones de Pierre Christin y el detallado dibujo de Mezieres.

En esta aventura, Valerian y Laureline habrán de ejercer su labor de supervisión y control en el Imperio de Sirta, “El imperio de los mil planetas”, un imperio en el que la Tierra no ha tenido la más mínima influencia, al menos sobre el papel. Pero se llevan la desagradable sorpresa de que se encuentran con un gobierno manipulado cuyo líder lleva una vida opulenta y desordenada. Descubren que ese pelele opulento y enriquecido gobierna bajo el manto de una raza de sabios de una raza superior llamados “Los entendidos”, que se acultan bajo amplios ropajes y ocultan sus cabezas bajo grandes yelmos.

Nuestros protagonistas se dan cuenta de que no se puede mantener esa tiranía en el imperio y, con la ayuda de Elmir, el astuto comerciante, se unirán a la facción opositora al gobierno del príncipe Ramal en el planeta Sirta. Con la ayuda de los agentes espacio-temporales lograrán vencerlos, y descubrirán la identidad, procedencia y filiación de “Los entendidos”, que son los auténticos tiranos, así como también aclararán que se mantienen vivos por todos esos siglos gracias a un brebaje obtenido de unas plantas que crecen en el planeta Slomp, que recolectan con mano de obra esclava.

Valerian y la ciudad de los mil planetas: el cómic del que bebe la película de Luc BessonY vamos a centrarnos en lo que más me gusta: las referencias y, en este caso, la demostración de que las aventuras de Valerian supusieron un soplo de aire fresco y una gran innovación para los cánones de la época. Vamos a empezar por lo más evidente: en la página 31 veremos cómo “congelan” a Valerian en una especie de masa plástica que recuerda, inmediatamente, al cubo de carbonita en el que confinan a Han Solo en “El Imperio Contraataca” (Irvin Kershner, 1980), así como el momento en el que “Los entendidos” se quitan el yelmo y muestran sus caras (Págs. 45 y 46) recuerda dos momentos emblemáticos en la Historia del cine: el momento en el que Darth Vader pide que le quiten el casco y muestra su rostro desfigurado en “El retorno del Jedi” (Richard Marquand, 1983), y al momento en el que los humanos mutados y telépatas de “Regreso al planeta de los Simios” (Ted Post, 1970) retiran sus capuchas blancas para mostrar sus rostros.

Pero no acaba ahí la cosa: en la página 9, penúltima viñeta, veremos cómola nave de Valerian se sumerge en un desplazamiento espacio-temporal en una viñeta que recuerda poderosamente al momento en el que Dave Bowman entra en la versión mayor de TMA-1 que encuentra en las cercanías de Europa en “2001: una odisea en el espacio, 1968” (que conste que la primera publicación de esta aventura se publicó en la revista Pilote en 1967). El colorido y variopinto elenco de extraterrestres humanoides del que hace gala esta aventura galáctica no pudo menos que recordarme a los diseños de Ralph McQuarrie.

Valerian y la ciudad de los mil planetas: el cómic del que bebe la película de Luc BessonY no quería dejar de lado el importante papel de la pelirroja Laureline en la que, al menos para mí, es una de las mayores aportaciones femeninas como heroína dentro de un cómic para la época: es completa, carismática, comprometida y vital que siempre está en competencia con su pareja demostrando en muchas ocasiones que tiene más intuición, mejor adaptación al terreno y más reflejos que él, al tiempo que no evita el usar sus “armas de mujer” cuando es necesario (en la página 32 mencionada al principio, en la que libera a Valerian haciéndose pasar por una esclava para el príncipe de Sirta). Un tía liberada, autónoma y fuerte, vaya. Algo que hoy en día se puede considerar como algo normal y deseable, pero que en la época no era lo habitual.

Pasaremos al siguiente álbum: “El embajador de las sombras”. Otro de los álbumes más significativos de la serie, en la que aparecerán varios personajes y lugares que saldrán en futuros tomos, como la estación espacial “Punto central”, un punto neutral de reunión en el espacio donde coinciden múltiples razas del espacio que sólo se comunican a través de canales de videoconferencia, sin contacto físico. No importa mucho, ya que es un sitio donde se hacen chanchullos de todo tipo. Conoceremos también al Transmutador Gruñón de Bluxte, un simpático animalejo que es capaz de producir cualquier moneda o material que previamente haya tragado. Veremos también una “Stargate” (Roland Emmerich, 1994), llamada “Puerta a las estrellas” (pág.93). Pero vamos a lo que es el cómic:

Valerian y la ciudad de los mil planetas: el cómic del que bebe la película de Luc BessonA nuestros protagonistas les encomiendan el ejercer de guardaespaldas del embajador de Galaxity. Un ser prepotente y estirado que recuerda poderosamente al Gran Moff Tarkin (Peter Cushing) de “Star Wars”. Han de recogerlo y llevarlo a “Punto central” para cerrar unas importantes negociaciones con objeto de poner cierto orden en el caos mafioso imperante en tal lugar. El embajador le entrega a Laureline el “Transmutador gruñón” ya mencionado.

Al llegar a su destino, el embajador es secuestrado. Valerian consigue introducirse en la nave en la que va prisionero, pero Laureline queda atrás, anulada por los secuestradores. Así y todo, con la ayuda, módico precio mediante, de los Shinguz (alienígenas con hocico de oso hormiguero), y de la explotación del pobre animalillo transmutador –acaba agotado, el pobre-, va consiguiendo retazos de información hasta que da con una raza suprema: “Los sombra”, que les revelan los planes secretos del embajador y cómo evitarlo. ¿Y qué intenta? ¿Cómo podrán cambiarlo? ¡A leerse el volumen, tocan!

Además de las dos historietas, este volumen incluye algo que nos permitirá sumergirnos todavía más en todo lo que Valerian supone: doce páginas de una completa entrevista tanto a los autores del cómic, Pierre Christin, Jean-Claude Mezieres y el mismo Luc Besson junto con varias muestras de diseños, fotos y estudios para la película. Una sustanciosa entrevista en la que aprenderemos muchísimas cosas, como que Valerian tiene un aire a un determinado cantante francés, o qué actrices pensaban que podrían haber sido Laureline, las experiencias acumuladas de Mezieres tras haber trabajado junto a Besson en “El quinto elemento”…

Por lo que a mí respecta, un tomo fantástico que supondrá una oportunidad estupenda para que los que no conozcan a Valerian, así como para ponerse al día antes de ver la película… ¡O para disfrutarlo igualmente después! Tramas pioneras de antes para el público de hoy día.

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