Los jugadores de Titán, de Philip K. Dick: deliciosa ciencia ficción que lo cuestiona todoPhilip K. Dick fue un maldito maestro. Toda la ciencia ficción del siglo XX orbita alrededor de sus obras, que parecen casi infinitas y que de vez en cuando, cuando se reeditan, suponen un agasajo casi celestial para los aficionados al género y a la obra de este visionario.

Philip Kindred Dick murió físicamente en 1986, dejando tras de sí una extensísima obra que ha dado lugar a lo mejor (y lo peor) de la ciencia ficción del siglo XX y XXI en el cine y la televisión, pero que también ha creado una corriente con muchos seguidores. Sus obras más conocidas son “El hombre en el castillo” y “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, pero tanto sus relatos breves, recientemente publicados en su totalidad o libros como “Ubik”, “Tiempo de Marte”, “Fluyan mis lágrimas, dijo el policía” y otros muchos.

Sin embargo, esa genialidad también incorporaba una maldición. Se suele decir de Dick que estaba loco, y es altamente probable, puesto que las drogas alucinógenas y sus experiencias paranormales fueron una constante a lo largo de su vida. Pero eso no lo imposibilitó ni coartó su creación, sino que incorporó todo ello a sus relatos y a sus novelas, convirtiéndose en un autor de una originalidad que aún hoy llama la atención a los que empiezan desde cero con su obra.

Los jugadores de Titán” (Minotauro) es una novela corta y exquisita. La Tierra ha perdido la guerra contra los titanios y éstos se mezclan entre nosotros imponiéndonos normas y ejerciendo de policía de los pocos seres humanos que quedan en el planeta. Además, existe una epidemia de esterilidad que provoca que las relaciones sociales cambien por completo, existiendo dos clases, la de los vinculados y los que no lo son.

Los vinculados son la clase predominante, pero están obligados a jugarse sus propiedades en un juego de mesa, contra otros vinculados y con estrategias antimonopolio diseñadas por los vugs (babosas titanias). Pete Garden, un vinculado medio, acaba de perder en el juego Berkeley y también a su esposa a manos de Jerome Luckman, el Suertudo, que está creando un monopolio que ya incluye toda la Costa Este y amenaza la Oeste. Garden, humillado y ofendido porque Luckman compró la propiedad sin ganarla, diseña un plan para vencerle en el juego hasta que las cosas se complican, los recuerdos se pierden y entra en escena una fiesta lisérgica que confundirá a todos los participantes del grupo de juego Bello Zorro Azul.

No se trata de una novela muy larga, en la línea media de Dick, y se puede acabar tranquilamente en una tarde. Esta es una recomendación, puesto que tanto los avatares de Garden como el increíble mundo de las babosas titanias van a absorberte la mente hasta la última página.

Y es que Dick no tiene un libro malo o que no deje de sorprender. Los hay más o menos intensos, pero sin duda, esa capacidad para escribir todo lo que se le pasaba por la cabeza, cuanto más fantástico y absurdo mejor, combinada con un talento especial para contar historias, hacen que sea, para mí, uno de mis escritores favoritos, pero también uno de los más leídos e inmortales de la ciencia ficción.

Los jugadores de Titán, de Philip K. Dick: deliciosa ciencia ficción que lo cuestiona todo

Mientras Garden se encuentra sumido en un viaje lisérgico, con alucinaciones totalmente fuera de sí, Dick mete la puntilla al pensamiento y al lector. Porque no sólo habla de naves espaciales o babosas extrañas y mullidas, sino que realiza toda una crítica a la sociedad de la época, planteándose temas psicológicos como la pérdida de memoria y de identidad; temas sociales, como la infertilidad y la promiscuidad vista como algo positivo y necesario; el dominio exterior sobre la población americana o la Guerra Fría, en este caso con la China comunista de la época y sus capacidades nucleares.

La edición de Minotauro es correcta, mención especial al traductor Juan Pascual Martínez, que ha mantenido la esencia en todo momento, respetando los vocablos originales y el ritmo de la novela.

Los jugadores de Titán” es un libro para todos, tanto para llevárselo a la playa como para disfrutarlo en un salón con luz tenue mirando a las estrellas y pensando en la próxima invasión vug. Para casi todas las edades y todos los públicos, tanto sean seguidores de la ciencia ficción como no, porque Dick, a pesar de ser uno de sus mayores representantes, resulta divertido y educativo para todo tipo de público.

Una maravilla.

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Natalia Calvo Torel
Escribo, transcribo y traduzco cuando no estoy aspirando pelos de mis gatos, aunque de verdad soy arqueóloga medievalista y voluntaria como arqueóloga en la Asociación Para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). Trabajo en la Semana Negra de Gijón y os cuento mis historias en Fantasymundo desde 2005. A veces logro que la pila de libros pendientes baje un poco, aunque necesitaré una casa nueva en breve. ¡Aúpa ahí!

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