Con el paso de los años, todos los seguidores de las obras de Omega Force nos hemos acostumbrado a que sus títulos sigan un patrón predefinido que va ampliándose o modificándose muy levemente con cada nueva entrega. Sin embargo, pese a esos pequeños cambios, la base jugable siempre se ha mantenido intacta. Hasta ahora.

Dynasty Warriors 9 es la entrega más innovadora de la franquicia desde hace años y, es que, para empezar, ha dejado a un lado los escenarios cerrados para ofrecernos un mundo abierto que podremos explorar con total libertad, lo que supone un gran cambio para muchas de las mecánicas clásicas de la saga. Veámoslo con detenimiento.

Todo aquel que no se haya aventurado nunca en un juego de la saga debe saber que estamos ante un musou, un hack’n’slash en el que combatimos contra miles de enemigos mientras aplicamos un poquito de estrategia para conseguir los objetivos y vencer a todos los oficiales de alto rango que nos salgan al paso. No es un título en el que haya que pensar mucho, los musou son más destrozamandos que otra cosa, pero también es cierto que, si vamos eliminando monigotes como pollo sin cabeza por los diferentes paisajes orientales, las veces que fracasemos en la misión será por no hacer caso a lo que nos pedían o haber dejado desprotegido a un personaje importante. El contexto para tanto festival de batalla se centra en eventos históricos reales y muy importantes, además. En el caso de la saga Dynasty Warriors se nos lleva a la época relatada en el Romance de los Tres Reinos, de finales de la dinastía china Han en adelante y, en esta entrega, el conflicto se centra en la Rebelión de los Turbantes amarillos.

Si algo tiene esta saga es la profusión de personajes históricos, castillos y parajes, clanes y conceptos absolutamente abrumadores la primera vez que jugamos a uno de sus títulos. Además, como estos personajes van cayendo como moscas y los van sustituyendo otros nuevos, no lo ponen nada fácil para seguir la línea argumental. Es por ello que, si estáis pensando en empezar en esto de los musou y os interesa el tema histórico, os recomendamos encarecidamente que comencéis por este Dynasty Warriors 9, ya que si bien cuenta una vez más la misma historia desde otro punto de vista, lo hace por primera vez con subtítulos en castellano, algo que facilitará mucho las cosas a todos aquellos jugadores que no dominen el inglés.

Para ayudar a los no iniciados en los acontecimientos de la época, en todos los diálogos los nombres de personas, lugares o batallas aparecen subrayados. Si pulsamos el botón de glosario, nos saldrá una ventana emergente con información sobre ese término en concreto. Si miramos los datos de un oficial veremos un resumen completo de su vida que puede llegar a desvelar hasta dónde y cómo muere.

Pero, si nos centramos en la jugabilidad del título, el principal cambio es el que comentábamos al principio: su mundo abierto. Ahora tendremos disponible un gran mapa dividido en zonas que podremos explorar con total libertad en cualquier momento y, aunque tendremos que ir completando misiones principales para avanzar en la historia, tendremos la opción de detenernos todo el tiempo que creamos necesario para interactuar con el entorno.

Como ya ocurría en entregas anteriores, tendremos la posibilidad de aceptar todo tipo de misiones secundarias hablando con los lugareños de los distintos pueblos y aldeas que se encuentran dispersos por la región de China. Si aceptamos y cumplimos esas misiones, conseguiremos recursos, objetos y armas para nuestro ejercito y, además, debilitaremos a las fuerzas enemigas haciendo más sencillo superar las grandes batallas de las misiones principales.

La llegada de este mundo abierto también ha supuesto la implementación de un ciclo día/noche con todo lo que eso supone a nivel de crear estrategias, emboscadas o crear momentos de sigilo en los que podremos pasar desapercibidos para acabar con un general enemigo sin que nos detecten.

Al contar con un mapa mucho más grande, Omega Force ha optado por incluir las clásicas atalayas que podremos conquistar para ir despejando zonas de mapa donde podremos guiar a nuestro ejército para ir expulsando a las fuerzas enemigas en un tira y afloja en el que tendremos que medir muy bien dónde luchar para ganar un territorio sin que puedan quitarnos otro mientras tanto.

Seguro que ahora muchos os estaréis asustando pensando que nos han robado el hack’n’slash y nos han dejado un RPG de mundo abierto en su lugar. No es el caso, pero digamos que en vez de tener un 90% batalla y 10% diálogo, ahora tenemos un 60% batalla, 15% diálogo y 25% exploración y campamento.

Una vez en faena, contamos con unos 80 personajes diferentes controlables, aunque, como siempre, no todos estarán disponibles desde el principio. Cada uno de nuestros personajes tiene un arma dispar que podremos utilizar para realizar combos de cientos o incluso miles de golpes contra hordas de enemigos idénticos, que normalmente suponen un riesgo mínimo, y una serie de oficiales que son peligrosos cuando se unen en grupo. Tendremos ataques normales y fuertes, especiales musou, ataques de furia, habilidades especiales y ataques en pareja cuando los dos personajes a los que podremos controlar en una misma batalla se encuentran juntos. Además, esta entrega incluye nuevos ataques como los Reactive Attacks que producen un efecto u otro en función de la situación. Así, si pulsamos el botón en el momento correcto, podremos romper la defensa de un rival, contraatacar, esquivarlo, etc. También se han incluido nuevos ataques especiales y movimientos que paralizan y desorientan al rival.

La jugabilidad es correcta y directa, como en todos los musou. Lo único que debería mejorarse a estas alturas es la cámara, que a veces no termina de ubicarse correctamente en las batallas con oficiales. También lo molesto que resulta que un golpe te pare en seco, dejándote indefenso ante otro ataque y así hasta que alguno te lance lejos. Por lo demás, es fluido y divertido de jugar, aunque como siempre, tiende a hacerse repetitivo y cansado si no somos fans del sistema de juego.

Gráficamente estamos ante un nuevo motor gráfico, pero la llegada del mundo abierto ha pasado factura. Aunque los gráficos han mejorado, sigue con sus mismos vicios y mientras que en algunos temas luce a una gran calidad, en otras parece que estamos ante un juego de hace cinco años. Sobre todo, en lo anacrónicos que son los movimientos de los caballos y los soldados. Además, la tasa de fps es algo inestable y en algunos momentos llega a afectar seriamente a la experiencia de juego.

Los personajes están bien detallados y lucen con calidad. Se nota sobre todo en los efectos de brillo y textiles en la ropa y las expresiones de sus caras. Sin embargo, las animaciones y el pelo son dos puntos a mejorar, no llega a la calidad deseada aún.
La banda sonora es de las mejores de un Warriors, con gran variedad de instrumentos y estilos musicales, pero siempre recordándonos dónde estamos. Los diálogos, como decíamos al principio de este análisis, llegan por primera vez subtitulados al castellano, algo muy de agradecer ya que facilita muchísimo las cosas a la hora de seguir la acción.

Conclusión

Pese a sus problemas y errores, Dynasty Warriors 9 es una entrega muy interesante que hace todo lo posible por renovarse e incluir nuevas mecánicas para no quedarse anclada en el pasado. Es cierto que los problemas gráficos pueden pasarle factura, pero sus nuevas mecánicas jugables y su mundo abierto lo convierten en una propuesta muy interesante.
Mención especial una vez más a su doblaje al castellano. Esperemos que futuras entregas también puedan llegar traducidas a nuestro idioma.

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Luis Collado
Director de la sección de videojuegos. Economista especializado en marketing. Hablo de videojuegos, cine y libros siempre que puedo.

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