Se dice rápido, pero 23 años han pasado desde el último gran Sonic en dos dimensiones; el revolucionario Sonic & Knuckles de Mega Drive. Desde entonces, Sega ha intentado sin mucho éxito repetir una fórmula que tantas alegrías nos dio en la generación de los 16 bits. Tras tantos intentos decepcionantes, la compañía de Tokio decidió dejar en manos de desarrolladores indies la entrega destinada a celebrar los 25 años del erizo más famoso del mundo.

Así pues, Christian Whitehead (autor del remake de Sonic CD), PagodaWest Games y Headcannon (ambos conocidos por sus juegos «fan made» basados en el erizo), siempre bajo la supervisión del Sonic Team, han tenido la difícil misión de revitalizar a un personaje que todos dábamos por perdido, y han decidido hacerlo con un juego que bebe directamente de los juegos que hicieron grande al personaje.

Sonic Mania

Sonic Mania arranca justo después del final de Sonic & Knuckles, obviando todo lo que vino después, lo que es ya de por sí una declaración de intenciones bastante clara. La excusa (porque nunca hace falta una gran historia para recorrer niveles a velocidad de vértigo) en esta ocasión es la aparición de una misteriosa joya llamada Phantom Ruby, una piedra con extraños poderes que atrae la atención del Dr. Eggman. Así pues, Sonic, junto a sus amigos Tails y Knuckles, deberá enfrentarse una vez más al malvado científico y sus nuevos Hard Boiled Heavies, para hacerse con ella y desentrañar sus secretos.

Cómo se puede ver, una trama sencilla y directa, que permite a los creadores del juego realizar una carta de amor por el personaje con forma de videojuego. Todo en Sonic Mania destila reverencia por los juegos imaginados por Yuji Naka y el Sonic Team hace dos décadas, una mezcla perfecta entre nostalgia y novedad que devuelve a la mascota de Sega a sus mejores momentos.

Sonic Mania

El diseño de niveles, elemento capital en cualquier juego de plataformas, crea esa sensación de estar pensado para jugar siempre corriendo hacia delante, siendo parados únicamente por los obstáculos que no podamos esquivar. Pero a la vez, y como en los buenos juegos, esconde un montón de secretos que requerirán que exploremos a fondo para encontrar vidas extras y fases de bonus, por lo que la rejugabilidad de Mania está más que asegurada.

Por otro lado, la misma selección de niveles es reseñable. Por un lado tendremos las zonas clásicas, como Green Hill Zone o Chemical Plant Zone, que además de contar con porciones directamente sacadas de los juegos originales, también incluyen nuevos segmentos en una especie de remix que funciona a las mil maravillas. Por otro tenemos zonas completamente nuevas, como Studiopolis Zone, pero que pasan por ser la suma de varias fases ya conocidas, juntando elementos de diferentes juegos en un único nivel que consigue despertar nuestra nostalgia mientras nos enfrentamos a algo completamente nuevo. Finalmente, las fases de bonus son herederas directas de las que vimos en Sonic 3 y Sonic CD, buena noticia después de tantos experimentos vividos en los últimos años.

Esta capacidad para mezclar lo nuevo y lo viejo sin que nada chirríe es uno de los grandes logros de Sonic Mania, que nos ofrece una jugabilidad afinada que ha sabido entender por qué Nintendo consigue sacar tantas entregas de una misma franquicia y que todas funcionen; toca lo justo para mejorarlo todo, pero sin abandonar la esencia de la saga.

Sonic Mania

Otra buena noticia para los fans acérrimos del personaje es que vuelven las físicas tan disfrutables de las cinco primeras entregas. Ya no hay sorpresas desagradables capaces de arruinar todo un juego, como vimos en Sonic Rush y Sonic 4. Ahora los tres personajes actúan de manera predecible y lógica, haciendo de la velocidad una parte importante del juego, pero siendo capaz de funcionar también a menor ritmo perfectamente, lo que hace de la exploración algo tan agradable como el quemar niveles en menos de dos minutos.

A nivel jugable también es reseñable el poder volver a jugar con Sonic, Tails y Knuckles por separado. Sus diferentes habilidades y pesos cambiarán la forma en la que nos enfrentamos a los  niveles, permitiendo acceder a zonas e itinerarios diferentes según el personaje, gracias a la capacidad de Tails de volar o a la de Knuckles para atravesar ciertas paredes y trepar por otras.

Sonic Mania

Gráficamente el juego no guarda ningún secreto. Este trabajo de pixel art no tiene nada que no hayamos visto anteriormente, excepción hecha de la nueva resolución y de los 60 fps constantes, lo que permite que un apartado visual con tantos años a sus espaldas no desentone en absoluto en consolas de nueva generación y resoluciones 4K.

La banda sonora mantiene la tónica nostálgica que encontramos a lo largo y ancho de todo el juego; las mismas canciones que conocemos de toda la vida, con algún que otro arreglo que no desentona en absoluto. Esto garantiza temas pegadizos realizados con ese sonido de sintetizador tan propio de las consolas de la época, que unido a los efectos de sonido, conforman una máquina del tiempo sonora que nos llevará a la primera mitad de los años noventa cada vez que echemos una partida.

Sonic Mania

Conclusión

La nostalgia es una fuerza poderosa. Y Sonic Mania la utiliza como pocos juegos han hecho antes. Todos sus elementos parecen pensados para llevarnos de vuelta a nuestra infancia y hacernos disfrutar como en aquel entonces.

Pero más allá de esta capa de melancolía, Mania es un gran juego, seguramente uno de los tres mejores jamás realizados con el erizo como protagonista, a la altura de Sonic 3 & Knuckles y Sonic CD. Un gran diseño de niveles, una dificultad muy bien ajustada (con algún pico extraño en ambos sentidos, eso sí) y una memorable banda sonora consiguen devolver a uno de los personajes más emblemáticos de la historia de los videojuegos al lugar privilegiado que nunca debería haber abandonado. Ahora esperemos que el próximo Sonic Forces no eche este trabajo a perder.

Y también que Sega tome nota del éxito y nos traiga otras sagas clásicas con el espíritu de Mania. Así a bote pronto, Streets of Rage Mania y Shining Force Mania serían un buen punto de partida.

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Sp1ke
Maestro de inglés que recomienda cómics en español, ex estudiante de Dirección Cinematográfica que escribe sobre videojuegos y no películas y en general una contradicción andante. Mis primeras palabras fueron dos insultos, y de ahí, solamente he ido a peor.

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