Mundo Infierno, de Philip José Farmer: una novela que rebosa ideasMundo Infierno” (Gigamesh, 2017) del autor estadounidense Philip José Farmer, es una novela corta independiente y autoconclusiva y que le sirvió como germen de la idea que luego se convertiría en su conocida serie Mundo del Río.

Bien pues en las poco más de cien páginas de las que consta “Mundo Infierno”, Farmer nos cuenta muchas cosas, expone un montón de ideas interesantes en muy poco espacio, en especial en el primer tercio del libro. Por lo que, aunque breve, hay que leer con atención porque cada línea está bien nutrida de ideas.

Hablamos de que “Mundo Infierno” es un lugar al que van a parar las almas de los fallecidos y se trata de un desierto, en apariencia, infinito, que se va expandiendo en función del número de almas que vayan llegando. Los humanos no se encuentran solos allí, si no que comparten este sitio con los demonios, a quienes al haber superado en número, han esclavizado.

El protagonista, Jack Cull, es incapaz de decir cuánto tiempo lleva allí, pues una característica de “Mundo Infierno” es que no se percibe el paso del tiempo. Debido a esto los humanos necesitan buscarse ocupaciones que les den un sentido. Jack trabaja en el Intercambio, una organización que se encarga de difundir rumores para crear religiones y que, de esta manera, los condenados sientan que tienen un propósito y una esperanza en su eterna conden. El protagonista se encuentra investigando las misteriosas apariciones de X en diferentes puntos de Mundo Infierno y es su labor averiguar quién es, si se trata de una transformación o una versión de Cristo, porque en este lugar todo es posible.

Jack se embarcará en una investigación para averiguar la identidad de X y encontrar pruebas de si se trata de un verdadero profeta o de un farsante más. En esa road movie lisérgica que llevará a cabo, solo encontrará más preguntas a la ecuación de quién es X.

El primer tercio de la historia es el más impactante, no solo por el worldbuilding, si no porque hay que leer con cuidado para no pasar por alto alguno de los conceptos que Farmer nos presenta de forma magistral. Por ejemplo la ciudad que se expande en función de la necesidades para dar cobijo a las almas de los recién llegados, o las diferentes leyes de la física que se aplican aquí. También asistimos a la mezcla de sentimientos que le provoca el infierno al protagonista, recuerda cosas de su vida anterior y se lamenta, a la vez que se culpa por su existencia en la Tierra. Podemos ver una sensación de pérdida, mezclado con la injusticia que va creciendo en el personaje. El hecho de lanzarse a la cruzada de investigar quién es X, se convertirá en su propia religión, el hecho que necesita para completarse y encontrar un sentido a su existencia en este paraje tan extraño e incomprensible. Pero este viaje puede decirse que va a transformarse en una lucha por la supervivencia y en una suerte de jornada iniciática para el protagonista.

Jack representa un punto de vista muy parecido al del lector, aunque ya está familiarizado con el entorno, nos va explicando sus peculiaridades, cómo es la vida cotidiana, la burocracia y las puñaladas entre los trabajadores del Intercambio, los tramposos y mentirosos demonios, las continuas tormentas, la expansiones de la ciudad que lo cambian todo… Termina por adaptarse a esta reglas que desconoce, pero que están ahí, porque en el Infierno lo único seguro es que lo conocido se transforma, en un solo instante y de manera radical. Al mismo tiempo, Jack se plantea si ese mundo es cómo lo perciben sus sentidos, si la vida después de la muerte es real o si cuanto sabe no es más que fruto de un poder superior y de un juego maquiavélico, en el que él no juega más que el papel una insignificante y minúscula pieza.

Mundo Infierno” es una novela de ciencia ficción que rebosa ideas, como ya he dicho. Sin embargo, el segundo tramo de la historia me resultó menos interesante, la aventura que lleva a los personas de A hasta B se hace una transición aburrida por momentos. Esto no nos da una visión más completa en el conocimiento del mundo, ni parece que sirva para la evolución del protagonista ni de sus acompañantes. A ello contribuye el insoportable personaje de Phyllis, la exnovia de Cull, que parece que solo está en la narración para molestar. Muy mal caracterizado este personaje femenino que solo aporta histeria y egoísmo, queda apuntado en el debe del autor.

Mundo Infierno, de Philip José Farmer: una novela que rebosa ideas

En cambio, la última parte consigue recuperar el nivel de las primeras páginas. Para mí el final grandioso y épico, logra remontar ese tramo medio más insulso, me hizo volver a creer en lo que me contaba el libro, cuando ya creía que no había posibilidad de recuperar mi atención. Si se tratara de una narración más extensa, pues seguro que esos defectos de los que hablo, lastrarían mucho más la impresión que me dejó la historia. Al tratarse de una novela corta no tengo tan en cuenta esos tropezones y en su conjunto resulta bastante disfrutable.

Para terminar, es probable que no se trate de la mejor obra dentro del haber de Farmer, que cuenta con una producción enorme, pero es curioso como juega con la idea del Infierno y de la vida después de la muerte. Parece como si fuera un ejercicio literario que el autor usó para luego desarrollar con más fundamento y longitud en sus novelas posteriores del “Mundo del Río”. Lectura más que recomendable aunque solo sea por esas páginas iniciales y el final.

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