Portada El largo viaje a un pequeño planeta iracundo

Insólita Editorial trae a nuestro país esta novela de ciencia ficción que va más allá de las típicas aventuras en el espacio o planetas desconocidos, si bien cumple con los patrones clásicos de estas. El texto está excelentemente trabajado, por lo que es obligado mencionar a los profesionales que han trabajado en esta edición. La traducción ha corrido a cargo de Alexander Páez García, la corrección de estilo es obra de Antonio Rivas y la revisión de galeradas la firma Antonio Torrubia. En cualquier texto traducido desde su original esta labor es importantísima, pero aquí no sólo se ha contado con el hándicap de términos nuevos, técnicos o giros coloquiales, sino que Becky Chambers crea especies alienígenas que funden los géneros (masculino y femenino), los alternan en un mismo ser o bien entidades absolutamente neutras. Para ello, el traductor ha adaptado perfectamente a nuestro idioma los pronombres de la versión en inglés que nos permitan ampliar el abanico enunciativo.

Becky Chambers  es autora, además de la presente novela que nos ocupa, de «A Closed and Common Orbit». Sus novelas han sido nominadas al premio Hugo, al premio Arthur C. Clarke y al Bailey’s Women’s Prize for Fiction, entre muchos otros. Muy pronto, verá la luz el tercer título que cierra la serie de la Peregrina, «Record of a Spaceborn Few». Chambers, también escribe ensayos de no ficción y relatos, que se pueden leer aquí y allá en Internet. Además de escribir, Becky ha cultivado el arte, y creció en una familia muy implicada en la ciencia espacial. Cuando no escribe, pasa su tiempo con juegos, cuidando de las abejas y tropezándose por el bosque. Tras haber vivido en Escocia e Islandia, hoy en día reside en California. Debéis saber que autopublicó su primera novela, recurriendo a la solicitud de patronazgo en internet, ya que acabó su primer manuscrito estando en el paro. Quiso el destino que una editorial se fijara en la buena aceptación que estaba teniendo, de tal modo que Hodder & Stoughton editó en 2015 este título que ahora nos llega. La biografía de esta mujer pesa de manera determinante en sus historias. De sus padres aprendió a mirar las estrellas e  investigar que la tecnología que nos permitirá alcanzarlas. Haber vivido en distintos países, la ha enseñado a tratar culturas dispares y expandir su forma de  ver la vida desde más de un punto de vista. Por último, sus aficiones han incluido series tan míticas como Star Trek, lo cual, unido a su formación en Artes Escénicas, le han proporcionado una forma de escribir y tejer las historias muy particular que atrapa a sus lectores.

 

“Salid del vacío y entrad en nuestro hogar”, expresión exodana.

 

Vayamos con la historia. Rosemary Harper es una mujer de 23 años solares, procedente de Marte, que huye de su pasado. Ha invertido todo su dinero en ocultar quién es gracias a una nueva identidad grabada en su parche dérmico. Pertenece a la categoría de humanos que han nacido en un planeta tras la Diáspora que hizo huir a los terrestres de una Tierra moribunda. Gracias a su educación y conocimientos de otras razas, Rosemary se incorpora a un puesto de naturaleza administrativa que ha quedado vacante en la Peregrina. Esta nave espacial tuneladora construye agujeros de gusano para poder saltar gracias a la Teoría Transdimensional entre jaulas de un lugar a otro del espacio y no padecer así los efectos que un viaje subluz provocaría. La nave tiene al frente al capitán Ashby Santoso, un humano exodano que siempre ha vivido en el espacio. Es un buen hombre y actúa según lo que considera más correcto. Más adelante conoceremos a Pei, su bella novia aeluona. El responsable de que la nave no se quede sin energía es el desagradable Artis Corbin, el introvertido algólogo que cuida la materia prima con la que se mueve la Peregrina. Se añade a este elenco, la piloto Sissix, una mujer aandrisk cuyos detalles más íntimos, tanto de ella como de sus distintas familias, conoceréis a lo largo de la lectura. Os aseguro que se os erizarían las plumas si las tuvierais como ella. La tripulación cuenta con dos especialistas: Jenks, técnico de componentes, y Kizzy Shao, técnica mecánica. Otro personaje es el sapiente Doctor Chef, cocinero y médico, un grum de seis extremidades y sexo cambiante que se paseará por la nave presto a atender a aquel que lo necesite. No falta tampoco la IA presente en toda nave que se precie, Lovelace (Lovey) será un miembro más del grupo hasta extremos insospechados. Por último, Ohan, un par sianat, es/son el navegante, muy preciado dadas las habilidades y cognición que le proporciona el Susurrante.

Ya tenemos nave, una vieja y parcheada Peregrina que se hizo para durar y no para la comodidad de su tripulación. Esta incluye un hub de juegos para el ocio de los pasajeros, una Pecera que nos evoca grandes invernaderos de otros títulos de la CiFi, voxes repartidos por toda ella para que la comunicación sea posible, y lo más importante, un taladro interespacial bajo el casco con el que poder realizar sus tareas. En definitiva, un sinfín de estancias muy reconocibles para los habituales del género y en las cuales transcurrirá la vida a bordo. Tenemos, también, tripulación. ¿Qué nos falta, entonces? Una misión. Esta llegará bajo la supervisión de la Cámara de Transporte de la CG (Confederación Galáctica). De hecho, los capítulos se sucederán desde el Año 306 al 307 CG, tiempo durante el cual la nave viajará hasta el pequeño e iracundo planeta Hedra Ka; una vez allí, tendrá que unir el espacio de los toremi y la galaxia de la CG. Los toremi son unos espaciales generacionales como los exodanos, estructurados en clanes que suelen estar enfrentados. Muy dogmáticos y nada permisivos con quien piensa distinto a ellos, darán el tono bélico al texto.

Este es el hilo argumental de una narración que sigue el canon clásico de las historias del género. Un verdadero popurrí que salpicará todas las etapas que los protagonistas irán completando durante su viaje. No faltarán en él las más variadas razas y especies. Los piratas akaraks, los rosks y los xenófobos querin, con forma de centauros bogavante, entre otros.

Guiños permanentes, en ocasiones deliberadamente retro, que el aficionado irá degustando entre aventura y aventura. Es curioso el afán del capitán cuando sintoniza periódicamente El Hilo, el canal oficial de noticias de la Flota Éxodo, cual telediario que un turista busca en la televisión del hotel cuando está en un país lejano. También despierta simpatía el alborozo que genera la llegada de un dron correo a la nave con envíos para la tripulación. Observamos detalles tales como la noche artificial que simula la IA, la teoría del jardinero galáctico, el ambi como símil de dinero o riqueza, los escrib para comunicarse, el idioma klip,… Quiero decir con todo esto que la autora utiliza los aderezos que al lector le entusiasma encontrar para que el verdadero sabor que brille sea el que se apoya en los protagonistas, que irán desnudándose ante nosotros capa tras capa. Como en una road movie, las paradas se irán sucediendo entre lugares tales como el planeta Grillo, Puerto Coriol o la luna de Sissix, Hashkath; habrá visitas inesperadas, encuentros emotivos, confesiones en la intimidad, descubrimientos personales,…

 

Por lo tanto, os pregunto, ¿qué beneficio obtenemos en convertir a los humanos en uno de los nuestros? Si no son recursos, o conocimientos, o fuerza militar… ¿qué queda?

 

La ambientación de cada situación es concisa y sin apabullar, permitiendo que sobresalgan los diálogos, lo que de verdad nos aporta información; dan vida a la escena y te sumergen en la relación con los personajes. El punto fuerte de la narración es la descripción de la camaradería a bordo. La autora sabe producir reflexión, momentos curiosos, insólitos y graciosos por las diferencias culturales de las distintas especies. El texto acumula un worldbuilding bien trazado que abre el camino a las secuelas, pero sobretodo es una novela de emociones. Gente normal que intenta sobrevivir donde le ha tocado en suerte estar. Una bella metáfora sin las fronteras de los prejuicios que impiden llegar al interior de las personas. Apoyándose en una ficción, Becky Chambers ha podido dar rienda  suelta a su imaginación y no sólo nos entretiene con las peripecias de la tripulación de la Peregrina, sino que ensaya con múltiples puntos de vista para temas universales. Es curioso que lo que en nuestro día a día vemos como barreras infranqueables, en la novela las razas superiores las salten con facilidad. Quizá es que la tolerancia y el entendimiento estén reservados efectivamente a mente más elevadas.

 

Nadie tiene la capacidad intelectual para comprender cómo funciona la vida.

 

No estamos ante una space opera miliar con imperios destructores de toda vida conocida o aventuras agotadoras una tras otra. De hecho, la portada es más evocadora y onírica que una que fuera impactante y nos antipara adrenalina. No obstante, también tendrá sus momentos álgidos y clímax final. Los últimos capítulos son brillantes. Comprimen la esencia del libro, su alma, el que su autora le ha imprimido.

Podemos concluir que esta historia es el reflejo de otras muchas que existen en la realidad más allá del papel y las estrellas. Una personal novela para disfrutar con una taza de mek caliente o vuestra bebida favorita. No os defraudará.

No os perdáis el vídeo con la emisión de La Nave de LanarkMcKlaor; además de descubrir detalles de la génesis de esta novela, encontraréis una presentación de la propia autora, grabada en 2015 con motivo de la publicación de su novela en Hodder Books.

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Jaime Santamaría
Economista con alma de escritor. Amante de los viajes, tanto de los que requieren maletas como imaginación. Siempre con ganas de aprender.

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