El carterista 2, de Koike y KojimaPese a ser una serie de corta duración, «El carterista» cierra en este segundo volumen una historia redonda que la convierte en una de las pequeñas joyas de Kazuo Koike y Gôseki Kojima. Los ingredientes que la conforman: un camino de venganza de un hecho acaecido en la niñez por un personaje de moral dudosa pero que aplica en sus actos una rectitud y honor inusuales en un ladrón la convierten en una mezcla de elementos que nos resuenan, pero bajo un prisma muy original.

Continúan los capítulos organizados en golpes. El quinto, que inicia el tomo, nos sitúa en un relato de salteadoras en el propio camino Tôkaidô, la ruta que separa Kioto de Edo. Ankurô, que viaja de noche disfrazado de vendedor ambulante, pilla in fraganti a unas salteadoras preparando una trampa en una zona estrecha de la ruta. Por suerte, él no es su objetivo, sino un samurái llamado Mondo Ootani que porta y defiende con su vida una valiosa joya.

Pero no en vano el capítulo se llama «Lo que ocurre cuando Mondo Ootani desenvaina su espada». Y lo que ocurre desemboca en la sangrienta muerte de todo aquel que pretenda arrebatarle el diamante, salteadoras incluidas.

Para Ankurô, carterista profesional, robarle la piedra preciosa no sólo supone un desafío, sino que además las circunstancias le obligarán moralmente a través del último deseo de la moribunda jefa de las salteadoras.

El carterista 2, de Koike y Kojima

Comenzará un juego entre ambos personajes en donde Ankurô robará la piedra de mil ocurrentes formas, ninguna de ellas a través de la fuerza, y Mondo la recuperará otras mil auspiciado por su astucia. No son enemigos, solo adversarios por un casual motivo, por lo que al final se respetan, admiran y se entienden en una extraña camaradería, en donde Ankurô comprenderá los motivos por los que el samurái defiende el diamante y que van mucho más allá de su valor monetario.

Incapaz de faltar a su promesa a la difunta ladrona, pero conmovido por la historia de Mondo, nuestro protagonista buscará la manera de robar y entregar el diamante a la líder de los carteristas sin que por ello al final Mondo se quede sin él en una enésima pirueta gordiana.

El carterista 2, de Koike y KojimaTras esta magistral historia, el camino de Ankurô se encarrila de nuevo sobre su venganza en el sexto golpe Por si tuviéramos alguna duda, la lista de personas de las que vengarse, con algunas tachaduras, vuelve a aparecer en viñeta. Y, por supuesto, uno de los nombres es el de Kichi el mojacamas. Para acercarse lo más posible, Ankurô se hará pasar por un pordiosero que no tiene nada que perder y que trabajará para ese jefe de carteristas por lo que sea. Una vez dentro, se las arreglará para interponerse entre él y su esposa, hasta el punto de arruinarle y hacerle delatarse en sus robos, y una vez caído, enfrentarse a él.

El séptimo golpe supone un interludio antes de los dos capítulos finales de la venganza de Ankurô. Un capítulo de pocas páginas y menos texto, pero con una alta carga emocional propia del cine del Kurosawa más inspirado. «Por el descanso de un alma» (que es también el título de la historia) Ankurô actuará regalándole un último acto bondadoso a una ladrona camino de la ejecución con orgullo y serio semblante, bajo el agravio y la burla del pueblo. El regalo de una lágrima, de vivir una emoción, sin que nadie la observe.  Nuestro protagonista se desenmascara y se convierte en redimido y redentor antes de desatar la tormenta final de su venganza.

Bankaku el ciego será la próxima víctima de Ankurô. Metamorfoseado en masajista, se vale de su excelente olfato para poder robar sin necesidad de ver.  No son pocos los ciegos que se hacen pasar por masajista anma (una profesión que tradicionalmente han desempeñado ciegos en Japón, así no veían la desnudez del cliente): desde el famoso samurái ciego Zatôichi o su versión en forma de cerdo antropomorfo de «Usagi Yojimbo» llamado Zato-Ino, pasando por otros como Yaizi del novelista Tanizaki, Ichi del mangaka Shotaro Ichinomori y otras muchas versiones y reminiscencias del manga y el anime. Sin duda es interesante enfrentar este arquetipo que pese a ser ciego se desenvuelve a la perfección con otro oxímoron andante como es Ankurô. Un final en donde la violencia se retira ante la astucia de ambos contrincantes.

El carterista 2, de Koike y Kojima

Quedan tres para vengarse y un solo capítulo para finalizar la historia de «El carterista«. Quizás los planes o el éxito editorial provocaran la rapidez en terminar un relato que podría haberse alargado mucho más, o quizás los autores no quisieran repetirse y terminar de una vez por todas, pero, aun así, este enfrentamiento final de tres contra uno sienta como un guante a esta venganza. «En una mañana nevada», Ankurô se valdrá de sus dotes para completar su anhelo vengativo, haciéndose pasar por rasurador de mujeres, colándose en las vidas de sus tres víctimas y timándolos con curiosas historias y una personalidad magnética, para luego dividirlos, engatusarlos y colocarlos justo donde quiere. Como siempre, Ankurô no pretende simplemente asesinarlos, sino hacerles saber por qué van a morir.

Las historias de este volumen superan la media de calidad de Kazuo Koike, quien parece sentirse cómodo con este personaje tan interesante. Turnarse entre la rectitud y la picardía, resolver los conflictos de forma inusual como si fueran nudos gordianos, enlazar momentos emocionantes, humorísticos o dramáticos… ninguna de las historias se parece a las demás y rezuman originalidad. Ni siquiera en la historia de Lady Snowblood, la obra que más pudiera parecerse, es tan sutil. Las dos historias que nada tienen que ver con la venganza son curiosamente las más atractivas por mostrar la personalidad del protagonista, y aunque parezca apresurarse hacia el final, los relatos relacionados directamente con la vendetta mantienen su atractivo, mostrando adversarios peculiares y situaciones totalmente distintas en las que Ankurô se desenvuelve.

El carterista 2, de Koike y Kojima

Aunque no sea un manga de grandes batallas, Gôseki Kojima se recrea en los diferentes paisajes de la ruta Tôkaidô: caminos, bosques, puentes, ciudades, cementerios… y en los inusuales duelos y trucos que realiza Ankurô (amén de las escenas sexuales, que nunca faltan en una obra del Dúo Dorado). Sin perderse en piruetas gráficas, el dinámico y expresionista dibujo del maestro se apoya en la narrativa para emocionar y enganchar al lector.

En definitiva, una pequeña joya del Dúo Dorado en donde se combinan los ingredientes usuales de los autores con la originalidad y que, en su corta duración, se despoja de los defectos y va al grano destacando las virtudes de una historia de venganza atípica.

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M. G. Villarrubia
Arquitecto enamorado del cómic, la literatura, la música rock y el arte en general. Además de ser organizador del Festival Manga de Cádiz, investiga y realiza conferencias sobre japonología.

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